Presencialidad y despues...
Con la finalización de la educación virtual que se implementó en el contexto de la pandemia Covid-19 y vuelta a la presencialidad, los docentes están siendo testigo y parte al mismo tiempo de hechos que a diario se suscitan en las instituciones escolares donde el denominador común que los atraviesa guarda relación con "lo social".
Siempre se ha dicho que la escuela reproduce la estructura social de clases y la cultura dominante, entonces no se puede suponer que la gran crisis social que la pandemia agudizó quedaría al margen de esta afirmación, sobre el carácter reproductivista de la escuela.
Los ejemplos para graficar lo que actualmente está pasando son muchos: situaciones de abuso (que los estudiantes se animan a verbalizar en los espacios que se generan a través de la ESI), consumo problemático de sustancias, noviazgos violentos, embarazos no planificados, abandono escolar para ir a trabajar y así ayudar a los padres, situaciones de salud mental, depresión y casos de suicidios de jóvenes que asisten a las escuelas.
Asimismo, es cada vez más recurrente la pelea entre estudiantes y compañeros a la salida de los colegios, por causas que trasladan desde los barrios al ámbito escolar. Hechos que también implican un riesgo físico y que muestran la vulnerabilidad de pibes que no pueden recurrir a la palabra como herramienta mediadora para abordar el conflicto sino que atravesados por cuestiones de crisis familiar, económicas, sociales o psicológicas se exponen a correr riesgos, muchas veces con la indiferencia de los adultos.
Si bien los hechos antes mencionados ocurrieron siempre (en las escuelas de los barrios del Conurbano y de todo el país), actualmente han ido en aumento los episodios y problemáticas que tienen como base una crisis social de la cual las familias y el pueblo trabajador están siendo víctimas.
En la PBA para dar respuesta e intervención a estos hechos la DGCYE creó más de 3.000 cargos en los Equipo de Orientación Escolar, que claramente se necesitan para un abordaje profesional sobre la complejidad de lo que se está viviendo. Pero que resultan insuficiente, si se parte de cifras que muestran el nivel de vulnerabilidad social
de los estudiantes y sus familias, donde el 60% de los niños y jóvenes son pobres. Mención aparte, es la comida que se brinda en los comedores y la mercadería de las cajas de alimentos. Donde no se contempla la calidad nutricional de lo que los estudiantes y sus familias deben consumir y tampoco la cantidad, ya que lo que se otorga a cada familia alcanza solo para unos pocos días y las cajas de alimentos (que cada vez son más pequeñas) son mensuales
En este contexto tan hostil y adverso, es donde los docentes, las familias, auxiliares y toda la comunidad tiene que forjar lazos de solidaridad, unión, organización y no esperar más que migajas de quienes dicen acompañar al pueblo trabajador, pero gobiernan a favor de sectores que les importa muy poco el sufrimiento y carencias de los trabajadores, los desocupados, los jóvenes, las mujeres y los adultos mayores.
Además, la magnitud de esta crisis no sería tal sin la complicidad de las conducciones sindicales, por eso es importante la participación en los sindicatos para poder recuperarlos y que sean una verdadera herramienta democrática de lucha.
El 11 de mayo los trabajadores de la educación tienen la posibilidad de sacar a Baradel, en las elecciones provinciales del Suteba, votando a la lista Multicolor.
Como se puede apreciar en los medios de comunicación, hoy la prioridad del Gobierno y la oposición es cumplir con el pago de una deuda totalmente ilegítima a expensas de imponer condiciones de vida paupérrima para la gran mayoría de las personas y sin futuro para los jóvenes.
Por todo lo planteado, no hay que resignarse.
Para una vida que merezca ser vivida y terminar con tanta crisis e injusticia, hay que unirse, participar, organizarse y luchar.
Es posible. |