Ante su creciente desprestigio y corrupción, una interminable crisis interna, la pérdida de su rol como mediación de centroizquierda ante miles, y el riesgo de sufrir una gran debacle en el 2018 mayor que la sufrida en de las elecciones de junio pasado (y ante una eventual etapa de vaciamiento del progresivo), el PRD convocó a platicar a Andrés Manuel López Obrador -dirigente del Morena y que tacha de corrupta y vendida a esa dirección- y Cuauhtémoc Cárdenas, fundador de ese partido y al que renunció en noviembre de 2104, sobre alianzas electorales.
Esto, después de menospreciar la salida de Cárdenas del sol azteca y de minimizar la fuerza de Morena que le arrebató seis delegaciones en el DF en las pasadas elecciones; eso sí, cuidan las formas y en la comisión designada para hablar con estos dirigentes no incluyen a los “chuchos,” máxima expresión de la corrupción y del colaboracionismo perredista con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN).
El régimen político está en medio de un desgaste (que significó la profundización de la degradación de la democracia burguesa y los planes de explotación y entrega al imperialismo en las últimas décadas), existe una crisis de legitimidad de las instituciones, una derecha conservadora desgastada; un PRI en el gobierno donde el 72% de la población no confía en Peña Nieto (Reforma, 4-ago-15); un Partido del Trabajo (de origen maoísta) a punto de perder su registro.
El país está marcado por la inseguridad y el aumento de la pobreza y en el que las instituciones electorales muestran su subordinación al PRI y le permiten al partido aliado del tricolor (el Partido Verde Ecologista de México) que viola impunemente la ley electoral, el Morena puede emerger como la opción para millones de ciudadanos y es considerado como un adversario peligroso en las elecciones presidenciales del 2018.
Pero aunque el programa de AMLO de humanización del capitalismo (basado en “la resistencia civil y pacífica”) no resuelve los grandes problemas estructurales del país, su oposición a los demás partidos del régimen, puede polarizar aún más la situación política nacional. Incluso, a su izquierda pueden surgir sectores más radicalizados y tendencias a la independencia política.
En medio de una gran crisis de legitimidad, en donde las mediaciones están, desgastadas, el probable surgimiento de sectores más a izquierda, cuestionarían directamente al régimen político dominante y sus instituciones (entre ellas los sindicatos, que sin ser oficialistas –como la Unión Nacional de Trabajadores se derechizan y dejan pasar los planes neoliberales) radicalizando el panorama político nacional que está calentando las medidas contra los trabajadores como el ataque a magisterio, a la salud, a la energía eléctrica, PEMEX, etc.
2018 y las limitaciones de la centroizquierda
Para muchos, puede sonarles utópica la idea del PRD de proponerle al Morena y al MC y llegar juntos a las presidenciales del 2018. Pero este es el reconocimiento del PRD de su incapacidad para evitar su derrumbe y, al mismo tiempo, de la real fuerza del Morena (que todas las fracciones internas perredistas reconocen), y de su potencial como la principal fuerza de centroizquierda que puede hacer una buena elección para Presidente.
Sin embargo, pese al avance del Morena y del fortalecimiento de la figura de López Obrador como líder popular (de masas), es muy remoto que pueda derrotar al PRI, al Partido Verde y al PANAL que irían en alianza en esos comicios; esto, más allá del probable fraude que le impusieran.
Es una propuesta de alianza basada en las limitaciones objetivas de cada una de estas fuerzas de centroizquierda (partidos patronales por su programa y rol en el sistema capitalista) para superar a los partidos tradicionales de la burguesía mexicana y el imperialismo estadounidense. Pero también muestran la preocupación de evitar que, en un contexto de crisis política y de corrimiento a la derecha de la situación nacional, y con un desprestigio de las mediaciones, el descontento aliente el surgimiento de tendencias a la izquierda de estos partidos y a la movilización independiente.
La situación política puede girar a izquierda. En el marco de un gobierno debilitado que no tiene margen para contar con el apoyo de sectores populares (por más que Rosario Robles recorra el país con programas que compran votos) y con una economía a la baja (acompañada de una importante depreciación del peso), luego de que el banco de México está pensando ya subir la tasa de interés, encareciendo el crédito para las empresas nacionales. Es un tiempo en el que existe una ausencia de partidos políticos fuertes que desvíen un probable ascenso de masas. Quedan tres años en los que puede pasar de todo.
Un pragmatismo de lo posible
En el fondo, lo que está cuestionado es la propuesta política nacida en el 2000, que fue la válvula de escape para el régimen en crisis que fue el priato, que prometía democracia y mejores condiciones de vida. Sin embargo, lo que vivimos desde entonces fue una “democracia bárbara”, asesina, que militarizó al país con su secuela de muertos y desaparecidos; que repitió los fraudes del pasado; que golpeó fuertemente a los sindicatos liquidando las conquistas de los trabajadores; que entregó la industria estratégica al capital extranjero.
De este desastre se hicieron parte los partidos de la “alternancia”, incluido en PRD y fue pieza clave como la “pata izquierda” de este régimen autoritario y hambreador. Consciente de esto, el PRD se propone recomponerse aportando al Morena y MC su capital político (todavía mantiene gubernaturas, alcaldías, senadores, diputados, delegaciones políticas, importantes recueros económicos y una gran estructura electoral a nivel nacional) para hacer atractiva su oferta.
Hasta ahora López Obrador y Martí Bartres ningunean al PRD, se desmarcan abiertamente de los que formaron el Pacto por México. Pero es una propuesta para pensarla razonablemente. Tal vez una mayor resistencia produzca más concesiones por el PRD. El pragmatismo de AMLO ya lo llevo antes a apoyar a gente como Gabino Cui, a negociar con empresarios, con la iglesia. Quien sabe… |