¿Qué es el Litio?
El Litio es un mineral que posee propiedades para acumular grandes cantidades de energía, por esto se utiliza para la fabricación de baterías livianas y eficientes, como las de las computadoras y celulares. Además, para almacenar la energía de fuentes como la eólica y la solar, que son intermitentes, debido a que no hay viento ni sol durante todo el día.
Nuestro país ya es un importante exportador de litio siendo parte del llamado “Triángulo del Litio”, conformado por Chile, Bolivia y Argentina, donde se concentra el 80% del mineral en salinas del mundo. Hasta el momento, Argentina exporta el litio con bajo valor agregado a través de multinacionales, sobre todo australianas, chinas, norteamericanas y canadienses, que lo industrializan haciendo las baterías en sus países, que luego venden al mundo.
El proyecto de la UNLP
Desde la UNLP plantean que “el emplazamiento de la planta aportará el eslabón faltante en la cadena de valor del litio: incorpora la producción nacional de celdas con una tecnología propia para la posterior confección de las baterías”. Comentan que si se cumplen los plazos previstos, la fábrica entraría en funcionamiento antes de 2023. Consideran este proyecto como “…una apuesta estratégica para la protección del medioambiente a través de la investigación, desarrollo, producción y utilización de fuentes de energías limpias en la región…”
El proyecto está integrado por un consorcio entre la UNLP, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y la empresa YPF-Tecnología (Y-TEC) e implica no solo la instalación de la fábrica de ensamblaje de las baterías sino también una capacitación de personal que se brindará en la Escuela de Oficios de UNLP a cargo de Y-TEC.
Pero…
Nos preguntamos ¿en qué “apuesta estratégica para la transición energética”, entra el acuerdo con YPF? Ya que ésta es una empresa clave del extractivismo, como se ve en la explotación de Vaca Muerta a través del método destructivo de fracking. Esta empresa también tiene su pata ligada al modelo agroexportador con YPF -Agro.
La UNLP plantea que se trata de un acuerdo que “aporta al desarrollo nacional” con una “empresa estatal”, pero lo cierto es que YPF no es “estatal”. Es una sociedad anónima con mayoría estatal, pero con un 49% de accionistas privados, que cotiza en la bolsa de Nueva York y funciona como una corporación más. Entre sus accionistas, hay fondos de inversión como Black Rock, Morgan Stanley, Wellington, BNP Paribas, Fidelity, etc. Y luego de la compra del 51% por parte del Estado, se hizo un acuerdo secreto con Chevron.
El proyecto de la UNLP tampoco problematiza el método de extracción del litio ni en manos de quién está. ¿Se puede pensar un desarrollo nacional sin cuestionar en manos de quién está la extracción y cómo se realiza?
Sobre la Extracción de Litio
Podemos leer de la UNLP sobre como el Litio “...alimenta los sueños de prosperidad de un puñado de países en cuyos territorios se asientan las mayores reservas mundiales de este mineral. Nuestro país es uno de ellos.” ¿Esto es así? Veamos
La extracción del Litio es una megaminería del agua, ya que, en el proceso completo de extracción y purificación del mineral se utilizan inmensas cantidades de agua potable. A pesar de que existen otros métodos, las grandes empresas utilizan el más barato y contaminante.
Este tipo de extractivismo ya se está llevando adelante en la zona de la Puna Andina, en el Salar de Olaroz y Salar del Hombre Muerto, que se encuentran en las regiones de Salta, Jujuy y Catamarca. Cabe aclarar que estas son zonas áridas y secas, donde el agua potable es un recurso escaso y ya existen muestras claras del daño que produce la extracción del litio, por ejemplo, en el ‘Salar del Hombre Muerto’ en Catamarca se han secado 11 kilómetros de la vega del Trapiche.
Por esto, también existe un conflicto permanente con las comunidades originarias de los alrededores de las zonas de extracción. Por la situación de sequía artificial que se crea se ven comprometidos la cría de ganado, el cultivo y el acceso al agua potable. Es por esto que pusieron en pie la Mesa de las 33 comunidades de Salinas Grandes y Salar de Olaroz, y exigen que se les haga una Consulta Previa Libre e Informada (CPLI) sobre sus tierras ancestrales. Este derecho mínimo constitucional no es respetado ni por los gobiernos provinciales ni por las empresas.
