De esos temas hablamos en la columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos.
El sábado, decenas de miles de manifestantes irrumpieron en la residencia presidencial en la capital de Sri Lanka, Colombo.
El presidente Gotabaya Rajapaksa huyó de la misma anunciando que dimitiría el 13 de julio, primero se fugó a Maldivas y hoy se conoció que llegó a Singapur.
El primer ministro Ranil Wickremesinghe dijo que dejará el cargo una vez que se establezca un gobierno multipartidista.
Primero para ubicarnos, Sri Lanka es una isla con unos 22 millones de habitantes, ubicada en pleno golfo de Bengala, su nombre es relativamente nuevo, de 1972.
Qué pasó para que en este país se diera la rebelión social que vimos estos días.
Desde hace meses el país cayó en picada económica: una crisis de deuda pública, que creció primero por la pandemia, el turismo es una fuente muy importante de divisas en 2018 eran 5 mil millones de euros, en 2020 baja a mil millones, y luego la guerra en Ucrania agravó la escasez de alimentos, combustible, gas para los hogares, medicamentos.
Según una encuesta de Naciones Unidas, un 70% de los hogares de Sri Lanka recortaron su consumo en alimentos: la inflación del precio de la comida ronda el 57%.
El gobierno de Sri Lanka se había declarado previamente en bancarrota, convirtiéndose en el primer país en dejar de pagar su deuda externa este siglo, una parte importante de la deuda es con China.
Sumado a esto, un intento de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional fracasó antes de empezar, producto del recorte en el gasto que exigía el organismo.
Otro dato para tener en cuenta es que el presidente Gotabaya Rajapaksa es parte de una dinastía familiar que dirigió el destino de la isla, y que en 2020 había ganado las elecciones con el 60% de los votos.
Con los manifestantes todavía en las calles, el futuro inmediato es una incógnita, pero para muchos analistas la rebelión en ese país asiático comienza a mostrar que las consecuencias de la pandemia, agravadas por la guerra en Ucrania, se transformará en irrupciones desde abajo. |