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La Izquierda Diario
30 de noviembre de 2024 Twitter Faceboock

Economía
El rumbo económico del gobierno empuja a mayores sufrimientos populares
Sebastián Artigas

En un problema anunciado y agravado por el contexto internacional, el equipo económico del gobierno sigue su rumbo ortodoxo, ajustador en el plano fiscal e impotente ante el problema inflacionario.

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La economía uruguaya pos pandemia, que tuvo una recuperación de su crecimiento mediocre en comparación con la media regional, viene arrastrando desde hace meses el problema inflacionario, que aunado con las políticas anti obreras del gobierno acumuló también una caída sistemática del salario real y la miseria social en general.

La coyuntura actual de creciente de deterioro de la economía internacional, disparado por la guerra entre Rusia y Ucrania, las sanciones occidentales a Rusia que profundizaron el problema inflacionario que entre otras cosas afecta gravemente sobre el precio de los alimentos y diversos bienes básicos, indica un escenario de mayores dificultades para solucionar los problemas que se vienen arrastrando y dada la actitud del gobierno son elementos que se agravarán crecientemente.

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Y es que ante la recuperación lenta frente a la caída provocada por la pandemia de Covid 19, los datos económicos sociales del Uruguay acumulan, como veníamos repasando en notas anteriores, el creciente problema inflacionario, la caída acumulada del salario real (que a principios de año ya acumulaba un 3,1 desde el comienzo de este periodo de gobierno), el aumento de la pobreza y la desigualdad, y una tasa de desempleo estancada en su techo estructural.

De acuerdo a datos recientes difundidos por el INE, la inflación sigue creciendo y todavía ubicada fuera del rango meta de fantasía propuesto por el gobierno de entre 3% y 7%. En los datos del periodo de abril a mayo aumentó un 0,46%, acumulando para lo que va del año un 5,46% y en comparación interanual con un porcentaje de 9,37%.

Con respecto a este problema, el gobierno se limita a aplicar compulsivamente su política monetarista de suba de las tasas de interés y de captación de dólares “baratos” que a la larga genera un fenómeno típico de timba financiera (que muchas veces termina en desastre tanto en Uruguay como en el mundo) conocido como carry trade.

Austeridad contra los pobres, mano blanda para los malla oro

Mientras un sector ultra minoritario de la sociedad que se ve favorecido por los altos precios internacionales de las materias primas vive un nuevo ciclo de enriquecimiento, el gobierno por supuesto no toca ni un pelo de esos intereses y por el contrario promueve mayores ventajas para los mismos.

Por el contrario sostiene sistemáticamente una política de depreciación salarial (utilizando la inflación y los ajustes a la baja con respecto a ella de los convenios colectivos), austeridad fiscal (por lo tanto menos plata para la educación, la salud y las jubilaciones), y ataque sistémico a las condiciones laborales y sindicales mediante la ya consagrada LUC.

A la larga, si la caída del salario real que comentábamos al principio, se recuperara al final del quinquenio, en un marco de recuperación del crecimiento del PBI el resultado sería una menor proporción de la participación de la masa salarial en la riqueza nacional.

Agreguemos además, que aunque la recuperación económica hasta ahora estuvo acompañada de una leve recuperación del empleo, de acuerdo al Instituto Cuesta Duarte aproximadamente un tercio de los empleo recuperados del global de 48500 puestos, de ellos unos 15000 puestos de trabajo en 2021 fueron parte del programa Jornales Solidarios. Por lo tanto fueron empleo precarizados, a término y con salarios ultra deprimidos.

El resultado, aunque traten de maquillar con malabarismos estadísticos o discursos echándole la culpa a la pandemia, es que se empiezan a registrar el aumento de la miseria social y la desigualdad.

Hace algunas semanas habíamos dado cuenta de un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), sobre estos problemas sociales que se agudizan.

Las personas bajo la línea de pobreza se encuentran en el 10,6% de la población mientras que en 2019 era del 8,8%; mientras que las personas bajo la línea de indigencia pasaron del 0.2 en el 2019 al 0.3 en 2021.

A su vez el coeficiente de Gini, que es un indicador que varía entre cero y uno, indicando mayor nivel de desigualdad cuanto más cercano a uno se encuentre ha pasado de 0.383 en 2019 a 0.386 en 2021.

La discusión presupuestal

Pese a los gestos de algunas alas de la coalición de gobierno, pensando en sus intereses electorales, a la hora de la discusión presupuestal, el equipo económico se ha apurado en salir a defender su política de austeridad fiscal, despreciando los crecientes indicadores de deterioro de la situación social que vienen emergiendo.

Sin mayores novedades, más allá de alguna migaja gestual para maquillar la política ajustadora, todo indica que prevalecerá en el plan la ortodoxia el equipo económico.

Que la pagaran con sus salarios mermados los trabajadores públicos y el pueblo trabajador en general con el deterioro de los sistemas de salud y educación, sumado a la facturación impositiva que reside en alto grado sobre los hombros de la población trabajadora, como política de Estado sostenida por todos los sectores políticos (oficialistas y oposición) del régimen.

Los trabajadores deben pelear sin dilatorias por su calidad de vida

Esta agenda del gobierno y su desprecio a lo mal que está pasando el pueblo trabajador, no significa ninguna novedad con respecto al perfil netamente pro empresarial del gobierno de Lacalle Pou, por más malabarismos estadísticos y discursivos que intenten mostrar, la realidad pura es un creciente deterioro de la calidad de vida de las mayorías populares.

Ante esto, la responsabilidad de las direcciones de la clase trabajadora y demás movimientos sociales evidencia hasta ahora una lamentable postura pasiva y especulativa hacia una perspectiva electoral que los coloque nuevamente en el gobierno a través del sector político al que responden: el Frente Amplio.

La pasividad, la desmovilización, el aislamiento de las luchas, no son casualidades ni errores, son parte integral de una estrategia parlamentarista y electoral que pretende presentarse falsamente como la única respuesta frente a los grandes sufrimientos que impone el gobierno.

La reciente larga y dura lucha de los trabajadores del Suntma sector descarga que lograron mantener sus fuentes de trabajo, marcan el camino. De cara al próximo paro del Pit-Cnt que no debe quedarse como una medida aislada, sino que deben coordinarse las luchas y organizar el paro para que sea masivo.

La lucha y la movilización en las calles, bajo un plan de lucha independiente que unifique todas las reivindicaciones obreras y populares, como puntos de partida para una salida a favor de los trabajadores y los sectores populares en general, es el camino a seguir para derrotar las políticas de este gobierno empobrecedor.

 
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