Pan y Rosas, junto a otras agrupaciones del Frente de Izquierda - Unidad, de otros grupos de izquierda y organizaciones sociales impulsó y fue parte de las acciones políticamente independientes del gobierno, donde se responsabilizó al Estado y a los gobiernos no solo por la falta de medidas concretas para prevenir los femicidios y atender a las víctimas de violencia, sino también por el empeoramiento de las condiciones de vida de las mujeres que combaten la violencia mientras aumenta la precarización laboral, cobran salarios de pobreza y sufren la violencia de las fuerzas represivas cuando luchan por una parcela de terreno para construir sus viviendas precarias, muchas veces huyendo de la convivencia con el maltratador.
En estas convocatorias se denunció la política inflacionaria y el ajuste que impuso el pacto firmado con el FMI, porque sus consecuencias recaen sobre el pueblo trabajador pero con más fuerza sobre las espaldas de las mujeres cuyo empobrecimiento y precarización se profundizó en los años recientes.
Por su parte, las corrientes afines al Frente de Todos, convocados por el colectivo de periodistas autodenominado NiUnaMenos, montaron un escenario en el Congreso al que se acercaron La Cámpora, Patria Grande, algunas agrupaciones sindicales, sociales y estudiantiles y la más concurrida delegación de las mujeres del Movimiento Evita, que es uno de los sectores encolumnados con el presidente Alberto Fernández.
Las diferencias internas, que suelen ventilarse en los medios entre funcionarios y referentes de los espacios que integran el Frente de Todos, quedaron a un lado en esta convocatoria donde no hubo mención a las responsabilidades que le conciernen al gobierno sobre la situación que vive la inmensa mayoría de las mujeres pobres, trabajadoras y desocupadas del país.
Una realidad inocultable, aunque el Congreso se ilumine de violeta, para estas fechas. Mientras tanto, cada vez que una mujer es asesinada, las familias, el vecindario y las amigas de las víctimas vuelven a movilizarse identificando, claramente, la responsabilidad de la justicia y la policía, protestando ante los tribunales, las fiscalías y las comisarías.
El grito de #NiUnaMenos se transformó en bandera y que no es solo el machismo de un hombre singular, sino que también el Estado es responsable, es el aprendizaje político que millones han hecho en estos años de lucha. |