Este miércoles se mantuvieron las movilizaciones de los asistentes de la educación de Santiago Centro, quienes empezaron esta semana y este segundo semestre con paro, debido a promesas incumplidas por parte de la alcaldesa de Santiago Irací Hassler (PC), en donde las y los trabajadores exigen mejores condiciones salariales, ya que algunos ganan menos del sueldo mínimo, es decir, de $380.000.
Asimismo, este lunes también hubo movilizaciones de profesores en Estación Central, debido a incumplimiento en acuerdos por parte del municipio, donde el alcalde es Felipe Muñoz, quién es independiente pero ligado al Frente Amplio y ex Partido Soialista. Los profesores se movilizan ya que les descuentan las cotizaciones previsionales de su sueldo, pero estas no son transferidas a las AFP’s, fonasa o isapre, cajas de compensación, etc.
Por otro lado, les estudiantes secundarios también salieron a movilizarse a inicios de esta semana, siendo fuertemente criminalizados por la alcaldesa del Partido Comunista, donde detuvieron a un estudiante y además anunciaron acciones legales. Además de manifestaciones en en Liceo Andrés Bello de San Miguel. Todas las movilizaciones, es decir, las de trabajadores de la educación, los profesores y los estudiantes, se dieron por separado.
¿Qué tienen en común estas movilizaciones?
Estas movilizaciones, junto con las que se dieron el primer semestre como lo fue la del Campus Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile, en la que confluyeron autoorganizadamente trabajadores y estudiantes, tienen mucho en común.
Y es que se dan en el marco de una crisis en la educación, agudizada por la pandemia y la crisis económica internacional, en donde los grandes empresarios, amparados por la Concertación y la derecha, se han enriquecido a costa de nuestros estudios (con el CAE y la beca de gratuidad), mientras que dejan en total abandono los liceos municipales, en donde se educa la gran mayoría de jóvenes. Es por esto que los enemigos son los mismos, pues los que mantienen a los profesores en precarias condiciones, con sobrecarga laboral y bajos sueldos; a los demás trabajadores de la educación recibiendo un sueldo mínimo que no alcanza para nada, y a los estudiantes universitarios y secundarios estudiando en condiciones paupérrimas, son los grandes empresarios y gobiernos, donde hemos visto que el gobierno de Boric no se aleja mucho de ese patrón, ya que cada vez parece más una Concertación 2.0.
Pero entonces, ¿cómo ganamos?
En este punto es que se vuelve tan importante la movilización mencionada anteriormente en Juan Gómez Millas, pues fue inédita en lo que respecta a la autoorganización, ya que estudiantes y funcionaries de base fuimos partes de grandes asambleas en donde discutíamos nuestras problemáticas y cómo enfrentarnos a las autoridades cómplices de los empresarios neoliberales. Con elección democrática de delegades para constituir la mesa de negociación, pero mandatados y revocables y donde la asamblea toma las decisiones finales.
Desde Vencer creemos que este es el camino y nos aferramos a él. Pues compartimos absolutamente el descontento con este sistema y por eso creemos que no basta con salir a cortar calle para conquistar nuestras demandas, menos si solamente se trata de un grupo reducido que se presta gratuitamente para la criminalización del gobierno y la derecha, es decir, nada mejor para quienes quieren que nadie se organice y mantienen a los organismos estudiantiles en completa pasividad. Además de ser métodos totalmente antidemocráticos, ya que se arrogan la representatividad de todos los estudiantes.
Nosotres vamos por la organización de verdad para conquistar nuestras demandas, una organización que sobrepase a las dirigencias sindicales y estudiantiles que frenan el ánimo de movilización. Es por eso que ponemos por delante las asambleas de base y la unidad de trabajadores y estudiantes para poner en común nuestras problemáticas en la discusión conjunta, mientras que pensamos en un plan de lucha para conquistarlas.
Podemos ser cientos, miles en las calles. Esa es la perspectiva y eso demostró el 2019 con la revuelta, el 2011 donde amplios sectores de masas tomaron las demandas educativas en sus manos, y el 2006 donde en los colegios se organizaban con delegados por liceo en coordinadoras nacionales. Solo así podemos poner en verdaderos aprietos a los grandes empresarios y los gobiernos que han habido hasta ahora, incluyendo el actual, que cada vez muestra más para qué intereses trabaja.
Es por esta razón que en la actualidad es importante la autoorganización de estudiantes y trabajadores, ya que no solo vamos por las demandas democráticas del movimiento estudiantil, sino que por todas las demandas que nos dejó la revuelta de octubre y que vemos que no se resuelven por la nueva Constitución, ya que mientras la inflación precariza aún más nuestras vidas, ésta solo se trata de un nuevo intento del régimen político y económico por restaurarse tras las heridas que la movilización de masas le dejó, y donde las dos opciones que nos entregan son intentos de lo mismo: una más ligada al autoritarismo de la derecha y los sectores más conservadores de la sociedad que defienden con uñas y dientes el sistema actual; y otra más “democrática” que concede algunos derechos en el papel, pero sin asegurar cómo se van a financiar ya que no toca los intereses de los grandes empresarios ni los recursos naturales en manos de grandes multinacionales, y manteniendo intactos los pilares de la herencia de la dictadura.
Vamos por una corriente anticapitalista y revolucionaria en liceos y universidades que pelee por una perspectiva diferente, que esté ligada a la clase trabajadora, pues es la única que puede poner en jaque a los dueños del poder. Una corriente que se plantee VENCER mediante los métodos más democráticos de deliberación de base y la movilización organizada que sobrepase a las burocracias sindicales y estudiantiles. |