Tras décadas de decadencia y estancamiento, el sindicalismo estadounidense se encuentra en una encrucijada. Por un lado está el mismo camino de siempre, el de la burocracia sindical que ha vendido su alma al Partido Demócrata y que no tiene ninguna perspectiva que apunte a una renovación del movimiento obrero que vaya más allá de atrincherarse todavía más dentro del Estado. En el otro lado están los miles de nuevos jóvenes activistas y trabajadores que marchan al ritmo de un nuevo sindicalismo de base y que tienen el potencial de construir un movimiento nacional para organizar a millones de trabajadores desde abajo. La formación del Sindicato de Trabajadores de Amazon (ALU) y la victoria en el almacén de Amazon en Staten Island, así como los cientos de nuevas tiendas de Starbucks que han formado sindicatos en los últimos cuatro meses muestran el poder y el potencial de la organización de base.
En este contexto comenzó el viernes 17 en Chicago la mayor conferencia que haya realizado en su historia la organización Labor Notes [1]. Más de 4.000 trabajadores, sindicalistas, activistas, periodistas y académicos ligados a lo gremial se reúnen para debatir las estrategias y tácticas para hacer avanzar al movimiento obrero. Y el resultado de esos debates nunca ha sido más relevante. Como parte de esta importante discusión es que presentamos aquí una serie de sugerencias sobre cómo aprovechar este nuevo momento para construir un movimiento obrero que se apoye en sus propias fuerzas y desarrolle el potencial revolucionario de la poderosa y multiétnica clase obrera estadounidense.
El callejón sin salida de la burocracia sindical
La conferencia de Labor Notes de este año tiene lugar justo una semana después de que la central sindical AFL-CIO celebrara su propia convención nacional en Filadelfia. Con la asistencia de miles de funcionarios y burócratas, la convención de la AFL-CIO, con discurso del presidente Biden y todo, fue una forma de publicismo de todo lo que está mal en el movimiento obrero de Estados Unidos hoy en día, con chovinismo y mucha bandera norteamericana flameando. Mientras que la convención le proporcionó una tribuna al presidente del país, no dio cabida a la nueva ola de jóvenes activistas sindicales de base de Amazon, Starbucks o Apple que están apareciendo en los titulares de los medios de comunicación a diario en todo el país. El hecho de no incluir ni siquiera un representante de este nuevo movimiento muestra claramente la brecha existente entre este nuevo y dinámico movimiento sindical y la osificada y burocrática dirección de la AFL-CIO.
Pero esto no es nada nuevo. Durante décadas, la AFL-CIO ha colaborado y transigido con el Estado para controlar y limitar la actividad de la clase obrera, siguiendo una estrategia de sindicalismo empresarial basada en la idea nacionalista de que lo que es bueno para las grandes empresas y el Estado es bueno para los trabajadores.
En su discurso ante la convención, el presidente Biden, quien cínicamente se describe a sí mismo como “el presidente más pro-sindical de la historia”, se deshizo en elogios hacia el difunto Richard Trumka, antiguo jefe de la AFL-CIO. Como secretario de finanzas y luego como presidente de la federación, Trumka aceptó obedientemente, a menudo en sintonía con políticos demócratas como Biden y Barack Obama, la ofensiva neoliberal dirigida por Reagan contra los trabajadores y respaldó y defendió abiertamente las políticas del imperialismo estadounidense. Pero Trumka era simplemente el más conocido de toda una clase de burócratas sindicales que se han alejado cada vez más de las necesidades e intereses básicos de los trabajadores a los que se supone que representan.
Estos llamados líderes sindicales no han sido históricamente más que herramientas cooptadas de la ofensiva patronal contra las condiciones de vida de los trabajadores de todo el mundo. Su tarea, nueve de cada diez veces, ha sido desvirtuar y neutralizar el poder real de la clase obrera, desalentando la lucha y la militancia sindical en el lugar de trabajo y acordando leyes y contratos que limitan la capacidad de los sindicatos para hacer huelgas, ya sea de sus propias ramas o conjuntamente entre distintas actividades. Ni siquiera en la pandemia, cuando millones de trabajadores esenciales fueron enviados a una “guerra sin armas”, infectándose con Covid y muriendo, la burocracia sindical movió un dedo para defender los intereses de los trabajadores.
Y mientras millones de jóvenes de todo el mundo salieron a las calles para denunciar el asesinato racista de George Floyd por parte de la policía, estos dirigentes siguieron permitiendo que los uniformados se organizaran en defensa del asesino de Floyd dentro de la federación, negándose a echar a los sindicatos policiales. De hecho, es tan importante para la dirección de la AFL-CIO mantener el control del movimiento obrero organizado que bloqueó la propuesta presentada por la seccional de Vermont de la federación para que la dirección fuera votada directamente por las bases.
