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La Izquierda Diario
30 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Catalunya
La huelga educativa que pone en jaque al conseller de educación Cambray
Verónica Landa | Barcelona | @lierolaliero

Este martes semana los sindicatos de educación inician nuevas jornadas de paros parciales y huelga contra los recortes y por los derechos de todo el personal educativo. Extender y coordinar las asambleas es clave para sostener y fortalecer la lucha.

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Este sistema económico en el que vivimos tiene muchísimas cosas para poder analizar, pero destacaremos dos. Primero, su instinto de supervivencia para mantenerse con vida, que lleva a recortar de donde sea y para el mantenimiento de los beneficios de una minoría al coste que sea. El segundo, es como impone una ideología neoliberal, individualista, vendiéndonos que el sistema capitalista es el único en el que podemos vivir y que nos atomiza como trabajadores y trabajadoras.

Por eso, el proceso de autoorganización y lucha que se está dando al sector de la enseñanza en Catalunya es muy interesante.

La educación pública, así como la sanidad y el resto de servicios públicos, lleva años sufriendo recortes, afectando a miles de trabajadores y trabajadoras que han sido despedidos o precarizados todavía más, así como a la calidad de estos servicios. La educación, no se ha quedado atrás en este sentido.

Estos últimos meses hemos visto como el personal docente de la no universitaria, salía a las calles contra la Ley Iceta. Una ley que el gobierno ha querido vender como la gran medida de estabilización del personal interino, pero que, al menos en enseñanza, no es más que un parche en un barco al que no dejen de salirle agujeros, y que ha enfrentado al personal interino con personal sustituto o docentes que se incorporen por primera vez a la docencia. Esta ley, ya se ha demostrado que no cumple con lo que prometieron al personal interino por la insuficiencia de plazas y por el tipo de procesos de estabilización.

Y por si fuera poco, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) obliga al conseller Cambray a aplicar la sentencia que obliga las escuelas e institutos catalanes a impartir un 25% de las clases en castellano. Un brutal ataque a la inmersión lingüística que es parte de la persecución continua de la Judicatura del Estado español contra el pueblo catalán.

A estos conflictos -que todavía no están cerrados- se añade otro -que tampoco se ha cerrado del todo nunca- por la defensa de la educación pública, en contra de los recortes y por los derechos de todo el personal educativo, docente y no docente. En marzo se vivieron unas jornadas históricas con cinco días de huelga que convocaba al personal docente a movilizarse contra los nuevos ataques que anunció el conseller Cambray.

Pero también fue histórica por otros dos motivos. Por un lado, fue una convocatoria unitaria de todos los sindicatos que tienen representación en enseñanza, dejando de lado las siglas sindicales y planteando una lucha común, uniendo a todo el personal docente, suponiendo un ejemplo de como unificar las filas de las trabajadoras y trabajadores para plantear un embate coordinado capaz de ganar. Sin que esta unidad de acción suponga la renuncia a la crítica y el desenmascarar las políticas conciliadoras que hacen las direcciones sindicales mayoritarias o sus socios políticos.

Por otro lado, por el proceso de autoorganización en los centros que no veíamos desde hacía mucho de tiempos. Asambleas por centro, barrio y territorio y que confluyen en coordinadoras, así como acciones contra Cambray y comunicados en solidaridad con estas desde los claustros de los centros.

Ahora, la clave para que este movimiento continúe con fuerza pasa por seguir ampliando las asambleas por centro, con todo el personal docente y no docente, sea contratado por el Departamento o por el Ayuntamiento o por empresas privadas, como en el caso de los y las monitoras de comedor y actividades extraescolares.

Este sector, denominado del "lleure" (ocio), es un sector totalmente externalizado. Somos muchas las trabajadoras que también nos estamos organizando en defensa de la educación pública y por la internalización de nuestro servicio. Por eso, que estas demandas -y todas las del resto del personal docente y no docente- sean tomadas como propias por parte de toda la comunidad educativa, y más en unas huelgas como estas, sería una gran golpe para las instituciones que permiten que un servicio esencial como el ocio educativo siga privatizado y para las direcciones sindicales burocráticas que nunca han querido organizar a los precarios y las precarias de la educación.

 
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