María Belén, la joven que aprobó la entrevista laboral en una concesionaria de autos, tenía la confirmación de que el puesto como secretaria administrativa era suyo. Comenzaría a trabajar este jueves 12 de mayo. Le prometieron un buen sueldo, estabilidad laboral y una empresa en la que podría desarrollarse. Un día antes de su ingreso recibe un mensaje de WhatsApp: "María, hola. Disculpame, pero te seré honesto. Vi tu estado ’Ni una menos’, sos pañuelo verde e ibas a venir a un ambiente muy machista". Continúa con una afirmación de reivindicación al machismo: "Ahí los muchachos hacen chistes que ustedes toman muy susceptiblemente todo para el carajo. Si dicen y decimos ’Buen día señorita’, ustedes creen y piensan ’Me quiere culear’. Si decimos ’¿En qué la puedo ayudar?’. Ustedes piensan: ’Este es un abusador’".
En el mensaje, el dueño de la concesionaria insiste en cuestionar la lucha de las mujeres que se identifican con el pañuelo verde. "Entonces prefiero buscar otro estilo de mujer, lo que sería para ustedes una oprimida del patriarcado. Perdoná pero sé evitarán futuros conflictos y hacerte pasar futuros disgustos por estos chicos que tengo, que seguramente los sientas como opresores machistas. Gracias".
La impunidad con la que escribe y envía el mensaje el dueño de la concesionaria, que es abogado laboralista y tiene un estudio jurídico, es propio de un misógino dispuesto a defender el derecho de los hombres a hacer chistes despectivos contra las mujeres. Que está dispuesto a defender hasta el último resquicio de la cultura patriarcal y denigrante. |