En el mes del orgullo LGBTIQ+, la agenda de las disidencias está bajo los reflectores. A la lucha contra los crímenes de odio, los transfeminidicios, la discriminación y violencia en razón de las preferencias sexuales y la identidad de género, se suman también la pelea por el matrimonio igualitario en todo el país y por el reconocimiento de las adolescencias e infancias trans.
Como en otra época, estas luchas no están aisladas sino que empalman con otros procesos y movimientos sociales que levantan la voz contra la opresión y explotación de este sistema capitalista. La lucha del movimiento de mujeres contra la violencia patriarcal y por el derecho al aborto, coincide también con la lucha de las disidencias LGBTIQ+ contra la heteronormatividad y la injerencia de la Iglesia y el Estado en nuestras vidas, cuerpos y sexualidades.
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Fuerza laboral: feminizada y sexodisidente
A pesar de los discursos heteronormados y políticas patriarcales impulsadas por las empresas, los gobiernos y las burocracias, una buena parte de la fuerza laboral en nuestro país es femenina y disidente. Sin embargo, mujeres y personas LGBTIQ+ somos en su mayoría trabajadorxs precarizadxs, que no contamos con derechos básicos como seguridad social o sindicato, mientras que cumplimos con largas jornadas de trabajo con salarios que no cubren la canasta básica ni alcanzan para sostener a una familia, situación que orilla a muchxs al empleo informal, el autoempleo y/o el trabajo sexual.
Constantemente vivimos la discriminación, la violencia y el acoso sexual y/o laboral en nuestros centros de trabajo. En México, por cada $100 pesos que gana un hombre las mujeres ganamos $73, mientras que entre mujeres varían los salarios en función de la clase, raza, nacionalidad, orientación sexual, estado civil, identidad de género, preferencia sexual, etc.
Para las disidencias LGBTIQ+, la explotación laboral y reducción salarial aumentó 35.93% durante la pandemia: 6 de cada 10 personas disidentes han vivido discriminación, mientras que al 51.6% se les negó injustificadamente un empleo o ascenso por su orientación sexual, cifra que aumenta hasta el 65% para personas trans, según datos de la Encuesta sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género.
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Unir fuerzas contra la violencia y por derechos laborales
Mientras las empresas, instituciones y gobiernos se pintan de feministas e incluyentes en los medios oficiales una vez al año, permanentemente impulsan políticas y discursos con el objetivo de aislarnos y dividirnos, separando las demandas de feministas de las de lxs LGBTIQ+, e imponen como sentido común que éstas no tienen nada que ver con la lucha de lxs trabajadores y la defensa de derechos laborales.
Sin embargo, la realidad nos muestra que las mujeres y disidencias LGBTIQ+ somos parte de la clase trabajadora. Somos lxs más interesadxs en sumar fuerzas y construir alianzas para enfrentar la sistemática violencia y precarización a la que nos someten empresas, burocracias y gobiernos.
Por todo esto, es urgente que rompamos con la moral burguesa y la hipocresía de las empresas, las burocracias, las Iglesias y los gobiernos y avancemos en la unidad entre los movimientos feministas y LGBTIQ+, para luchar contra la violencia y por todos nuestros derechos, de manera independiente de los partidos del régimeny con la movilización en las calles. Apostando a que la clase trabajadora en su conjunto -que echa andar los resortes del país y el mundo, así como puede paralizarlos si se lo propone-, haga propia la lucha por estos derechos y contra toda forma de opresión.
Desde la agrupación de mujeres y disidencias Pan y Rosas, te invitamos a marchar este 25 de junio y a organizarte con nosotrxs, levantando las banderas del anticapitalismo, el antiimperialismo y contra el patriarcado. |