¿En manos de quien está la extracción?
El origen de la extracción en nuestro país inicia en 1988 con la estadounidense FMC Corporation, y desde entonces está en manos de empresas transnacionales e imperialistas, asociadas en general a empresas del sector automotriz o electrónica como Allkem (fusión de Orocobre y Galaxy que luego de la guerra de Ucrania mejoró sus ganancias un 386 %). Son grandes dueñas desde el minuto cero de la extracción, y venden la materia prima a sus compradores monopólicos como Nissan, Mitsubishi, Galaxy, etc, a precios más bajos que los del mercado. Así obtienen el mineral barato y lo llevan a sus países del primer mundo para “hacer baterías” y luego vender el producto terminado con alto valor agregado.
Vemos cómo se repite el histórico patrón común de extractivismo en los países del “cono sur”, dejando la contaminación y el destrozo ambiental en los países semicoloniales, mientras que, en los países centrales se hace demagogia con el “capitalismo verde”.
El capitalismo como sistema económico, político y social, está ordenado por la acumulación de ganancias de forma irracional, sin importar si esto destruye el ambiente o las condiciones de vida de millones. Vemos así, cómo se impulsa la obsolescencia programada de los dispositivos electrónicos, generadores de una contaminación sin precedentes, de toneladas de basura, con el único objetivo de lograr un consumo continuo de estos productos; un sinsentido desde el punto de vista ambiental y de la sostenibilidad de la especie.
”Utopías de prosperidad”
Quienes manejan nuestro país se han embarcado, con el cuento del desarrollo y el progreso, apoyándose en la abundancia de recursos naturales de nuestra región, en un plan para “reprimarizar la economía”, explotando los recursos de las grandes mayorías y contribuir al saqueo ambiental.
Este plan no ha encontrado grietas de los partidos del régimen, peronistas y radicales son sus impulsores. De la baja de retenciones y liberalización del macrismo, ahora podemos ver que esto pegó un salto con el gobierno de Alberto y Cristina con un claro por qué: están buscando avanzar en todo lo que nos permita generar dólares para pagar la estafa del FMI, con el discurso de que quieren “generar trabajo” y “desarrollo tecnológico en el país” para “salir de la crisis”.
Vimos el proyecto de Mega Granjas Porcinas, como si una pandemia no hubiera sido suficiente. La explotación de petróleo no convencional en Vaca Muerta, sin importar si genera sismos ni si implica fracturar literalmente el suelo. Hace poco Alberto Fernandez, legitimó de aca a 10 años la exploración offshore en lo ultra profundo del mar para sacar petróleo. Junto a Cristina festejaron los 100 años de YPF, mientras en Mar del Plata la Justicia falló a favor del extractivismo. Fueron un “sueño” corto las promesas electorales como la ley de Humedales que sigue cajoneada.
Todos estos proyectos fueron, sin embargo, enfrentados con grandes movilizaciones del movimiento ambiental, las organizaciones y partidos de izquierda y los pueblos afectados. Recordamos aún, en Mendoza contra el fracking y los intentos de derogación de la 7722, el grito de todo Chubut que dijo “No es No”, y en Mar del Plata “Por un Mar Libre de Petroleras”.
Ahora, de la mano del Litio, quieren que nos creamos que están aportando a la transición energética y a mejorar nuestra calidad de vida, cuando ya sabemos que desde que se extrae está en manos imperialistas y que de esas ganancias el pueblo no toca ni un centavo.
En este marco nos preguntamos…
¿Qué rol juegan las universidades? Podemos ver una relación entre el plan de los gobiernos extractivistas y las universidades del país.
La Facultad de Agronomía de la UBA tiene acuerdos con empresas del sector agro, como Monsanto/Bayer/Syngenta, y brinda posgrados pagos (habilitados por la LES menemista que permite el financiamiento privado de universidades) con una clara orientación empresarial con lo más concentrado del poder económico.
