Fue en el mediodía de este viernes. El presidente argentino habló por alrededor de media hora. Aunque hizo alusiones genéricas a la paz, ofreció enviar ayuda a Ucrania al tiempo que condenó el accionar ruso. Una política a tono con los pedidos de Biden y la OTAN.

Este viernes al mediodía Alberto Fernández habló por 35 minutos con Volodímir Zelenski, su par ucraniano. Durante la llamada habló genéricamente de negociaciones y diálogos destinados a buscar un acuerdo de paz. Sin embargo, en los hechos, su conversación implica otro paso en alinearse con EE.UU., la OTAN y las grandes potencias del llamado occidente.

Según el comunicado de prensa enviado por Presidencia de la Nación, el presidente “ratificó el rechazo de la Argentina a la invasión rusa de la misma manera en que lo viene haciendo en todos los foros internacionales”.

Hay que recordar que, hace varios meses, Argentina votó favorablemente la suspensión de Rusia como parte de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Aquella decisión implicó un abierto acompañamiento a la política de EE.UU.. En esa misma votación, países como Brasil y México se abstuvieron, marcando una distancia de la política de las grandes potencias que conforman la OTAN.

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Además, durante la conversación, Fernández ofreció aumentar la ayuda humanitaria que Argentina ya ha enviado a Ucrania. A su turno, siempre según la misma fuente, Zelenski “agradeció las reflexiones, opiniones y apoyo del gobierno argentino a quien consideró un país clave e influyente en América Latina”.

La brutal ofensiva rusa -que debe ser abiertamente repudiada- no debe impedir ver el accionar de las potencias imperialistas como EE.UU. y los países europeos que integran la OTAN. Con más o menos tensiones entre ellos, todos esos países sostuvieron una política de avanzar sobre el territorio que Rusia consideraba su zona de influencia.

Esas mismas potencias cerraron una cumbre este jueves en la ciudad de Madrid. Allí, según definió el diario español El País, la OTAN definición pertrecharse “para una época de confrontación entre potencias”. Estas grandes potencias están muy lejos de defender valores universales como la “democracia” o los “derechos humanos”. Detrás de los discursos “humanitarios” están sus intereses económicos y políticos, que defienden apelando a todos los medios.

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