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30 de junio de 2022 Twitter Faceboock

La vigencia y los límites de Stonewall
Tomás Máscolo | @PibeTiger

El libro del activista, punk, español, Alex B., “Estrategias y límites de Stonewall” hace un recorrido desde la revuelta del 28 de junio de 1969 hasta la actualidad, mencionando los distintos embates que sucedieron en EEUU y Europa. Rescata debates teóricos sobre la comercialización, la identidad, la homonormatividad y nuestros lugares de lucha. ¿Por qué es importante pensarlo hoy?

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Alex B. despotrica contra el sistema capitalista y hace una fuerte crítica a les activistas que fueron cooptados por las distintas políticas de inclusión y al “mercado rosa”. Se posiciona contra la mercantilización de nuestra sexualidad y reflexiona por qué el movimiento LGTBIQ+ desde el neoliberalismo hasta hoy fue perdiendo su filo revulsivo.

En esta nota haremos un repaso por algunos de los hechos que narra el libro y sus principales ideas.

Stonewall fue un levantamiento contra el sistema

El 28 de junio de 1969 una vez más la Policía se hizo presente en el bar de Stonewall para llevar adelante una razia. Los agentes estaban acostumbrados a revisar a los clientes, a las travestis las revisaban en los baños “para comprobar su sexo” y eran directamente detenidas: llevar más de dos prendas del sexo opuesto era ilegal.

El cansancio frente a la impunidad policial esa noche ganó, empezando por las trans que se negaron a ser detenidas, seguidas por los demás que se negaron a entregar sus identificaciones, hasta que retumbó el grito de una lesbiana invadiendo a los presentes: “¿Alguien va a hacer algo?”. La multitud estaba inquieta, enojada y muy decidida. La revuelta, que tuvo tres días de barricadas, había comenzado.

Es útil hacer una pequeña caracterización sobre el contexto histórico en el que se inserta Stonewall. Según el autor “el final de los años 60 fue una época propicia para el nacimiento de muchos movimientos y organizaciones revolucionarias. Después de la muerte de Martin Luther King Jr. y de Malcom X, el movimiento de liberación negro se orientó hacia formas de resistencia más radicales y vio el nacimiento de las Panteras Negras. Este grupo rechazaba las premisas no violentas y de integración “a toda costa” de Luther King, prefiriendo el concepto de autodefensa como principal medio de lucha. También el movimiento de los estudiantes, en esta época, ganaba fuerza y se radicalizaba, y protagonizará los eventos del 1968 en muchos países del mundo, que inspiraron y radicalizaron políticamente a muchas personas que vivieron en aquella época”. En 1969, las calles de Nueva York fueron testigo entre taconeos, gritos y golpes, de la valentía de las lesbianas, las travas y las maricas que le ponían freno al acoso de la policía con barricadas y encerrándolos en el mítico bar de Stonewall. Estos sucesos dieron surgimiento al movimiento de liberación sexual ganando visibilidad en las calles, enfrentando a la policía y las leyes sexistas que regían a la diversidad sexual, sentando la tradición de las marchas del orgullo que ya es internacional y no sin razón.

La sociedad de aquel entonces se encontraba fuertemente moldeada por la propaganda estatal conservadora sobre la familia y la sexualidad. Este discurso sobre la moral y las “buenas costumbres”, arraigadas en la heterosexualidad como norma, era impulsado por los gobiernos americanos e instituciones como la Iglesia.

Esta situación llevaba a que la vida de las personas LGBTIQ+ fuese en gran medida clandestina, reducida a lugares específicos como barrios de las grandes ciudades y a bares clandestinos manejados por la mafia, como el caso de Stonewall. Los comunistas eran una amenaza para el poder de Estados Unidos y los homosexuales eran considerados “influenciables” según la propaganda macartista.

En ese clima se prendió la chispa de la lucha de la diversidad sexual. Para Alex B. “Stonewall trajo inspiración, el amor y la rabia para la creación de un movimiento que quería luchar por la libertad”. En el marco de aquella lucha, en la que participaron unas miles de personas, diversos grupos decidieron formar, en Estados Unidos, el Frente de Liberación Homosexual (GLF por sus siglas en inglés). Se declara el 28 de junio Día del Orgullo, en recuerdo de la revuelta de Stonewall, y la primera manifestación se realizaría en Nueva York en 1970.

