Italia decidió este jueves celebrar elecciones generales anticipadas el 25 de septiembre como solución a la crisis del Gobierno de unidad nacional de Mario Draghi, empujado a dimitir por el abandono de tres de los principales socios de su coalición.
El presidente de la República, Sergio Mattarela, aceptó finalmente la renuncia del primer ministro Draghi (aunque seguirá hasta la celebración de elecciones) y anunció él mismo su decisión de disolver el Parlamento, elegido en marzo de 2018. De esta manera dió por terminada la actual legislatura ocho meses antes de lo previsto. Las elecciones anticipadas de septiembre deberán elegir la nueva composición parlamentaria y las coaliciones que permitan formar un nuevo Gobierno.
El ahora exprimer ministro, intentó el jueves reconstruir la coalición de unidad nacional que sustentaba a su Gobierno mediante una nueva votación de confianza en el palamento pero terminó perdiendo el apoyo de tres de sus principales miembros, el populista Movimiento 5 Estrellas (M5S), la fuerza conservadora Forza Italia (FI) del exprimer ministro Silvio Berlusconi y la ultraderechista Liga de Matteo Salvini.
Draghi se retiró este jueves del Senado antes de finalizar la votación, tras conocer las intenciones de sus socios de abandonarlo. Aunque en la votación terminó ganando la moción de confianza con 95 votos a favor y 38 en contra, solo votaron 133 del total de 320 senadores, y se ausentaron o abstuvieron tres de las principales fuerzas de su coalición. Esto fue suficiente para que Draghi de por concluido su Gobierno.
Mario Dragui encabezaba una coalición de unidad nacional desde febrero de 2021 en la que estaban casi todos los partidos, excepto el ultraderechista Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni.
La semana pasada la crisis se desató en su coalición después de que el M5S no votara una moción de confianza, lo que empujó a Draghi a presentar su dimisión. Sin embargo, la crisis política tiene razones más profundas y se explica por los reacomodamientos políticos ante los efectos de la guerra en Ucrania, la inflación, los aumentos o el suministro energético, que impacta de lleno en las preferencias políticas y que ya venían provocando una baja en la popularidad de Draghi.
Es así que el lider del M5S Giuseppe Conte ya venía protagonizando roces con Draghi para separarse de la coalición y ir a la búsqueda de un voto inconformista entre sectores populares o de los trabajadores golpeados por la crisis y que habían quedado "huerfanos" de representación política al estar la mayoría de los partidos en la coalición gubernamental. Hace unas semanas el M5S se negó a votar un paquete de subsidios que denunció como muy escaso ante la creciente inflación. El objetivo es recuperar base electoral que han perdido ante el crecimiento del ultraderechista Hermanos de Italia. Esta formación se benefició electoralmente de parte de la base del M5S como de la Liga de Mateo Salvini, que quedó golpeado tras haber forzado la caída del anterior Gobierno de Conte.
Además, el M5S también busca evitar una mayor sangría dentro de su propio movimiento. Entre las últimas tensiones se encuentra la escisión del ala M5S encabezada por el canciller Luigi Di Maio, que estaba dispuesto a seguir hasta el final las políticas del gobierno de Draghi, y que quiso avanzar en romper totalmente con las pasadas ambigüedades geopolíticas y euroescepticas del M5S con respecto a la política hacia la UE, la OTAN y la alianza con los EE.UU. y más recientemente sobre la guerra en Ucrania.
También buscarán su propio espacio Forza Italia y la Liga. El PD por su parte ha llevado tan hasta el final su apoyo a Draghi que fue la voz de la Iglesia, los empresarios y las burocracias sindicales que pidieron a los partidos de la coalición que no dejen solo al primer ministro. Terminó cumpliendo, como hace muchos años, el rol del centro político en todos los sentidos.
Esta rapiña por recuperar votos en medio de una crisis abierta en varios frentes no preanuncia de ninguna manera una próxima legislatura que pueda definir fácilmente una nueva coalición de gobierno. La alta tasa de abstención electoral, la inflación y los padecimientos de sectores crecientes de la población no harán más que profundizar la crisis política que Italia arrastra hace años. |