Esta semana el gobierno indio ha anunciado que suspenderá la exportación de trigo por la caída de la producción estas últimas semanas debido a la severa hora de calor que experimenta la región y por el aumento de precios a nivel interno. Esto se suma al desplome de las exportaciones de trigo de Ucrania, principal exportador de trigo, y de Rusia, que han caído desde el comienzo de la guerra a finales de febrero.
La decisión del gobierno indio podría disparar el precio del trigo a nuevos máximos, afectando principalmente a los consumidores más pobres de países de Asia y África. Los países del G7, reunidos en Alemania, han criticado la decisión de la India y vaticinan un agravamiento de la crisis alimentaria en los países más pobres.
De forma paralela, el G7 pide a Rusia que desbloquee de forma inmediata las exportaciones de cereales procedentes de Ucrania. La ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, ha dicho que hay 25 millones de toneladas de trigo bloqueadas en los puertos ucranianos y que Rusia utiliza el trigo y la amenaza "de un hambre brutal" como "daño colateral".
El último informe de Oxfam Intermón alerta de que más de 260 millones de personas podrían sumarse este año a quienes ya viven en situación de pobreza extrema en todo el planeta.
El Banco Mundial preveía que el impacto del COVID-19 y el aumento de las desigualdades podrían hacer caer en la pobreza a otras 200 millones de personas, pero ahora, con el aumento de los precios de los alimentos a escala global, Oxfam Intermón eleva esta cifra más aún, hasta los 260 millones de personas. Como consecuencia, también aumentaría la desnutrición, que podría acabar afectando a 827 millones de personas.
En este marco, para la celebración de la próxima cumbre de la OTAN en Madrid, donde se aprobará el nuevo “Concepto Estratégico”, el documento que define los planes y prioridades de la alianza en el próximo periodo, el gobierno PSOE-UP estaría trabajando para que entre los puntos centrales del documento se planteen los intereses imperialistas en el llamado “Flanco Sur”, es decir el continente africano. Buscan que allí se replique el despliegue que se estaría dando en el Flanco Este a raíz de la guerra en Ucrania. Esto se traduciría, entre otras cosas, en una mayor militarización de las fronteras del Norte de África.
Aprovechando la expansión militarista que se vive desde el inicio del conflicto en el este europeo, el gobierno español pretende proteger sus intereses imperialistas de cara a hipotéticos conflictos. A pesar de su retórica humanista, a la hora de establecer los objetivos que pretenden introducir en el documento, queda claro que todo movimiento se hace para la defensa de los intereses de las grandes potencias. Siendo un ejemplo claro los intereses energéticos al respecto de controlar zonas como Malí o los acuerdos coloniales respecto al Sáhara.
La estrategia de militarización que pretende llevar a cabo el gobierno se enmarca dentro de la política migratoria de la Europa fortaleza que el Estado español ha estado llevando a cabo a través de distintas medidas. En una época de guerras y crisis los estados imperialistas europeos buscan blindarse cada vez más, militarizando fronteras para parar a una población migrante que huye de la hambruna y la pobreza potenciada por estos mismos estados. |