En su cuarto año, el gobierno de AMLO inaugura la Refinería Olmeca-Dos Bocas, uno de sus principales megaproyectos del plan de gobierno. Ubicada en la zona estratégica del Golfo de México, en el municipio de Paraíso, Tabasco, a un lado de la Sonda de Campeche, donde actualmente se produce 80 % de crudo en México, se espera que para 2023 la nueva refinería procese 340 mil barriles de petróleo crudo tipo Maya por día, de los cuales 170 mil serán de gasolina y 120 mil de diésel.
Asimismo, el proyecto está desarrollado para que se conecte vía marítima a los puertos de Tuxpan, Veracruz, Pajaritos y Progreso, y se conecte con la Red Nacional de Poliductos con el objetivo de “detonar el desarrollado del Sureste” de la mano de la construcción del Tren Maya.
El objetivo principal de la Refinería Olmeca-Dos Bocas, señaló AMLO en 2019 cuando comenzaron a realizarse las labores de construcción, es “incrementar la elaboración de productos de mayor valor agregado en el país, cuidar la balanza comercial e impulsar el desarrollo económico y social del sureste mexicano”.
Al arrancar el proyecto la estimación tendría un costo de 8 mil millones de dólares, sin embargo la cifra fue modificándose. Al respecto Bloomberg informó que los costos totales de la megaobra pueden terminar entre los 16 y los 18 mil millones de dólares, más del doble del presupuesto inicial que López Obrador planteó en 2019.
De las empresas participantes, sólo una es nacional, ICA Fluor, y el resto son trasnacionales: Fluor Enterprises, Samsung Engineering, Asociados Constructores DBNR, Kellogg Brown & Root, Constructora Hostotipaquilo.
A pesar de que el gobierno de AMLO reivindica la figura de Lázaro Cárdenas, ciertamente el régimen de la 4T está muy lejos siquiera del bonapartismo sui géneris (como lo definía León Trotsky en su exilio en Coyoacán) que permitía al "chamaco de la Revolución" (como apodaban al general michoacano) nacionalizar la industria petrolera y poder enfrentar —creación del Politécnico de por medio— las sanciones que los países imperialistas imponían a México.
Hoy, varias de las petroleras que Cárdenas expropió en 1938, como la Shell, Total, British Petroleum (BP), etc., operan gasolineras "compitiendo" contra PEMEX, en continuidad directa con la reforma energética de Peña Nieto que eliminaba el monopolio de la paraestatal y en los hechos permitía la lenta privatización de la industria energética.
A pesar de que la 4T da gestos como la mayor preponderancia de la CFE en lo que respecta a la industria eléctrica (en contraposición a las empresas privadas de países imperialistas como la española Iberdrola), y a pesar de que su política le da mayor peso a la extracción de hidrocarburos en un contexto en el que se vuelve urgente la disminución de gases de efecto invernadero, la política de AMLO sigue siendo en beneficio de las empresas privadas.
Por ello, desde La Izquierda Diario y el Movimiento de los Trabajadores Socialistas consideramos que la clave está en la renacionalización completa de la industria energética y en el financiamiento de la investigación científica en miras de una reconversión energética de energías renovables en donde se mantenga el monopolio estatal bajo gestión de sus trabajadores. Una perspectiva opuesta la de tanto López Obrador como de la derecha neoliberal que defienden la propiedad privada y las ganancias por encima de las necesidades de la humanidad. |