Resalta que la percepción de la desigualdad socioeconómica es muy grande, pues el 72% de los centenials y el 77% de los milenials considera que en sus países se han profundizado las diferencias entre ricos y pobres. Además, menos de la mitad considera que los negocios tienen un impacto positivo en la sociedad, convirtiéndose este en el quinto año consecutivo que este porcentaje se reduce en las encuestas.
Estas cifras responden a lo cada vez más evidentes que son las contradicciones del capitalismo para las generaciones que crecieron con la incertidumbre respecto al futuro como reglas. La crisis capitalista, desatada en el 2008 y acelerada con la pandemia y ahora con la guerra en Ucrania, presenta una realidad aún más convulsa.
De las personas encuestadas, el 46% de los centenials y el 47% de los milenials, viven al día con sus ingresos y les preocupa no poder solventar sus gastos. Otra de las preocupaciones es no lograr tener un retiro digno y está presente en el 26% de la Generación Z y en el 31% de la milenial. En el caso de ambas generaciones, el costo de la vida es la principal preocupación que les aqueja.
Alrededor del 50% de los encuestados dijeron sufrir de burned out (cansancio y estrés provocados por el trabajo), debido a la intensidad y la demanda de sus trabajos.
Esto es muestra de la intensificación de la productividad laboral y el deterioro de las condiciones laborales, ambas medidas impuestas por las políticas neoliberales para incrementar las ganancias de los empresarios sobre la base de golpear los derechos laborales que fueron conquistados por siglos de luchas obreras a nivel mundial.
En este contexto la juventud precarizada de los sectores de servicio y logística han dado importantes muestras de fuerza en los últimos años de pandemia en los cuales las condiciones laborales se han vuelto aún más insufribles. El último ejemplo es el de la juventud que conquistó el derecho a la sindicalización en Starbucks, Amazon y Apple en EEUU, marcando un importante precedente para la juventud a nivel internacional.
El cambio climático es la segunda preocupación con mayor presencia para las dos poblaciones encuestadas y tan solo 28% considera que la situación económica de sus países mejore en el siguiente año.
Para esta juventud no hay ninguna promesa de un futuro esperanzador bajo este sistema. Una y otra vez se ha caído a pedazos la tesis del “fin de la historia” que nos quisieron imponer con la entrada del neoliberalismo, decretando que el capitalismo había llegado para quedarse y que nunca más habría ni crisis ni lucha de clases.
Las generaciones Z y milenial hemos hecho trizas este mito contra los ideólogos de las clases dominantes que pretenden reducirnos a las generaciones de cristal. Hemos sido parte del Black Lives Matter, de las revueltas en Chile, en Ecuador y Colombia, la que tomó las calles de Francia junto a los Chalecos Amarillos, la que no se cansa de insistir contra la violencia heteropatriarcal, los feminicidios, los crímenes de odio y por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y sexualidades.
Cada vez es más evidente que necesitamos articular las luchas contra la opresión y contra la explotación, con una perspectiva revolucionaria que supera por creces lo que el capitalismo tiene para ofrecernos, construyendo sobre las cenizas de este una sociedad libre de explotación y opresión, una sociedad comunista. |