Este viernes el gobierno de Gabriel Boric reveló su propio “Plan b” en caso de no triunfar el apruebo en el plebiscito del próximo 4 de septiembre. En una entrevista para el matinal de Chilevisión, Boric señaló que era partidario de hacer una serie de modificaciones a la actual propuesta de nueva constitución en línea con moderar aún más el texto y que si no triunfaba el apruebo, habría que hacer un nuevo proceso constituyente. El cálculo que hacen en palacio es que ese camino más engorroso favorece al apruebo. El anuncio del mandatario toma nota de los reclamos de los sectores más concentrados del empresariado, la derecha y del propio apruebo como la DC o el PPD que vienen exigiendo “certezas” al gobierno para moderar las expectativas y no hacer ningún cambio sustancial a los “30 años” del Chile neoliberal.
Sobre los temas a modificar del nuevo texto, Boric señaló que "tiene que ser una discusión más transversal". Dijo que le gustaría "que tengamos un acuerdo amplio respecto a cosas que hay que modificar, por ejemplo, el tema de los Sistemas de Justicia versus el Poder Judicial o que quede absolutamente claro que los fondos de pensiones son inexpropiables" en directa alusión a los temas y medidas que la campaña del rechazo ha posicionado durante estas semanas.
Los dichos de Boric abrieron una serie de reacciones a conveniencia en el mundo político. En Apruebo Dignidad se cuadraron rápidamente, mientras que en el socialismo democrático llamaron a no cerrar de antemano el mecanismo de redacción de una nueva constitución en caso del triunfo del rechazo como fue el caso del senador Fidel Espinoza (PS) que presiona para un acuerdo con la derecha. En el caso de Chile Vamos, dijeron que se trataba de que Boric asumía la realidad del triunfo del rechazo.
El gobierno de Boric que asumió con la promesa de hacer reformas para intentar dar una respuesta a las demandas de la rebelión pero que están limitadas por el ajuste fiscal y económico que vienen exigiendo los grandes empresarios. Los dichos de Boric tratan de dar muestras de gobernabilidad al poder como viene haciendo desde que asumió el gobierno el pasado 11 de marzo. Desde entonces, una de las preocupaciones centrales del gobierno, ha sido terminar el “trabajo sucio” que no pudo hacer Piñera: Mantuvo encarcelados a los presos políticos de la rebelión, continuó con la militarización del Wallmapu, aprobar leyes claves de su agenda represiva como la reciente de “infraestructura crítica”, mantener las calles sin movilizaciones reprimiendo a las y los estudiantes, prohibiendo nuevos retiros de las AFP, etc. Todo con el concurso y complicidad de sus coaliciones de apoyo incluyendo al Partido Comunista que pone la vocería y los votos en el congreso para esta agenda contra el pueblo.
El texto de nueva constitución establece una serie de derechos fundamentales producto de décadas de lucha en las calles, derechos contra los cuales la derecha y sectores de la concertación del rechazo han montado una enorme campaña. Pese a lo anterior, el texto no cambia pilares claves de la acumulación del capitalismo chileno: No termina con las AFP, mantiene el negocio en la salud, permite que se mantenga el saqueo de los recursos naturales como el cobre o el litio.
Hay que enfrentar al rechazo de forma consecuente desde una posición política independiente. Pero hay que hacerlo con los ojos abiertos, porque sólo será mediante la lucha de la clase trabajadora y el pueblo, enfrentando a los grandes empresarios y afectando sus ganancias que podremos conquistar las demandas pendientes del estallido social.
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