“Quiero la pavada romántica, a mí me gusta toda la cosa de la comedia romántica”, le dice Howie a Noah cuando llegan a Fire Island. La isla al sur de Long Island en el estado de Nueva York es, hace décadas, un lugar de reunión LGBT. Mucho antes de Stonewall, Fire Island fue el domicilio de la libertad para quienes vivían a la sombra de las prohibiciones. Hoy, más lejos de la revuelta y más cerca del marketing del arcoíris, se la conoce como “meca gay”. También es el escenario de Fire Island (2022), una comedia romántica escrita y protagonizada por Joel Kim Booster y dirigida por Andrew Ahn.
Inspirada en Orgullo y Prejuicio de Jane Austen, cuenta historias de amor y amistad, además de hablar de problemas de clase y etnia en las comunidades LGBT. Fire Island no tiene aspiraciones políticas. Pero a veces, una representación motivada por experiencias y observaciones sobre el movimiento LGBT en el siglo XXI es suficiente para invitar a la reflexión.
Otro día en el patriarcado de la brecha salarial. Google prefiere desembolsar 118 millones de dólares antes que reconocer que les paga menos a las mujeres que trabajan en su empresa.
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