Cuando la solidaridad es un “acting” que se acaba a la vuelta de la página. Las corporaciones, su enfoque y su utilización política ante un nuevo crimen social.
El sábado pasado, el “Gran Diario Argentino” amaneció nuevamente preocupado por la situación de las inundaciones que -pese a estar en retirada- todavía hacían estragos en varios puntos cardinales de la Provincia de Buenos Aires. Sus notas iban desde los clásicos pases de factura a Daniel Scioli, actual gobernador de la PBA que carga con la cruz de ser “el candidato de Cristina”, pasando por mofarse de la extinta exministra Nilda Garré (por un furcio tuitero donde felicitaba a Cristina por “haber recorrido las zonas inundadas”, luego rectificado tras un buen asesoramiento: la Presidenta no recorrió ninguno de los lugares afectados), llegando hasta la clásica nota del “golpe bajo”: “Clarín en Luján pasará el día del niño en un centro de evacuados”.
Pero, tras dar vuelta la página, un sopapo de mal gusto delataba que, para Clarín, sus lectores no son más que entes devoradores de información, incapaces de sacar conclusiones, ni de establecer relaciones lógicas. El editor había elegido un oportuno tema y foto de tapa para el “Suplemento Countries”. La preocupación impostada por los inundados bajaba la guardia y el diario se reía cómplice con los ricos, mientras le escupía en la cara de los damnificados.
“De los barrios cerrados a los megaemprendimientos”, rezaba el título, acompañado con fotos de lo último en urbanizaciones para los bon vivant; casas en inmensos predios cerrados con lagos propios, ríos y hasta lagunas de agua cristalina rodeadas con playas de arenas blancas. En ni más ni menos que quince páginas, Clarín profundizaba en todo lo que respecta a este ostentoso modo de vida de unos pocos. “Según los datos de la Federación Argentina de Clubes de Campo, en todo el país hay 1.000 emprendimientos cerrados y 100.000 unidades habitacionales (casas, departamentos, townhouses, entre otros) de las cuales el 80 por ciento se encuentran en Buenos Aires”, declaraba a Clarín el gerente de dicha Federación.
“El crecimiento de las urbanizaciones cerradas también se ha observado en la ampliación de los clásicos corredores inmobiliarios y en la incorporación de otros. Pilar y sus subzonas (...) Tigre, Campana, Canning, Brandsen, el circuíto de la Autovía 2, Maswichtz y Escobar son algunas de las rutas countries”. (...) “Año 2006. En plena expansión. En Luján se inician nuevas urbanizaciones, incluído el mega Comarcas de Luján. Se suman más countries con spa, restaurantes y supermercados”. Barrios cerrados al norte, al sur, y al oeste. Causalmente, los mismos nombres de las localidades devastadas por la inundación, se repetían a lo largo de todo un suplemento, acompañado por fotos de lujosos edificios y casas lindantes con ríos y lagos artificiales.
Pero Clarín prefería no detenerse en lo evidente, y hacía silencio de la perversa relación entre el despliegue de megaemprendimientos inmobiliarios y las inundaciones que, puertas afuera de los barrios cerrados, sufre el pueblo trabajador. Como explicó a La Izquierda Diario la geógrafa Patricia Pintos, “no puede dejar de soslayarse el papel desencadenante o agravante que ejercen ciertas transformaciones de matriz antrópica, como sucede con los cambios ocasionados por el urbanismo privado en la cuenca baja, luego de arrasar literalmente con miles de hectáreas de humedales, transformando su morfología y dinámica de manera extensiva y permanente, o la difusión de canales clandestinos en la cuenca alta aportando mayores caudales al escurrimiento superficial”.
Pero el gran diario argentino cantaba retruco, empecinado en poner el acento en los “beneficios” de estos barrios para ricos. Y destacaba que la nueva tendencia se trata de “casas más racionalistas, integradas y ecológicas”: “hoy en día se impone la búsqueda de sistemas constructivos alternativos, basados en la racionalidad en el uso de los materiales y la aplicación de energía solar en concordancia con el espíritu de la Ley de Aislamiento Térmico puesta en vigencia durante la actual gobernación bonaerense que considera un delito depredar energía”. Es decir, ¿qué importa si a pocas cuadras se inunda y la gente pierde todo producto de la voracidad inmobiliaria, si los ricos de los barrios cerrados tiene paneles solares que son ecológicos, seguros y hasta menos costosos que la electricidad convencional que, con suerte, llega a las casas de la mayoría?
“Los barrios sustentables forman parte de la oferta: Ecobarrio El Retiro, la tendencia slow con Haras del Sol, en Pilar; y el nuevo concepto de ciudad navegable con Venice, en Tigre, que posee 500 metros de costa sobre el río Luján y contempla una variedad de tipologías residenciales”. Sí, se puede vivir a orillas del río Luján y evitar el naufragio de la casa familiar, e -incluso- en un ámbito que se parezca a Venecia: el precio es contar con varios miles de dolares para comprarse la casita en un barrio cerrado, políticos burgueses dispuestos a recibir los adornos necesarios para construir evadiendo cualquier estudio socioambiental y, sobre todas las cosas, el estomago necesario para ver desde la ventana de tu confortable edificio como se inundan los de afuera gracias al sueño del lago propio. Se puede, y Clarín lo muestra sin sonrojarse.
De la otra orilla, el mismo desprecio
A contracara del frívolo tratamiento sobre las inundaciones que hizo la Corpo, resta sintonizar la otra Korpo para encontrarse con el mismo empacho. Ratificado el rumbo del continuador del modelo, Daniel Osvaldo Scioli (que se había ido a Italia tras las PASO, pese a que gran parte de la provincia ya estaba bajo el agua) se ocupó de recorrer a pié algunos de los lugares inundados, y de sobrevolar la gran mayoría en helicopetro. ¿Estuvo planificando las próximas obras a realizar para que no haya más inundaciones? ¿O estuvo, al menos, planificando la pronta instalación del sistema SAT (Sistema de Alerta Temprana que, como explicó a LID el ingeniero Pablo Romanazzi, ayudaría -tras una instalación fácil y de bajo costo- a preparar la emergencia dos o tres días antes de los sucesos)? Ni una, ni la otra.
Scioli se encontró con las inundaciones y, al no poder escaparse a Italia hasta nuevo aviso dado que está en juego la banda presidencial, utilizó a los damnificados para hacer proselitismo electoral. Y tras él, hubo siempre una cámara de la TV Pública acompañando al candidato en sus extravagantes “recorridas de campaña” a una Provincia devastada. No olvidemos que muchos de los barrios privados que hoy día provocan un empeoramiento de la situación para la gran mayoría del pueblo trabajador que se ve sumergido en agua, fueron autorizados por intendentes del Frente para la Victoria, es decir, de su propio espacio político. Pero la tomada de pelos no tiene límites, y desde el ente recaudador de su provincia avisaron que los damnificados, aquellos que perdieron prácticamente todo, estarán exentos de pagar impuestos en los inmuebles sepultados por el agua.
Dos corpos; una con C y otra con K. Dos veredas; oficialismo y oposición. Tres candidatos; Scioli, Macri o Massa. Todos; el mismo desprecio por el pueblo trabajador y sus penurias. Y los mismos negociados en beneficio de un puñado de ricachones.