En mayo del año pasado se autorizaron 135 millones de pesos para la construcción de la nueva sede de la Cineteca Nacional y en abril de este año, la Secretaría de Cultura Federal, anunció que otorgará 2,817 millones 803,000 pesos de su presupuesto anual para que se fortalezca el Complejo Cultural Bosque de Chapultepec.
De los 15 mil 028 millones 490 017 pesos para el sector Cultura, el proyecto de Chapultepec Naturaleza y Cultura recibió 6 mil 748 millones 479 mil 981 pesos bajo la argumentación de promover las casas culturales y los artistas.
A los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (PILARES), que se encuentran establecidos en colonias populares, le confirieron 210 millones de pesos para ejercer actividades de educación para la autonomía económica y ciberescuela en condiciones de profunda precarización.
Esta comparación muestra la desproporción en la asignación del recurso, lo cual nos deja ver que la ruta política de la 4T tampoco está interesada en fortalecer la expansión de la cultura en todos los rincones de la Ciudad de México, porque para ello se requiere forzosamente presupuesto sino lo que se promueve es elitización y precarización en el sector.
¿Qué implica la elitización del arte y la cultura?
Bajo la ofensiva neoliberal también se dio una concentración del recurso en favor de generar expresiones artísticas y culturales diseñadas con una connotación específica para un cierto tipo de público, es decir, que tienen un contenido elaborado para las cúpulas. Por lo que cabe preguntarnos: ¿qué pasa con las expresiones creadas desde los sectores populares? ¿Esas expresiones tienen en dónde difundirse?
Por ejemplo, ¿la cineteca realmente presenta ciclos de cine creados por comunidades originarias o barriales?
En dicha interrogante, encontramos que solo se lanzan algunas convocatorias para la creación (cuyos filtros solo eligen a sectores de renombre), pero no hay espacios para la difusión del material. Además de que la formación en la industria cinematográfica también es costoso y poco accesible para sectores empobrecidos.
A partir de todas estas problematizaciones es que las nociones de lo qué es el arte y la cultura no encuadran para el conjunto del pueblo pobre y a un grueso de trabajadores y artistas de este sector lo han orillado a ejercer de forma autogestiva -resistiendo ante esa vorágine-, y enfrentando la criminalización y represión, como la reciente represión a lxs artistas de Coyoacán.
No solo debemos resistir; ¡HAY QUE ORGANIZARNOS!
No estamos condenados, así que no debemos de normalizar la política a la que también da continuidad la 4T en el sector del arte y la cultura. Sigamos el ejemplo de las y los compañeros de los programas sociales de Cultura Comunitaria que decidieron ya no seguir “resistiendo”, sino organizarse y luchar para conquistar la reinstalación de los despedidos, logrando que ingresen 750 trabajadores bajo la consigna #QueNadieQuedeFuera.
Pero al ver que no fue suficiente —porque, aun con su lucha, dejaron fuera particularmente a quienes estuvieron al frente—, comprendieron que debían dar un nuevo paso y ya no luchar solos, por lo que convocaron a la unidad y coordinación de todas las luchas y luchadores que, como ellos, enfrentan despidos y precarización, conformándose en la primer reunion del 1° de abril, la Asamblea de trabajadores y trabajadoras en lucha, la que hoy ya nuclea más de 20 organizaciones, activistas y trabajadorxs independientes de distintos puntos del país .
Requerimos construir un gran referente organizativo para pelear unidos por plenos derechos laborales y aumento al presupuesto para poder tener recurso y materiales en favor de nuestras comunidades.
¡En la ciudad de los derechos, nuestros derechos importan!
Ponte en contacto con nosotros, súmate a la organización y compártenos tu testimonio.
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