El gobierno de Bolsonaro afirma en un folleto editado y difundido por el Ministerio de Salud que "todo aborto es un delito" en Brasil, un ataque reaccionario contra mujeres, hombres trans y personas no binarias que mueren todos los días en ese país a causa de abortos clandestinos, por no tener derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Junto a Bolsonaro están Damares, la pandilla MBL (Movimiento Brasil Libre) y los militares, contra quienes jóvenes y trabajadores, como los de la Universidad de Mina Gerais, salieron a la calle este 9 de junio, enfrentando recortes en educación y el pago de matrículas en las universidades públicas.
¡No lo podemos aceptar! Atacan nuestros derechos, además de implementar reformas, como la Reforma Laboral, que dice que las personas gestantes tienen que trabajar hasta los nueve meses; y la Reforma del Seguro Social, que impone a la masa de trabajadores precarizados, que tiene a las mujeres negras en primera línea y al conjunto de los sectores oprimidos, tengan que trabajar hasta morir. Ese es el discurso ideológico, como el que dice que las niñas se visten de rosa y los niños de azul, como el que dice que las niñas violadas en Pará tienen que usar calzoncillos, que está lado a lado en cada ataque, también fomentados por el Congreso y el STF.
Cabe recordar que fue el STF (Supremo Tribunal Federal) quien quiso humillar a Mari Ferrer en sesión pública, tras sufrir una violación en grupo, pero que las mujeres respondieron en la calle con el grito de Justicia para Mari Ferrer.
Contra el bolsonarismo, contra Bolsonaro, el Congreso, los militares y el STF, necesitamos inspirarnos en la lucha contra la extrema derecha que ataca el derecho al aborto en los EE. UU. y en la marea verde de Argentina, que inició la legalización del aborto. ¡Que la clase obrera se una con el conjunto de los sectores oprimidos y los pobres por el aborto legal, seguro y gratuito! ¡Anticonceptivos para no quedar embarazada y educación sexual para decidir! ¡No más muertes por abortos clandestinos! ¡Por el derecho a la maternidad plena: que los capitalistas paguen por la crisis inflacionaria capitalista y por el fin de la policía que se lleva la vida de tantas Ágathas y João Pedros!
En ese sentido, debemos confiar en nuestras propias fuerzas, al contrario de lo que hizo la conciliación de Lula, Dilma y Partido de Trabajadores (PT), que no legalizaron el aborto en 13 años de gobierno y fortalecieron la bancada evangélica con la Carta al Pueblo de Dios. El PT cedió la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos a Marcos Feliciano, un pastor homofóbico, machista y racista que carga con una acusación de violación, además de abyectas declaraciones en defensa de la dictadura y los torturadores.
La lucha por el derecho al aborto necesita partir de la imperiosa necesidad de la autoorganización de los trabajadores y la juventud del movimiento estudiantil en alianza con el movimiento de mujeres para imponer con la fuerza de las calles y con los métodos de nuestra clase el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Es en esta perspectiva que Pão e Rosas (la agrupación de mujeres Pan y Rosas de Brasil) actuamos en los lugares de trabajo y estudio, para generar una fuerza independiente de los trabajadores que se posicione como tribuna de las y los oprimidos y pueda derrotar a Bolsonaro, Damares y la extrema derecha, sin depositar ilusiones en salidas de conciliación de clases como las de Lula y el PT, con la perspectiva de avanzar en la lucha por un gobierno obrero de ruptura con el capitalismo.
Este artículo fue publicado originalmente en Esquerda Diário, parte de la Red Internacional de La Izquierda Diario. |