Hemos visto por ejemplo en la UNL (Universidad Nacional del Litoral), con el reciente desarrollo del trigo HB4, el primer trigo transgénico, desarrollado por el Conicet y la Facultad de Cs Exactas, que se asoció a una empresa “nacional”, Bioceres (de la cual Hugo Sigman es accionista, el mismo que impulsa las mega granjas). Este trigo soporta condiciones secas del suelo, pero requiere de un pesticida 15 veces más poderoso que el glifosato, el trigo a diferencia de la soja llega de cientos de maneras a la mesa de todos los argentinos. Los más afiebrados niegan cualquier problema pues el “Conicet lo avala”.
El caso de la UNT es el más escandaloso, es la única universidad en el país que no solo pone sus profesionales y conocimientos en función de la extracción de cobre y oro, sino que además es parte de la propia extracción,obteniendo un 20% de regalías.
En La Alumbrera se realiza megaminería a cielo abierto, hace poco los pobladores sufrieron represiones y detenciones de parte del gobierno, cuando se manifestaban contra ella; la posición de la universidad fue escandalosa (aunque lógica pues está en un lado del mostrador) sin repudiar este hecho.
Las universidades, con sus aspectos particulares, no tienen grieta respecto al extractivismo, y colocan a los miles y miles de profesionales formados en función del mercado dominado por el capital financiero internacional, osea el de las grandes multinacionales Yanquis, Canadienses, Australianas, SurCoreanas y plantean “ilusiones” de desarrollo autónomo, sin poner en duda todo lo anterior.
Nuestra salida
Al comienzo de este artículo planteamos algunas preguntas y a lo largo del mismo desarrollamos los límites que el proyecto tiene en el marco de un país atado a los mandatos del FMI. En este apartado queremos discutir cuál es nuestra perspectiva.
Quienes militamos en la Juv PTS y la agrupación ambiental anticapitalista Alerta Roja opinamos que la universidad puede formar profesionales incorporando en los planes de estudio y en la práctica cotidiana, lazos con las mayorías populares y los trabajadores, para que el conocimiento esté puesto en función de las necesidades sociales.
Esto no podrá ser más que rompiendo los lazos que nos atan y someten. Es claro que debemos poner en duda quién dirige las universidades, el cogobierno de peronistas y radicales, junto a los gobiernos de turno, que tienen planes extractivistas y de contaminación, como lo fuimos viendo a lo largo de esta nota.
Nos guiamos en nuestra búsqueda de otros lazos en los grandes ejemplos como Zanon y MadyGraf, fábricas bajo control de sus trabajadores, que junto a cientos de estudiantes y docentes aportaron a desarrollarlas. Zanon es una referencia en Neuquén y allí cientos de jóvenes conocen un trato amigable con el ambiente y las comunidades originarias, también se establecieron convenios como con la UNCO (universidad del Comahue) de colaboración mutua. En MadyGraf desde nuestras corrientes en la UNGS y la UnSam, logramos convenios y apoyo de técnicos e ingenieros a esta gran causa. Sus trabajadores reconvirtieron la producción y la instalación eléctrica, para contaminar menos y generar lazos con la comunidad; y ahora están en la pelea por la expropiación definitiva de la fábrica y en la organización de un gran encuentro con ambientalistas.
En nuestra opinión, las universidades deberían jugar un rol en una planificación económica y social junto con los trabajadores, las mayorías populares y las comunidades originarias, aportando con sus profesionales y conocimientos, buscando el estudio y la generalización de estos ejemplos.. Así como lo demuestran las fábricas recuperadas, una economía planificada democráticamente en manos de lxs propixs trabajadores, en conjunto con estudiantes y las comunidades y pueblos originarios, mediante una relación racional con la naturaleza es posible.
También es indispensable una perspectiva claramente anticapitalista, porque como queda demostrado, bajo este sistema es imposible pensar ninguna relación armónica con la naturaleza, ningún desarrollo social beneficioso a las mayorías. Lo que se pone a la orden del día es que en las universidades se piense y se debate un sistema social superior, un socialismo desde abajo, demnocratico, donde seamos parte de todas las decisiones, para que sean los propios trabajadores y los sectores populares los que definan sus propios destinos. |