A la cabeza estuvieron las travestis Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera que pusieron en pie el grupo Acción de Travestis Callejeras Revolucionarias (STAR por sus siglas en inglés) discutiendo con algunas agrupaciones que peleaban por los derechos de las personas LGTBIQ+. En el año 1971 se fundó esta organización, aunque hicieron una primera aparición pública en la manifestación del Weinstein Hall de la Universidad de Nueva York en 1970. La universidad prohibió cualquier evento gay, así que diversos activistas de la diversidad sexual organizaron una sentada. El grupo antidisturbios obligó a los militantes gays a abandonar la ocupación. STAR, inicialmente llamado Street Travestites for Gay Power (Travestis Callejeros por el Poder Gay), nació entre la frustración de que el movimiento de liberación gay rechazara defenderse y se comprometiera a luchar contra la policía.

El ensayo de Alex B. publicado como un fanzine punk, desde sus planteamientos radicales, mantiene que hay una relación entre la supuesta inclusión de sectores y colectivos LGTBIQ+ en la agenda política y la rentabilidad electoral y monetaria de dichos sectores, incluyéndose así en la sociedad de consumo y del espectáculo, desarrollados, por otra parte, en el seno de modelos patriarcales y normativos de la sociedad. Sobre todo dentro de un Estado de clase. Sin embargo hay que destacar el coraje de estos activistas que lograron conquistas mediante acción directa o performances.

También Stonewall significó la respuesta cargada de bronca tras años de represión y acoso sistemático de las fuerzas de seguridad en complicidad con el Estado, la Iglesia y los grupos religiosos.

Lo que Stonewall nos dejó

El autor hace un repaso por los inicios de los Frentes Homosexuales en Europa de la década del ‘70. Rescata sobre todo al activista y marxista Mario Mieli, cuya tesis será publicada en 1977 con el título de Elementi di critica omosessuale (Elementos de crítica homosexual) y que se convertirá en uno de los fundamentos de la teoría sobre género en Italia. Mieli, a principios de la década de 1970, parte hacia Londres, donde frecuenta el Frente de Liberación Homosexual local. De vuelta a Italia en 1971, forma parte de la fundación del FUORI (Frente Unitario Homosexual Italiano)- el primer movimiento de liberación gay italiano, con el que rompe por izquierda cuando, en 1974 éste forma una federación paritaria con el Partido Radical.

Es importante este italiano porque hace una fuerte crítica a la adaptación de algunas agrupaciones LGTBIQ+ y sobre todo a la familia: “La prensa y la televisión discuten el derecho al matrimonio de los homosexuales mientras las organizaciones gays modernas se limitan a la reivindicación de una aceptación completa por parte de la sociedad. El estatus quo LGTBIQ+ a través del “progresismo”, piensa una integración total de la homosexualidad, una vuelta (por la parte de atrás) a las estructuras patriarcales como la familia”.

Alex B. también destaca dos agrupaciones alemanas, Células Revolucionarias y Rote Zora, los activistas que participaban publicaban folletos y periódicos iban a manifestaciones y participaban activamente en huelgas de la clase trabajadora, contra los presos políticos, entre otras demandas. Rescata distintas agrupaciones que intentan mantener viva la llama que prendió Stonewall pero que sin embargo la política neoliberal que nació en los ‘80 intentó apagar.

Under rosa: ‘80 y ‘90

El 5 de junio de 1981, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos alertaba en su boletín semanal de cinco casos de una ‘relativamente’ rara neumonía (Pneumocystis carinii) en hombres que habían sido tratados en Los Ángeles. En la década de los 80 empezó el estigma con la "peste rosa". Se lograron conquistar muchas leyes al respecto sin embargo al volverse un negocio de la industria farmacológica seguimos peleando para que se descubra la cura.

De esta década Alex B. rescata los inicios del ACT UP AIDS Coalition to Unleash Power (Coalición del sida para desatar el poder), un grupo de acción directa fundado en 1987 para llamar la atención sobre la pandemia de VIH/SIDA. Según afirmaba Kelvin MacKenzie, director por entonces de The Sun, altos cargos de la Administración thatcherista se planteaban usar la pandemia de VIH/SIDA como pretexto para criminalizar la homosexualidad, apuntando la idea de crear campos de concentración para gays y lesbianas. Sir James Anderton, jefe de policía en Manchester, describe a los enfermos de sida como “desechos humanos”, y a los mineros como “terroristas” y “mafiosos”. Junto a la Iglesia fueron quienes la apodaron como "la peste rosa".

“A los niños se les está educando en que tienen un derecho inalienable a ser gays. Todos están siendo engañados desde el comienzo de sus vidas”, declaraba la “Dama de Hierro” en un acto del Partido Conservador en 1987. Thatcher apoyó en 1967 la despenalización de la homosexualidad pero veinte años después, durante su mandato, se mostró tan inflexible con los gays que como con los mineros.

