Cecilia Gárgano es doctora en Historia de la UBA. Es investigadora adjunta del Conicet y profesora de la Unsam. Se especializa en la investigación sobre la producción estatal de conocimiento científico orientado al espacio rural argentino. Escribió dos libros y varios artículos de investigación sobre la ciencia y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) durante la dictadura.
En esta oportunidad, El Círculo Rojo conversó con ella a propósito de la publicación de su libro El campo como alternativa infernal. Pasado y presente de una matriz productiva ¿sin escapatoria?.
En el audio se encuentra la entrevista completa y aquí, en texto, las principales definiciones.
- "El libro lo que propone una reconstrucción del modelo que hoy conocemos como el agronegocio y se va, no solamente al boom sojero de los noventa que obviamente es clave para pensar la estructura productiva de la Argentina, sino hacia la década del sesenta y los setenta para rastrear ahí o en algunas configuraciones materiales y también discursivas que se siguen repitiendo para plantear que esta es la única matriz productiva posible en Argentina".
- "Este ’desierto verde’ tiene que ver con esto de cómo avanzó el modelo sojero extendiendo la frontera agrícola y a su paso avanzando con bosques nativos, con otras producciones, con población deslocalizada, éxodo rural forzado. Eso que lo ubicamos a partir de la soja transgénica en 1996, cuando Felipe Sola en el Gobierno de Menem autoriza en muy poquitos días y con documentos en inglés producidos por la propia empresa esto que después tenemos tan a mano que es la soja transgénica resistente al glifosato".
- "En realidad cuando vemos la genealogía de esa agricultura que se instala, de esa agricultura neoliberal, la ’revolución verde’, es un proceso mundial exportado desde Estados Unidos que va llegando a los distintos territorios rurales del mundo y a nuestro país también. Tuvo que ver no con los transgénicos, pero sí con una agricultura intensiva en el uso de productos químicos, intensiva en el uso de agrotóxicos y con una serie de problemas ambientales, sociales y sanitarios que fueron denunciados y resistidos a lo largo de la historia, tanto por trabajadores rurales estadounidenses, como por miradas científicas, como por distintas experiencias".
- "Pero eso no se recupera cuando hoy se recuperan las mismas promesas de esa forma de producir. Cuando nos dicen que se produce de esta manera para erradicar el hambre en el mundo. De estas cosas que vemos hoy cuando tenemos la aprobación del primer trigo transgénico del mundo con esos mismos argumentos".
- "La ’revolución verde’ que tenía ese nombre en contraposición a las ’revoluciones rojas’ en el marco de la guerra fría. La ’revolución verde’ surge en el contexto de la Alianza del Progreso. Es un proceso de transformación en las formas de producir en la agricultura que va a hacer pie en algunos de los principales cultivos para la alimentación (trigo, arroz, maíz) y que va a estar impulsado muy fuertemente por fundaciones ’filantrópicas’: la Fundación Rockefeller, el gobierno estadounidense, algunos capitales que van a estar despuntando en la posguerra. Y configura todo un entramado de concentración que cuando hoy vemos que pasa con la industria semillera, con la industria farmacéutica inclusive, gran parte de cómo se van a ordenar esos capitales va a tener que ver con este proceso que, básicamente, genera nuevos rindes para la agricultura, mercantilizando algo que antes era un bien común que es la semilla".
- "En el campo argentino conviven un montón de campos invisibilizados. Este proceso de la ’revolución verde’ llega a nuestro país. Se difunde por el mundo con esta idea que seguimos arrastrando, estas narrativas del desarrollo. En realidad, lo que va a ir configurando de la mano de procesos históricos ya propios. De los sesenta vamos a pasar a los setenta y el impacto de la última dictadura. Y ahí vamos a ver una transformación radical de la estructura productiva argentina y de la estructura agraria en donde estos otros campos que están invisibilizados, que tienen que ver con la agricultura campesina, con la agricultura de comunidades originarias, con la agricultura de otro tipo de producciones, que se fueron desarticulando de la mano de la extensión de la frontera agrícola y después del monocultivo sojero. Algunos de ellos se van a ir desarmando, algunos de ellos poblando los cordones industriales y los centros urbanos de las periferias. Otros hoy subsisten y resisten. No son ni tapa ni son de los que se habla cuando hablamos del ’campo’".
- "La ’revolución verde’ va a hacer pie fuertemente en la producción de conocimiento científico. En el mundo, en los setenta, hay un viraje fuerte, fundamentalmente, de la mano de la política científica que va a ir marcando la agenda, que es la estadounidense en ese momento, que a través de algunas disposiciones se introduce algo que hoy ya es moneda corriente en nuestras universidades estatales, que es la autorización a que los resultados de investigaciones generados con fondos estatales sean apropiados en forma privada y se establezcan convenios entre ámbitos públicos oficiales de investigación y sectores empresariales. Eso en nuestro país, esa trayectoria histórica de mercantilización o de privatización de saberes, en la dictadura va a tener un punto de inflexión fuerte y a partir de los noventa se van a generalizar estos convenios que vemos hoy ser casi la norma".
- "Hay algo que tiene que ver con los extractivismos en general, no solamente con el agronegocio. La idea de la alternativa infernal es un concepto que trae Isabelle Stengers, que es una filósofa, y Philippe Pignarre, que es un historiador, en un libro que es La brujería capitalista, que es un librazo. El título del libro El campo como alternativa infernal juega con ese libro y con Realismo capitalista de Mark Fisher que también plantea esta idea de como ese eslogan de Thatcher se transformó en la norma".
- "Y eso traído al campo argentino tiene que ver en cómo se construyen falsas encrucijadas en donde lo que se nos plantea, lo que se nos construye como realidad cotidiana, es que o producimos de esta manera o nos caemos del mapa en términos económicos y productivos y, en realidad, producir de esta forma no solamente está depredando nuestros suelos, se está enfermando a nuestras poblaciones, sino que agiganta nuestros niveles de desigualdad social y de pobreza. Entonces, la alternativa infernal es esta falsa encrucijada que se presenta sin historia, por eso la idea de historizar el agronegocio, que naturaliza sus formulaciones, estuvimos todo el tiempo en pandemia viendo incendios forestales, inundaciones posteriores. Esta idea del accidente que aparece cada vez más repetido y sistemático. Y estas falsas encrucijadas en las que, en realidad, nos construyen crisis sistemáticas que tienen que ver con la mercantilización de todo a nuestro alrededor".
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