La Cámara de Diputados aprobó el miércoles en segundo turno la Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC 171/93) que baja la edad de imputabilidad penal de 18 a 16 años. La propuesta obtuvo 320 votos a favor y 152 en contra, y seguirá ahora hacia el Senado, donde pasará por otras dos votaciones. Por ser un proyecto de enmienda constitucional y no un proyecto de ley, la presidencia no tiene poder de veto.
La propuesta determina que jóvenes de 16 y 17 años que comentan crímenes como latrocinio y lesión corporal seguida de muerte deberán cumplir la pena en cárceles separadas de aquellas destinadas a menores de 16, así como supuestamente de aquellas que son para mayores de 18. Esta PEC difiere de la primera que fue rechazada en la Cámara por no contener crímenes de tortura, terrorismo, lesión corporal grave, robo calificado y tráfico de drogas como delitos que llevarían a la cárcel a jóvenes mayores de 16 años. Vale recordar la maniobra regimental que Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, utilizó para volver a poner en votación la PEC de reducción de edad de imputabilidad penal al día siguiente del que fue rechazada.
El hecho de que el proyecto afirme que los jóvenes con edad entre 16 y 18 años deberán ser ubicados en unidades específicas no garantiza en la práctica que eso se realice. Si en Brasil ya hay déficit hediondo de vacantes tanto en cárceles comunes, donde los detenidos muchas veces duermen de parados en celdas hiperpobladas, como en unidades socioeducativas, no es posible confiar en que el estado vaya a construir espacios de detención específicos para estos jóvenes. Lo más probable es que sean tirados directamente en esas celdas hiperpobladas.
Durante todo el proceso de tramitación de la PEC, los diputados del PT y su base aliada en el gobierno se ubicaron en contra de ese proyecto, contraponiéndolo con una defensa del proyecto de ley elaborado en el Senado por el senador José Serra (PSDB) que defiende el Estatuto del Niño y el Adolescente (ECA por sus siglas en portugués) para aumentar las penas de jóvenes menores de 16 años, proyecto que se ubica no como una alternativa “más blanda” al PEC de reducción, como afirman los diputados del PT. Al contrario, el aumento de las penas se plantea como un ataque tan serio a la juventud como la reducción de la edad de imputabilidad penal, siendo que nada impide que ambas sean aprobadas, hecho que se viene mostrando cada vez más posible en función de la aprobación en el Senado del proyecto de modificación del tiempo de internación de la juventud en el ECA.
A diferencia del discurso de los grandes medios, la juventud no es responsable por la violencia en el país. Al contrario, siempre ha sido blanco de la violencia, con los mayores índices de asesinato, con falta de acceso a la educación, que cada vez más profundiza a través de los cortes. Tanto la PEC como el PLS que aumentan la penas son una violencia contra la juventud, que con gran expresión en las movilizaciones de junio de 2013 se vienen manifestando en defensa de sus demandas. Son proyectos que buscan frenar esa movilización justamente con las recientemente aprobadas leyes antiterrorismo y ley antimanifestación. Contra esos ataques, la juventud debe articularse a través de las escuelas, barrios y universidades, para que sea construida una alternativa de izquierda para la juventud, independiente de los gobiernos y de la oposición de derecha.
* El autor es Coordinador del Centro de Estudiantes de Humanidades de la Universidad de Campinas (CACH-Unicamp). |