Con la sorpresiva salida del ex ministro de economía, Martín Guzmán, durante la tarde del Sábado, mientras Cristina Kirchner daba su discurso en Ensenada, la oposición derechista de Juntos por el Cambio (JxC) salió a dar su postura. Primando un perfil bajo, y la “cautela” (como remarcan algunos dirigentes), emitieron un comunicado al día siguiente de la renuncia reclamándole al Gobierno “responsabilidad institucional” y el “cese de las peleas internas”. Como si su propia coalición no fuera la responsables de endeudar e hipotecar al país con el FMI, bajo el gobierno de Macri. La hipocresía de hablar ahora de "responsabilidad", es habilitada por la propia crisis del oficialismo tras reconocer y legitimar la deuda que ellos tomaron. A esa carta se le sumaron declaraciones y tuits de algunos integrantes de JxC.
La mayoría de los dirigentes de la alianza opositora coincidió en señalar la designación de la nueva ministra, Silvina Batakis, como un avance de Cristina Kirchner en el gobierno y la toma de decisiones en el área económica. En contra del currículum de la ex ministra de economía de la Provincia durante la gobernación de Scioli, recordada por los docentes por pagar el aguinaldo en cuotas y atacar el salario, desde JxC se exagera su “heterodoxia” y se pone en cuestión la continuidad del programa dictado por el FMI. Pero para despejar cualquier duda, durante su asunción este lunes, Batakis confirmó que continuará con el rumbo de ajuste trazado por el Gobierno y el Fondo.
“El rumbo de Argentina tiene que ver con el manejo fiscal de nuestras cuentas. Con seguir el programa económico que el Presidente vino marcando" fueron las palabras de la nueva ministra, casi calcadas a las del presidente en un tuit, en el que decía que Batakis “es una persona experimentada, con una gran trayectoria (que) seguirá los lineamientos generales de nuestro programa económico”. Es decir, que lejos de un giro en la política económica, se mantendrá el camino del “equilibrio fiscal” (como dijo Batakis en su asunción), es decir de ajuste del gasto público, y de las metas dictadas por el organismo de crédito.
Durante la reunión que mantuvieron por la noche del lunes en Acassuso, el ex presidente Mauricio Macri y la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, ambos dejaron trascender a la prensa que coincidieron en darle prioridad a la unidad de la coalición derechista y posponer “la actividad proselitista” al interior del espacio. Es decir, ninguno de los dos quiere que una figura pueda aprovechar la situación para quedar mejor posicionado que el resto. En el marco de crisis del gobierno actual, las miradas están puestas en Larreta, aunque éste hasta el momento sigue guardando un ruidoso silencio.
A la par de manejarse con “cautela”, desde JxC también coinciden en que hay que “dejar actuar” al gobierno en esta situación. Sin figuras fuertes dentro de la coalición y con sus internas a cuesta, es la manera que encuentran para dar lugar a que el desgaste del gobierno se siga desarrollando, mientras continúan dirimiendo sus candidaturas. En ese plano, tampoco desean que el gobierno caiga en el abismo en el corto plazo, ya que un adelantamiento de las elecciones los agarraría muy mal parados en este momento.
La pretendida “responsabilidad institucional” que pidieron los derechistas no los privó sin embargo de seguir con su propaganda y pedidos de “cambios estructurales”, como dijo Federico Angelini, vicepresidente del PRO y diputado por Santa Fe. “Batakis tendrá que tener la capacidad de regenerar cierto nivel de confianza en la sociedad y para eso tiene que presentar un programa económico” señaló, y agregó que “si no se toman medidas de cambios estructurales, el fracaso podría resultar catastrófico para los argentinos”. Ya conocemos a qué tipo de cambios estructurales se refieren los dirigentes de Juntos por el Cambio, cuando piden un nuevo programa económico. Uno de mayor ajuste al actual y con reformas regresivas en lo laboral y previsional.
Con la fuerte crisis que atraviesa el Gobierno por estos días, desde la oposición de derecha buscan capitalizar sin mucho éxito el mal momento del oficialismo, sin poder presentarse como una alternativa “consistente” y “unida” (a pesar de que así se presenten en el comunicado). Tanto desde el Gobierno como desde JxC, coinciden en mantener un programa económico bajo los dictados del Fondo y sus metas de ajuste fiscal, tal como el organismo pidió profundizar en los próximos meses. Ambas coaliciones no tienen diferencias a la hora de mantener al país bajo el cogobierno con el Fondo y sin cuestionar a los grandes factores de poder y grupos económicos que no paran de acrecentar sus ganancias, mientras crece la desigualdad y la pobreza en cada vez más amplias capas de la población. |