Después del histórico estallido de la primera huelga de Telmex en 37 años, protagonizado por miles de telefonistas en el país, la dirección sindical pactó con la empresa y la Secretaría del Trabajo (STPS) detener el movimiento un día después. Con la promesa de que en 20 días una “comisión tripartita”, compuesta por funcionarios del sindicato, de la empresa, la STPS y actuarios civiles, delibere sobre cuál de los dos actores tiene la razón en el conflicto por vacantes incumplidas y reforma jubilatoria.
Horas de tensión y unidad obrera
En medio de mucha tensión sobre si la huelga estallaría o no, de cinco años de “prórrogas” y de señales confusas hasta el último minuto, a las 12:00 horas del 21 de julio, miles de telefonistas activos y jubilados comenzaron a desalojar los edificios de la empresa, cerrándolos y colgando las banderas rojinegras.
La incertidumbre, ante la huelga no experimentada por varias generaciones que compone la base activa actual, comenzó a transformarse en un sentimiento de unidad y lucha, gracias también a la solidaria y combativa presencia de compañeros y compañeras jubilados, dispuestos a apoyar y sumarse a las guardias con su rica tradición de lucha, mediante paros y huelgas del STRM.
Igualmente con el apoyo solidario de trabajadores de CBTR, LIMSA y Tecmarketing, afiliados al sindicato como “secciones de empresa”, que llegaron a apoyar y nutrir los campamentos en guardia, algo crucial para forjar la unidad entre sindicalizados y precarizados, y para superar las divisiones que impone la empresa para abaratar la mano de obra.
A pesar del ánimo combativo, cerca de las 5:00 pm la dirección sindical aprobó entre maniobras en la Asamblea Nacional de Representantes (ANR) -reunida de manera virtual-, su propuesta de levantar la huelga la tarde del día siguiente, para que una comisión tripartita “resuelva” el conflicto después de 20 días.
Con los trabajadores organizados ya en campamentos de huelga, la discusión continuó desde abajo y comenzó a delinearse una vanguardia dispuesta a sostener la lucha hasta obligar al patrón a contratar las casi 2 mil vacantes detenidas, sin modificar de nuevo la cláusula jubilatoria.
En las guardias que la base sostuvo poco más de 24 horas, la solidaridad y combatividad se desarrollaban, dejando huella en sectores de la base que comenzaron a sacar conclusiones sobre la necesidad de radicalizar la lucha y “bajar el switch” si Telmex continuaba con su indiferencia a las demandas telefonistas.
Sectores que criticaban por izquierda el pacto propuesto por la dirección del sindicato y lo acusaban de ser un error, ya iniciada la lucha opinaban que ésta debía llegar hasta sus últimas consecuencias.
Así, durante la madrugada y mañana del día siguiente el Comité Ejecutivo Nacional del sindicato aceleró las votaciones con actas en todos los campamentos de huelga, con la clara línea de aceptar la propuesta ya avalada por la ANR, cerrando la posibilidad de que los miles que sostuvieron las guardias participaran en la discusión y decidieran reflexionadamente el rumbo de la huelga. Aún así, algunos trabajadores votaron en contra, decepcionados de la dirección de su sindicato.
La maniobra estaba hecha, las banderas de huelga fueron retiradas cerca de las 4:00pm, resolviendo el “regreso a la normalidad laboral” a partir del sábado 23, con mayor carga laboral para "recuperar" el día perdido.
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¿Hacia dónde va la “Comisión tripartita”?
Según la dirección del STRM, encabezada por Francisco Hernández Juárez (FHJ), esta nueva mesa de negociación para dar solución al conflicto, viene de la experiencia de la privatización de Telmex a inicios de los 90’s, donde la estrategia usada por el sindicato fue pactar un “Convenio de Concertación” con funcionarios del gobierno y de la empresa.
En el acuerdo, Telmex se comprometió a no despedir trabajadores y a respetar el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT), mientras que el gobierno otorgó cinco años para llevar a cabo una modernización de la empresa, antes de permitir la entrada de compañías competidoras como AT&T y Telefónica. Por su parte, el sindicato aceptó sumarse al “modelo de productividad” y del reparto de las acciones de Telmex, de las que era dueño el STRM mientras la empresa fue paraestatal.
