Los daños provocados por los incendios forestales en el suroeste de Coahuila, persisten y se extienden, sin embargo, los trabajos para controlarlos avanzan a marchas forzadas, esto debido a la falta de recursos necesarios para atender los terribles daños ocasionados al ecosistema. Pese a la coordinación de los tres órdenes de gobierno y las aeronaves realizando descargas de agua desde lo cielos, estas medidas no han sido suficientes para sofocar el fuego.
Debido a la extensión de las llamaradas, se instaló un campamento para refugiar a la comunidad de la Sierra Hermosa, mientras que elementos de la Sedena y Guardia Nacional se mantuvieron en la parte alta de la sierra tratando de controlar el fuego. Pese a que la lluvia que se presentó durante el domingo 22 de mayo, ayudó a contener parte de los incendios, han sido los trabajos de los brigadistas los que han logrado reducir las áreas incendiadas, mientras que en las alturas se realizaban descargas de agua directo a los puntos donde aún se detectaban fumarolas.
Te puede interesar: Incendios forestales. "Sin control y provocado": incendio forestal en Tepoztĺán arrasa 74 hectáreas de bosque
Crisis climática y falta de recursos
Debido a la falta de recursos para atender los daños, se presentó un punto de acuerdo para que Coahuila sea incorporado al programa federal “Sembrando Vida”, con la finalidad de tener acceso a recursos que faciliten la rehabilitación, el desarrollo y la conservación de los bosques de la entidad.
Esta nueva propuesta busca que la Secretaría del Bienestar, destine los recursos necesarios para iniciar los trabajos de rehabilitación y reforestación de las zonas afectadas ya que en lo que va del año se han tenido 18 incendios forestales, con un promedio de 6 siniestros por mes y cientos de hectáreas afectadas, pese a que recién comenzó la temporada crítica de estos eventos.
Sumado a estos hechos, la intensa ola de calor propia del cambio climático, ha propiciado que la generación de incendios forestales sea de mayor magnitud, en gran medida por la fragmentación de ecosistemas, la irregularidad con la que se presentan estos daños y las altas temperaturas propias de la zona, por lo que sus consecuencias varían según el lugar. Sin embargo, la masiva extracción de recursos cercanos como lo es el agua, ha provocado daños más severos al ecosistema de la región.
Ante esta situación, el gobierno estatal llama a poner énfasis en la prevención de incendios y a la gente a actuar con cuidado respecto a sus actividades en la naturaleza, sin embargo, estos "llamados" son insuficientes para amortiguar tales afectaciones.
Por una política a favor de la naturaleza
Año con año en cada temporada critica, los recursos para frenar los incendios forestales, se reducen drásticamente, mientras que las zonas afectadas, se incrementan. Cabe resaltar que en el 2021 la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), le fue reducido mas del 75% de sus gastos de operación, lo que dio pie a despidos masivos, dejando su surte el manejo de las Áreas Naturales Protegidas.
Con el incremento en los incendios, se disparan las adventicias, las cuales tanto gobiernos locales como estatales y federales han hecho caso omiso. Incluso el gobierno de la 4T ha suspendido programas contra incendios forestales, ya que desde el 2019 la Semarnat anunció que programas de empleo temporal con los que se pagaba a brigadistas, fueron suspendidos, debido a la política de austeridad del Gobierno Federal.
Lo cierto es, que dejar avanzar proyectos que atetan directamente en los delicados ecosistemas es una de las principales causas que originan estos eventos. La tala clandestina de árboles y las industrias que adquieren terrenos a cambio de gigantescas regiones boscosas, han afectado drásticamente e incluso de forma irreparable, zonas de vital importancia dejando claro que detrás de estas políticas públicas deficientes, se esconden intereses que de no concretase, representarían pérdidas millonarias.
No podemos depositar nuestra confianza en las falsas propuestas de los principales culpables de la crisis climática: las grandes empresas y los gobiernos a su servicio.
Es vital que la clase trabajadora, las organizaciones sociales, civiles, feministas y los sindicatos tejan alianzas con los movimientos ambientalistas, campesinos y ejidatarios en defensa de la tierra y contra la devastación ambiental, apostando a una perspectiva distinta de relación con la naturaleza, manteniendo los ecosistemas y la vida sobre las ganancias de los empresarios.
Te puede interesar: La Amazonia bajo el fuego de distintos proyectos capitalistas |