En un momento en el que la clase trabajadora no organizada y precaria está cada vez más interesada en los sindicatos, es crucial que luchemos contra la burocracia para recuperar nuestros sindicatos como espacios radicales de resistencia y como herramientas para la defensa de nuestros intereses y derechos colectivos. En este contexto, la conferencia de Labor Notes presenta una oportunidad para elaborar estrategias y discutir cómo presentar un desafío a la burocracia sindical tradicional. En esta conferencia debemos discutir cómo vamos a recuperar nuestras organizaciones para las bases, cómo podemos seguir construyendo un movimiento sindical de base y cómo podemos democratizar nuestros sindicatos para romper el control de la burocracia sobre la clase trabajadora.
"Generación U": Una oportunidad para crecer y democratizar las organizaciones de trabajadores
El renovado interés por los sindicatos y por la organización de la clase trabajadora, en particular por parte de los jóvenes, recibe su impulso de toda una serie de crisis que no han hecho más que aumentar desde el colapso económico de 2008. La profunda desigualdad económica y la especulación desenfrenada que condujeron a ese derrumbe develaron el fracaso del capitalismo a toda una generación de jóvenes que se incorporaban a la fuerza de trabajo, y el creciente interés por el socialismo que le siguió ha llevado a los jóvenes activistas a volver a involucrarse en la organización de la clase trabajadora como solución.
Más recientemente, la pandemia enseñó a los trabajadores que eran esenciales, y los levantamientos de Black Lives Matter de 2020 les enseñaron el poder de la autoorganización y dejaron claras las conexiones entre la explotación y la opresión racial. Como consecuencia, toda una nueva generación de trabajadores está empezando a descubrir la importancia y el valor de los sindicatos y de la organización colectiva, uniéndose y formando nuevos sindicatos a un ritmo como no se había visto en décadas.
Sin embargo, el aspecto más interesante y profundo de este nuevo movimiento obrero es la extraordinaria energía, determinación y coraje de la nueva oleada de trabajadores y activistas de base con salarios bajos que están creando sindicatos en lugares de trabajo como Amazon y Starbucks. Un nuevo activismo obrero, basado en la organización y la solidaridad dentro de cada lugar de trabajo, está desafiando a las burocracias sindicales, y estos trabajadores triunfan en los plebiscitos de sindicalización incluso donde los grandes gremios han fracasado.
Si bien la naturaleza de estos esfuerzos organizativos, apoyándose en las bases, es precisamente lo que los ha hecho exitosos, no será fácil evitar las trampas de la burocratización y mantenerse independiente de los partidos del capital, particularmente del Partido Demócrata, que ha logrado cooptar al resto del movimiento obrero organizado. Una de las formas de evitar esa burocratización y cooptación es construir sindicatos verdaderamente democráticos, basados en la solidaridad y dirigidos por la masa de los propios trabajadores.
En este contexto, la conferencia Labor Notes reúne a miles de nuevos sindicalistas de todo el país que buscan alternativas para organizarse con ideas nuevas. Es vital que en este proceso avancemos con audacia y determinación para aprovechar al máximo la actual ola de sindicalización. Por lo tanto, nuestra primera y quizás más urgente tarea ahora es organizar la solidaridad que se despliega dentro del movimiento obrero para apoyar y defender con acciones militantes todos los intentos de sindicalización en curso. Debemos luchar para extender la ola de sindicalización a cada almacén de Amazon y a cada tienda de Starbucks en todo el país, al tiempo que construimos nuevos movimientos para la organización de las bases en la industria de la logística, las aerolíneas, en tiendas de alimentos como Trader Joe’s, restaurantes y otros lugares de trabajo del sector privado donde las tasas de sindicalización han estado disminuyendo durante décadas.
Al mismo tiempo, aunque las perspectivas que se abren ante este emergente sindicalismo de base son prometedoras, todavía carecemos de verdaderos organismos de base y de autoorganización. Los nuevos sindicatos como ALU y Starbucks Workers United (SWU) tienen la oportunidad de sentar un precedente para todo el movimiento obrero, construyendo sindicatos en los que las bases sean activas y la toma de decisiones provenga de la base, basándose en la democracia directa y horizontal. Esto significa, entre otras cosas, asambleas locales regulares y deliberativas de todos los miembros del sindicato para tomar decisiones en el lugar de trabajo. Significa, a diferencia de la AFL-CIO, la elección directa de dirigentes y delegados que cobren el salario del trabajador medio y puedan ser revocados por una mayoría de sus miembros. E implica hacer que las negociaciones de los contratos sean transparentes y abiertas a todos los miembros del sindicato. También significa operar con total independencia de la influencia del capital y del Partido Demócrata.