Este esquema de “negociación” es replanteado por FHJ, como vía para “resolver” las demandas en conflicto y la crisis del “pasivo laboral” de la empresa, principal preocupación de la familia Slim después de ser aceptada la “separación funcional” de Telmex a inicios del 2020. Involucrando a la base sólo para votaciones manipuladas, es como pretenden avalar los planes financieros y comerciales de la empresa, a costa de invertir parte de la pensión jubilatoria de los trabajadores en acciones de Telmex en la Bolsa.
Por ello, al final de los 20 días de esta nueva “prórroga”, en los hechos, es muy probable que dicha comisión dé la razón al STRM, sobre el cumplimiento de las vacantes acordadas y el respeto a la cláusula jubilatoria, pero también a la empresa, sobre que es necesaria la “ayuda” del sindicato para solventar la crisis financiera que el patrón ocasionó.
Así, FHJ se apuesta a prestigiar su imagen, como en los 90´s, como el protector del CCT y garante de las demandas telefonistas, mediante su “ingenio negociador” y un modelo sindical basado en la subordinación empresarial de cooperación productivista y financiera con el patrón.
Pero tal como con el “Convenio de Concertación”, el objetivo es lograr acuerdos extracontractuales que por otros medios menos directos y duros al final de cuentas le ayuden al patrón a llevar a cabo sus planes, disfrazándolo de triunfos sindicales.
Lecciones de lucha para los trabajadores
Este ejercicio de lucha demostró el potencial organizativo y combativo de la enorme base telefonista y de la huelga como vía para conquistar sus demandas en contra de la voracidad y ataque del patrón al CCT por años.
Potencial reconocido inmediatamente por la dirección sindical, que se apresuró a frenar la lucha para evitar despertar al “león” telefonista difícil de controlar después. Demostrando una vez más su rol en el sindicato al servicio del patrón y gobierno en turno, que en vez de hacer retroceder a la patronal con nuestros métodos de lucha, busca quedar en los mejores términos con la empresa y la Secretaría del Trabajo, confiando en su "buena voluntad".
Las luchas se ganan mediante acciones combativas de las bases organizadas, su organización democrática y los lazos solidarios que establecen con otros trabajadores en lucha, no en espacios cerrados entre funcionarios donde deciden el destino de miles según sus intereses particulares.
Por eso, las “mesas de negociación” son el instrumento preferido del gobierno, patrones y burócratas sindicales para desactivar la movilización de las bases y evitar que mediante esta impongan su gran fuerza en la resolución de los conflictos.
Los próximos 20 días de una nueva “prórroga” en los hechos, la base del STRM debe seguir con lupa el proceso y exigir información constante de lo que discuten a puerta cerrada en la STPS, organizando asambleas permanentes por centros de trabajo donde sea discutido y votado cada paso de la negociación.
Ninguna resolución puede tomarse sin ser discutida y acordada por las bases en primer lugar, contrario al método burocrático de la dirección sindical que primero aprueba las decisiones en Asambleas y Convenciones Nacionales y al final maniobra para que la base las ratifique sin discusión democrática.
A pesar del levantamiento de huelga es necesario que los telefonistas profundicen sus lazos de solidaridad efectiva con otros sectores de la clase trabajadora que comienzan a luchar contra la carestía de la vida, por acabar con la subcontratación laboral y por contar con sindicatos realmente democráticos y representativos de los trabajadores. Ahí se encuentra el resto de la enorme fuerza capaz de acorralar al gobierno y a los patrones a acatar las demandas conjuntas de los trabajadores en lucha.
Por ejemplo, la combativa base del SUTNotimex con más de dos años en huelga enfrentando a la patronal, las maniobras del gobierno y la falta de apoyo efectivo de la dirección de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). O los poderosos sindicatos de la industria que desafían el control gangsteril de viejas burocracias sindicales priistas, en busca de organizaciones verdaderamente democráticas. En los miles de trabajadores y trabajadoras subcontratados que empiezan también a exigir sus derechos a la basificación y sindicalización.
El proceso de huelga en Telmex y su rumbo, muestra el peso de las direcciones sindicales y que si fueran verdaderamente democráticas, combativas e independientes del gobierno y los patrones, las bases trabajadoras podrían mostrar su enorme potencial de lucha, capaz de cimbrar el país e impactar en el corazón de la industria y los servicios.
El reto de la base telefonista es hacer conciencia de que es posible luchar y retomar el control de su sindicato expulsando a la traidora burocracia sindical juarista e impulsar la solidaridad efectiva con paros y huelgas que hay en el país y coordinadas con otras centrales sindicales que se reivindican democráticas como la UNT, la CNTE o la NCT. |