Tal es el caso de la Dirección General de Contaduría en la cual mediante mensajes de WhatsApp desde la dirección se impartió para todo el personal la modalidad de trabajo virtual a raíz de la marcha federal. Dicha medida que fue comunicada por los jefes de los diversos sectores. El motivo de la decisión: “Por una cuestión de seguridad”. “Para cuidarnos”.
¿Seguridad? ¿Cuidarnos de qué o de quiénes? Fue la primera pregunta que salió de boca de varios trabajadores y recorrió los pasillos de la repartición.
Así como presionan para una vuelta irrestricta a la prespecialidad y amenazan con quitarnos derechos si no cumplimos, ahora se preocupan por nuestra “seguridad”.
La intención es clara. La construcción de un “sentido común” en el cual se pretende poner a los desocupados y pobres de un lado y el resto de la clase trabajadora del otro, estigmatizando así el derecho a la protesta, tildándolos de “vagos y planeros”.
Con más de 20 puntos de perdida en el poder adquisitivo y en muchos casos sueldos que quedan debajo de la canasta básica, los empleados municipales sufren en carne propia el reclamo que ayer expresado en la marcha federal. Somos muchos y muchas las que tenemos más de un laburo, una changa extra, para llegar a fin de mes.
En el caso particular de Contaduría, aun contando con un plus denominado “fondo estimulo”, que da un pequeño aire a aquellos trabajadores de mayor antigüedad, no así al resto cuyos sueldos no se alejan mucho de la línea de pobreza, ni hablar de los que están contratados.
Así que ¿de quién hay que cuidarse? ¿quiénes son nuestros aliados y quienes nuestros enemigos?
Una familia de cuatro miembros en Ciudad de Buenos Aires necesitó en abril por lo menos $52.169,48 para no estar en condiciones de indigencia, $95.268,16 para no revestir en la pobreza y $147.135,81 para ser considerada de clase media. Los nuevos datos dados a conocer ayer por el INDEC muestran 6 puntos de inflación contra los 6,7 del mes anterior baja que no modifica sustancialmente lo necesario para poder vivir.
Por la unidad de ocupados y desocupados. Pase a planta y recomposición salarial.
El discurso de realizar enteramente la jornada de forma virtual con la intención de “cuidarnos” desborda desprecio y odio hacia los que menos tienen, ningún compañero ni compañera debería dejar pasar por alto el carácter anti trabajador o anti popular de las autoridades.
El PRO que gestiona hace 14 años la ciudad y fue el encargado de corroer sueldos y ajustar los presupuestos de educación y salud en todos estos años. Sostiene salarios de miseria de docentxs, médicxs, enfermerxs y diversos sectores operativos y administrativos en los cuales varios trabajadores son precarizados.
Sin ir más lejos, el gobierno de Larreta ayer reprimió a los docentes que pararon contra la reforma del estatuto y en defensa de la educación pública, despide trabajadores y trabajadoras de la Dirección de Adicciones y despide a trabajadores de niñez como en el Hogar Curapaligüe.
En este contexto, donde el gobierno de Alberto Fernández ajusta a los y las trabajadores y el pueblo pobre para cumplir con el acuerdo del FMI, votado por peronistas y cambiemitas, con una inflación galopante que licua las partidas presupuestarias y los ingresos populares, nadie se salva solo. La división entre trabajadores ocupados y desocupados es alentada por los gobiernos, aprovechada por los empresarios y consolidada por las burocracias sindicales enquistadas hace años en nuestras reparticiones y en todos los sindicatos. Luchamos por los mismos intereses. Tenemos los mismos enemigos.
Por su lado, la junta interna de ATE Contaduría (lista Verde) expresó su repudio a este tipo discurso mediante un comunicado interno dirigido a los compañeros en el cual manifestó “no solo nos sentimos parte del reclamo y nos solidarizamos con lxs compañerxs que se expresan en ese sentido en cualquier punto de nuestro país, sino que además “La más violenta y directa inseguridad” que sentimos y padecemos es la que nos impone el Gobierno de la Ciudad con la precarización y fraude laboral a través del monotributo y con los insuficientes salarios que venimos cobrando desde hace al menos 6 años”.
Si bien compartimos parte del pronunciamiento, aportaría que sea habitual que la Junta Interna convoque a asambleas y reuniones de todos los y las trabajadoras, para confluir en la calle con los movimientos desocupados fortaleciendo los reclamos contra el hambre y la pobreza y a la vez robusteciendo nuestra propia organización, para repeler las apretadas y la ideología patronal, acumulando fuerzas para dejar de ser la variable de ajuste de todos los gobiernos. La realización de asambleas en los lugares de trabajo es recuperar un método histórico de debate y organización de nuestras fuerzas, la democracia sindical y el intercambio de ideas que hacen avanzar la conciencia de los y las trabajadores. Los salarios de miseria, el fraude laboral y la precarización son condiciones de trabajo y de vida que atraviesan a las y los empleados del GCBA y a la clase trabajadora de conjunto, ocupados y desocupados, efectivos y contratados. Tomar la iniciativa desde las bases mostrando la unidad de los compañeros/as en momentos como este, es una acción de carácter preponderante. |