Así aprobó el Artículo 28 para la educación pública que decía literalmente que las autoridades locales “no deben promocionar intencionadamente la homosexualidad o publicar material con la intención de promocionarla” o “promocionar la enseñanza de la aceptabilidad de la homosexualidad” en las escuelas.

La respuesta a este tipo de propaganda nació de los grupos que luchaban contra la estigmatización y que empezaron en Europa. Los límites que Alex B. plantea es que en 1990 se funda Act Up Queer Nation y tiene que ver con que su táctica era “incrementar la visibilidad” y eso hace perder un filo revulsivo “el único análisis que queda es la crítica a la moral de la sociedad americana, como el nacionalismo (en el nombre del grupo está la palabra nación), el consumismo, y el capitalismo no estarían siendo criticados. También ha desaparecido la crítica a los géneros convencionales. A los conceptos de feminidad y masculinidad”.

La crítica se expande a otros aspectos del movimiento LGTBIQ+ “oficial” pero en los ‘90 Alex B. plantea que es necesario unificar las luchas porque los problemas estructurales no son sólo identitarios, lo expresa de la siguiente manera en un fanzine llamado Queer of the Left “casi lloré en la marcha sobre Washington de 1993 cuando una lesbiana asiática, hablando en el escenario, fue criticada mientras contaba las historias de invasiones y genocidios perpetrados por el gobierno americano contra las personas de color de todo el mundo y en Estados Unidos y proponía protestar contra el ejército americano, en vez de pedir que los gays puedan entrar al ejército”.

La historia nos respira en la nuca

Queremos terminar este artículo con una reflexión que compartimos con Alex B. Creemos que el límite del movimiento surgido en Stonewall estuvo vinculado a la separación que estableció entre la lucha contra la opresión y el conjunto de la explotación bajo el capitalismo. Su desarrollo tendió así al integracionismo a distintas variantes del régimen capitalista sin encarar una lucha que barriera de raíz con las causas de la opresión a las disidencias sexuales. ¿Por qué? Las aristas más revulsivas de aquel movimiento que se había desarrollado en los ‘70 fueron perdiendo filo y la mayoría de las organizaciones de gays, lesbianas y travestis se abocaron a las cuestiones de la identidad y al horizonte de la ampliación de derechos civiles y formales en los marcos de las democracias capitalistas; esta perspectiva se mantiene en algunas organizaciones hasta la actualidad, como por ejemplo la FALGTB en Argentina.

La vigencia de Stonewall tiene que ver con que nuestros enemigos siguen siendo los mismos: los gobiernos, las iglesias y la policía. En ese sentido, la pelea no puede pensarse de manera aislada o identitaria. Por ejemplo, luego de la muerte en manos de la policía de Geroge Floyd, a la consigna del Black Lives Matter se le sumó la de "Black trans lives matter", por la muerte de Tony McDade, de 38 años, quien fue asesinado en manos de la policía de Tallahassee. La erupción sostenida en todo el país de las protestas contra la violencia racista ya está inspirando una comprensión más profunda del significado del Mes del Orgullo, sacando todo margen de "capitalismo rosa" e imprimiéndole un mensaje más insurrecto.

Hay que seguir defendiendo todas las conquistas que supimos conseguir en las calles. El movimiento LGTBIQ+ ha conseguido hacer efectivas algunas de sus principales reivindicaciones. Sus conquistas legales han transformado de manera profunda las formas de vida de lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales. Entre las reclamaciones encaminadas a la eliminación de la discriminación legal por motivos de orientación sexual e identidad de género y a garantizar la igualdad de derechos, hay que destacar la aprobación, desde 2001, en 25 países del mundo, de leyes que permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo y reconocen su derecho a adoptar. En Argentina cabe destacar la Ley de identidad y el cupo laboral trans.

La inclusión por otro lado es porque somos un negocio cotidianamente vemos comerciales en nuestras redes sociales, la televisión y las calles dirigidas específicamente para un sector. Zapatillas Nike o Adidas, series con historias de vida LGBTIQ+ en Netflix o Amazon Prime, cruceros gay a destinos paradisíacos, hasta créditos hipotecarios ¿pero cuántas personas LGTBIQ+ realmente pueden tener acceso a esto? ¿La libertad tiene que ver con la posibilidad de consumo?

La historia es la historia de la lucha de clases, el libro de Alex B. invita a reflexionar sobre una perspectiva emancipatoria para lograr una verdadera libertad sexual, dentro de una crisis económica histórica.

 
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