Luego de varias jornadas de asambleas en dependencias y movilizaciones por el centro de la ciudad, esta mañana miles de trabajadoras y trabajadores municipales se concentraron en la sede de gobierno de la ciudad en un acto en el que hizo uso de la palabra Rubén Daniele, quien está al frente del SUOEM hace más de 30 años.
La movilización fue contundente y una vez más el gremio que agrupa a más de diez mil municipales volvió a demostrar su fuerza reclamando un aumento de salario acorde al espiral inflacionario que vive el pueblo trabajador.
Recordemos que en el 2020 la actual gestión de Llaryora impuso un recorte salarial y la reducción de una hora de trabajo aprovechando la cuarentena obligatoria para ir contra los derechos de los trabajadores. Muchas y muchos municipales vieron con descontento la respuesta de la conducción del gremio en ese momento, lo que aceleró el regreso de Daniele al frente del SUOEM en las pasadas elecciones.
Un gobierno de ajuste
Desde que Martín Llaryora asumió la intendencia se propuso avanzar sobre las conquistas de las y los municipales atacando su salario, persiguiendo así un objetivo más político que económico ya que "enfrentando" a los trabajadores busca conquistar el apoyo de un sector de la clase media cordobesa que responsabiliza al SUOEM y sus trabajadores de los múltiples problemas que acumula la ciudad.
La otra cara de la moneda fue avanzar en la precarización laboral contratando miles de empleados precarios conocidos como "chalecos celestes", que trabajan 4 horas diarias con salarios muy por debajo de la indigencia. Esta política la desarrolló en alianza con movimientos sociales oficialistas como El Evita. De esta manera el actual intendente busca debilitar la fuerza de las y los trabajadores nucleados en el SUOEM y reemplazar parte de su trabajo con empleo ultra precario, aprovechando la necesidad de compañeros y compañeras que legítimamente necesitan trabajar.
La pelea de Llaryora y el PJ provincial va más allá de la coyuntura de la paritaria, es a largo plazo para avanzar en la flexibilización laboral dividiendo a trabajadores de planta y precarios, por lo que toda lucha por salario no puede ir separada de las condiciones de trabajo, buscando unir quienes están en blanco con becarios y precarizados, exigiendo el pase a planta, que nadie trabaje sin convenio, un salario igual a la canasta familiar, aguinaldo, jubilación y obra social.
Continúa el plan de lucha. ¿Es suficiente?
La semana que viene continúa el plan de lucha propuesto por la conducción del SUOEM con asambleas de dos horas por turno y quite de colaboración en las horas restantes. El día martes 7 de junio habrá un nuevo abrazo a la sede municipal y el 9 una nueva concentración.
La fuerza de las y los municipales se está haciendo sentir en la calle, mientras el intendente parece decidido a dar un nuevo golpe al salario queriendo mostrar un gobierno de "orden" de cara a las elecciones del 2023.
Nuevamente se recurre a una campaña de difamación de las y los municipales con el apoyo de los medios de comunicación oficialistas, haciéndolos responsables de las múltiples problemáticas que atraviesa la ciudad. Sin embargo, la actual gestión de Llaryora aumentó en un 30% la cantidad de funcionarios con salarios muy por encima de los que cobran las y los trabajadores. El propio intendente cobra un bruto de 459949, muy por encima de lo que cobra cualquier trabajador. A su vez, continúan los beneficios impositivos a las empresas e impuestazos a las grandes mayorías y lo único que puede mostrar el intendente son obras superficiales que no solucionan problemáticas profundas como la extensión de la red cloacal, el acceso a la tierra para vivienda, la urbanización de villas y asentamientos con acceso a todos los servicios, un transporte de calidad, entre tantas otras.
En una situación general de ajuste y empobrecimiento generalizado del pueblo trabajador en todo el país, esta lucha es de gran importancia para torcerle el brazo a los gobiernos que quieren descargar la crisis en nuestras espaldas. Pero junto a buscar la más amplia unidad entre efectivos, becarios y precarizados en asambleas resolutivas, será necesario endurecer las medidas de lucha y exigir a la CGT Córdoba acciones de solidaridad. Hay que transformar esta lucha en un conflicto testigo, un puntapié para ganarle al ajuste y la inflación en todos los lugares de trabajo.
Para lograr la unidad, avanzar en medidas más contundentes y conquistar la coordinación entre todos los sectores de trabajadores que venimos sufriendo el ajuste, tenemos que romper con la subordinación a Hacemos por Córdoba que nos quieren imponer las conducciones sindicales, dando una pelea por los intereses del pueblo trabajador y dejando de lado las especulaciones electorales. |