Entre los grandes dueños de la tierra, crece el rechazo a la iniciativa del ministro de Economía, Martín Guzmán, de impulsar un proyecto de impuesto “a la renta inesperada”. Desde Juntos por el Cambio se subieron al “tractorazo” de la abundancia, y participan de la movilización Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, entre otros referentes del PRO. Bullrich dijo desde la protesta que el campo “se cansó de trabajar para el Estado”.
La realidad es que el sector viene haciendo ganancias millonarias bajo este gobierno. Con la guerra desatada en Ucrania, se calcula que solo en el mes de marzo, tuvieron una ganancia extraordinaria del 25%. Otros datos estimaron que, en la primera semana posterior al recrudecimiento del conflicto bélico, el campo ganó más de 2000 millones de dólares extra por el efecto sobre los precios internacionales.
En un país con casi 40% de pobreza y una inflación que pulveriza el poder adquisitivo de la clase trabajadora y sectores populares, siguen ganando los mismos de siempre. Desde el propio gobierno, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, salió a defender al campo: insistió en aclarar que “el campo está afuera de la renta inesperada”. Domínguez, casi como un vocero de las patronales del campo, llegó a decir que “El productor argentino no captó la renta inesperada porque vendió su producción a precio preguerra” en diálogo con BaeNegocios.
Sus ganancias dicen otra cosa. Y no solo ahora con la guerra. Al cierre del 2021 el campo tuvo un récord absoluto en la liquidación de divisas: u$s32.808 millones, un 62% más que el año anterior y con la cifra más alta desde el comienzo de este siglo. Aún con estas cifras, el Frente de Todos sigue promoviendo el Proyecto Agroindustrial (que ya presentaron), con una serie de beneficios impositivos al sector: para inversiones en construcciones; devolución de IVA en inversiones en tres cuotas, entre otros.
La diputada Myriam Bregman del Frente de Izquierda salió al cruce del ex presidente de la Sociedad Rural y ex ministro macrista "Etchevehere habla de "la rebelión de los mansos" siendo dirigente de una entidad que apoyó dos genocidios en la historia nacional, el de los pueblos originarios y el instaurado en 1976". Y también del actual ministro de Agricultura del Frente de Todos: "Ya podemos afirmar que la designación de Julián Domínguez al único que le dio "volumen político" es al agronegocio, ¿no?".
Los organizadores de la movilización con tractores indicaron que comenzó en tres puntos: Ruta 9 y 193; Ruta 8 y 195; y Ruta 7 y Ruta 5. Cerca del mediodía confluyeron al ingresar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y están marchando hacia la Plaza de Mayo.
Mientras tanto a los que menos tienen y reclaman por derechos mínimos como trabajo digno o el derecho a la vivienda son criminalizados o reprimidos. Desde ministros del propio Frente de Todos, pasando por Juntos por el Cambio y los liberales, hacen campaña contra el derecho a la protesta de las organizaciones de desocupados y movimientos sociales. Al “tractorazo” le ponen la alfombra roja: desde el gobierno de la Ciudad, Juntos por el Cambio habilitó formalmente la protesta. Y el Ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, acató sin chistar y sin ningún operativo policial como los que siempre envía contra los trabajadores y sectores populares. Una “doble vara de clase” como denunció Nicolás del Caño, diputado del Frente de Izquierda, de ambos lados de la "grieta".
El “tractorazo” busca marcar la cancha, como preventivo contra cualquier medida que pueda afectar sus millonarias ganancias. Aunque hasta la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, aseguró que no existe ningún proyecto para la suba de retenciones a la soja, al maíz y al trigo.
El gobierno de Alberto Fernández ya evalúa que los bonos anunciados hace unos días, no se financien con ningún impuesto a "la renta inesperada". Sino que se financien con el aumento de la recaudación del Estado por la inflación. O sea, con los propios padecimientos de las mayorías que son castigados con la inflación, y que no se toquen las ganancias de una minoría.
En un país ordenado por el ajuste del acuerdo con el FMI y 17 millones de personas en la pobreza, los grandes dueños de la tierra siguen ganando a costa de las mayorías trabajadoras.
|