Un ataque a uno es un ataque a todos: Hay que poner fin a las represalias, los despidos y las prácticas de desprestigio sindical
Junto con la más amplia democracia interna, los nuevos sindicatos tienen que dar ejemplo de combatividad incluso antes de negociar los primeros convenios. En este momento, los poderosos patrones a los que nos enfrentamos en lugares de trabajo como Amazon y Starbucks están desplegando todo su arsenal antisindical y tomando represalias abiertamente contra los militantes gremiales, antes incluso de que hayan tenido oportunidad de empezar a celebrar reuniones sindicales regulares. A día de hoy, al menos seis activistas sindicales de Amazon en Staten Island han sido despedidos, al igual que decenas de organizadores de Starbucks. Mientras tanto, estas empresas siguen aprovechando las prácticas antisindicales consagradas en la legislación laboral, y respaldadas de facto por los partidos republicano y demócrata para paralizar el reconocimiento de los sindicatos y las negociaciones de los convenios todo el tiempo que sea posible.
Ya ha habido muchos intentos de luchar contra estas represalias, pero esta conferencia debe reforzar esta lucha con medidas concretas para reincorporar a los trabajadores despedidos. Esto significa poner en pie campañas de solidaridad entre los sindicatos, así como organizar y preparar medidas de acción en los lugares de trabajo y huelgas en el almacén JFK8 de Staten Island. Sobre todo, esto significa forjar el tipo de cultura sindical real que se tome en serio y ponga en práctica regularmente el viejo adagio de que “un ataque a uno es un ataque a todos”. Por eso es tan importante luchar contra estos despidos ahora: brinda la oportunidad de poner en pie las estructuras organizativas, institucionales y culturales para futuras luchas. Debemos trabajar para que esta ola de sindicalización se convierta en un tsunami que arrase con todas las leyes antisindicales y antihuelgas que atenazan al movimiento sindical.
Unir a los movimientos sociales con los sindicatos
El otro aspecto muy prometedor de este nuevo activismo gremial es la conexión entre la explotación y la opresión que se está materializando en la lucha. Forjada en el fragor del movimiento Black Lives Matter y los levantamientos de 2020, esta nueva generación de organizadores obreros comprende la relación que existe entre no tener poder ni capacidad de acción en los lugares de trabajo y su falta de libertad y de seguridad en las calles. Saben que el Estado, y la policía en particular, no comparten sus intereses, y saben que pueden utilizar su poder sindical para luchar por algo más que salarios y beneficios para ellos mismos.
Esta nueva generación de trabajadores, muchos de ellos miembros de grupos oprimidos, están dejando en claro que quieren construir organizaciones que estén dispuestas a defender a los sectores más oprimidos de la clase trabajadora -inmigrantes, gente negra y de color, gente queer- en un momento en que los derechos trans y los derechos reproductivos están siendo atacados por la extrema derecha.
A pesar de este increíble potencial y de todo lo prometedor que tiene, todavía no hemos visto el pleno desarrollo de una lucha común contra la explotación y la opresión. Sin embargo, hay algunos ejemplos en pequeña escala, pero significativos, que ilustran lo que podría lograrse si el movimiento obrero asumiera seriamente una defensa militante de los sectores de la clase obrera más duramente golpeados. El sindicato de trabajadores portuarios, ILWU, por ejemplo, tiene una larga historia de llevar a cabo medidas de acción radicales en torno a cuestiones de opresión y justicia social. Salieron a la huelga en apoyo de Black Lives Matter en 2020 un 19 de junio, el día del Juneteenth, cuando se celebra la emancipación de la esclavitud de la población afroestadounidense, y también han salido regularmente a la huelga contra la ocupación y la destrucción de Palestina por parte de Israel. Ese mismo año, los conductores de autobús sindicalizados de Minneapolis y Nueva York también se manifestaron en defensa de las vidas de la población negra al negarse a cooperar con la policía en transportar a la cárcel a los manifestantes detenidos. Mientras tanto, los miembros del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) de California están organizando una campaña para expulsar a los policías de la AFL-CIO.
Muchos de los trabajadores y organizadores de Starbucks Workers United son personas queer y trans que se están organizando para proteger y defender una atención sanitaria trans-inclusiva para ellos y para sus compañeros de trabajo. Realizar una huelga o un paro contra los ataques a los derechos de las personas trans, especialmente en los estados en los que se están aprobando terribles leyes antitrans, sería el siguiente paso lógico en este proceso de poner en pie una tradición combativa y de organización de más comercios, y podría ser un faro a seguir para otros activistas gremiales y sindicatos.
Lo mismo ocurre con la lucha por el derecho al aborto. En la ciudad de Nueva York, donde los grandes sindicatos como la AFL-CIO no han apoyado en absoluto los derechos reproductivos, varios de los nuevos sindicatos de trabajadores de Starbucks se han unido a la coalición -organizada por Left Voice, Socialist Alternative, NYC for Abortion Rights, Tempest Collective, CUNY for Abortion Rights y otras organizaciones- para realizar una concentración y una marcha en Union Square el día en que el Tribunal Supremo anule el caso Roe vs. Wade. Esto contrasta fuertemente con el silencio de la ONG Planned Parenthood y su incapacidad para organizar una lucha significativa. Si bien el apoyo a estas concentraciones es un buen comienzo, derrotar a la extrema derecha y conseguir una ley nacional que haga que el aborto sea legal, seguro, gratuito, y a demanda de todos requerirá de huelgas y paros por parte de los principales sindicatos de todo el país.
Ver la manera de conectar la lucha sindical y la lucha contra la opresión es fundamental para el futuro de la clase obrera. Y reaprender cómo se pueden utilizar los métodos del poder obrero, como las huelgas, los paros y las manifestaciones masivas contra la explotación y la opresión, tiene que ser uno de los objetivos principales de esta conferencia, y de todos los trabajadores y sindicalistas del país en el próximo período.
La independencia de clase importa
Mientras que los sindicatos y otras organizaciones de trabajadores tienen un enorme poder para luchar contra la explotación y la opresión del capitalismo, el Estado siempre está tratando de cooptar, limitar y controlar ese poder. Y el Partido Demócrata es una de las principales armas de la clase dominante en este proceso. Por desgracia, tanto la burocracia tradicional como los llamados sindicatos independientes tienen vínculos con el establishment o las alas progresistas del Partido Demócrata. Nuestros dirigentes sindicales utilizan nuestras cuotas para hacer campaña y apoyar a los políticos demócratas y casi nunca nos consultan, salvo de la forma más reglamentaria, cuando respaldan a candidatos. Y esos candidatos, incluso cuando dicen preocuparse por los trabajadores, siempre apoyan al capitalismo estadounidense y casi siempre respaldan la guerra y al imperialismo en la política exterior.
Como han demostrado una y otra vez, los demócratas no se preocupan por los intereses de los trabajadores y son en gran medida incapaces de actuar en favor de ellos, incluso si quisieran hacerlo. Si deseamos conquistar algún logro significativo en el futuro y reaprender a usar nuestra fuerza, las bases deben luchar por el control de nuestros sindicatos y por su independencia del Partido Demócrata. Eso no significa que los trabajadores no debamos hacer política, sino que debemos tener nuestra propia política, independiente de la de los capitalistas y los patrones. Necesitamos un partido que, en lugar de defender al sistema y a los súper ricos, defienda a los trabajadores y a los oprimidos y que no haga compromisos ni con la extrema derecha, ni con el Partido Republicano, ni con la patronal.
Mientras que la conferencia de Labor Notes es una gran oportunidad para organizar, debatir y discutir, el hecho de que Bernie Sanders haya sido invitado a hablar, mientras que a la izquierda socialista se le prohíbe incluso repartir folletos o periódicos en el evento, es una señal de que, incluso el ala radical del movimiento sindical, todavía no ha comprendido plenamente la importancia o la centralidad de la independencia política. Como hemos explicado antes, Sanders es un partidario entusiasta del imperialismo y no está del lado de los trabajadores, ni al interior ni al exterior del país. Y como defensor del Partido Demócrata durante décadas, él y otros miembros de su ala progresista, como Alexandria Ocasio-Cortez, han ayudado a dar una cobertura por izquierda a las políticas antiobreras del partido y han engañado a los trabajadores haciéndoles creer que se puede reformar desde dentro a ese partido. Desde que fue nombrado presidente de la Comisión de Presupuesto, Sanders también ha colaborado estrechamente con el gobierno de Biden, a pesar de su negativa a tomar medidas para abordar de manera significativa las múltiples crisis que afligen a la población trabajadora.
Si albergamos la expectativa de construir un movimiento obrero digno de su nombre, que sea capaz de desatar un cambio revolucionario, tendremos que romper con el dominio de la burocracia sindical y del Partido Demócrata, sus políticos y su política. Por otro lado, no podemos confiar en las instituciones del Estado que dicen estar de nuestro lado pero han avalado las prácticas anti sindicales durante décadas. La única manera de avanzar es a través de la organización independiente de la clase obrera, libre de las influencias e intereses de la patronal y del Estado. Ese reto es enorme, pero nuestra tarea ahora, más que nunca, es explorar las vías para hacer realidad todo esto.
Traducción: Guillermo Iturbide |