Este organismo funciona desde 2007 con sede en Montevideo, Uruguay. Lo integran los países miembros del MERCOSUR: Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Venezuela y Bolivia, que se sumó recientemente.
Presentado como expresión parlamentaria del MERCOSUR, para promover el “proceso de integración”, tiene un carácter más bien decorativo, sin atribuciones ni autoridad alguna. Si bien delibera periódicamente y puede formular recomendaciones a los gobiernos, sus funciones son meramente consultivas y sus conclusiones no son vinculantes para los gobiernos. Recién en 2020 se prevé que adquiera algún rol más concreto, brumosa perspectiva que está condicionada por las marchas y contramarchas de la crisis económica y política que sacude a la región. El MERCOSUR atraviesa uno de sus peores momentos, dado que la crisis fogonea la rivalidad comercial, las devaluaciones competitivas y la inestabilidad, marcando con signos de interrogación las perspectivas geopolíticas de los países miembros, en particular, del gigante sudamericano, Brasil, clave para cualquier iniciativa regional.
Por ahora el Parlasur arrastra un lento proceso de constitución, debiendo varios de los miembros, incluido el propio Brasil, completar sus compromisos hasta 2020. Entre tanto, cada representación está formada por 18 integrantes designados por sus Congresos nacionales. Hasta ahora sólo la bancada paraguaya fue votada en elecciones. En las elecciones generales del 25 de octubre los representantes argentinos serán votados en las urnas por pirmera vez. Brasil lo hará recién en 2018 y Uruguay en 2019. Venezuela aún no definió fecha.Cuando se complete el proceso de elecciones por voto directo, el PARLASUR quedará compuesto según una representación “proporcional ponderada”, con 75 delegados por Brasil, 43 de Argentina, 33 por Venezuela y 18 por cada uno de los miembros con menor población.
Macri, Massa, Scioli: “integración” de negocios
Los macristas y el massismo se han mostrado críticos de la elección al PARLASUR, pero lo cierto es que no rechazan esta instancia como un escenario más de negociación con los socios comerciales de Argentina, ligados como están a la gran patronal argentina y extranjera que tiene fuertes intereses en el MERCOSUR. El macrismo presenta a la diputada “lilista” Mariana Zuvic en el primer lugar de su lista, mientras que Massa postula al ex ministro Roberto Lavagna.
Por su parte, el oficialismo, lleva al ex ministro Taiana, como primer candidato de Cristina y Scioli al Parlasur. Taiana, figura de los sectores más “progres” en el kirchnerismo. El lunes 24, retornando de una reunión del PARLASUR en Montevideo, Taiana declaró a Página 12 que esa instancia “es un gesto de refuerzo político al proceso de integración, que hoy atraviesa una etapa de avance más lento”, manera oblicua de reconocer las fuertes tensiones en el MERCOSUR debido a la recesión que afecta a Brasil y Argentina, el deterioro de los gobiernos de Dilma y Cristina y su paso a una etapa de “ajustes progresistas”, incluyendo devaluaciones y freno salarial, así como mayor apertura al capital extranjero (como ocurre con el petróleo, desde Vaca Muerta al PRESAL brasileño).
Más allá de la fraseología, la entrevista da algunas pistas de la agenda oficialista, en la que ocupan un lugar prominente: “las cuestiones tradicionales de comercio y hay temas muy importantes que tienen que ver con las economías regionales, porque nuestros países dedican una parte significativa de su producción a exportar al Mercosur, pero además hay una agenda que tiene que ver con impulsar la integración productiva, para lo que hay que armar cadenas de valor regionales”. En resumidas cuentas, se limita a regatear la mejor cuota posible de los negocios para las filiales de transnacionales radicadas de este lado de la frontera, para el capital nacional subsidiario de las “cadenas productivas” que aquellas dirigen (como en el caso de la industria automotriz) y para los sectores agroexportadores que hacen una bandera del reclamo de devaluación.
Es que Scioli se prepara para un gobierno de ajuste, más alineado con las exigencias del gran stablishment empresarial y más “amigable” con el imperialismo, algo que la deslavada retórica “latinoamericanista” de Taiana no puede disimular.
Algo que no es de extrañar, porque el discurso “nacional y popular” de integración latinoamericana choca con que en tiempos de crisis, se exacerba la competencia y las disputas comerciales entre las burguesías nacionales, y la cruda defensa de los propios negocios predomina en los hechos sobre las tibias aspiraciones a la asociación, tanto como la búsqueda de apoyo en las potencias imperialistas por sobre las declaraciones de soberanía. Esto se refleja en el recurso a medidas devaluatorias y proteccionistas contra los socios, en el enfriamiento en la relaciones políticas y a buscar acuerdos con el imperialismo como los que tantea Brasil con Alemania y la Unión Europea, o como el TISA (Acuerdo en Comercio de Servicios) que selló Uruguay con Estados Unidos y la UE, y que en la práctica minan al propio bloque sudamericano.
Estas tendencias centrífugas no pueden sino agravarse en medio de la recesión y las crisis políticas que conmueven a Brasil, Argentina y Venezuela, en medio de los temblores de la economía, el comercio y las finanzas mundiales, en las que no influirá no poco la actual y dramática caída bursátil china.
El PARLASUR y la agenda de los trabajadores y la izquierda
Si bien el nuevo organismo regional, podría llamarse más bien "charlasur" por su inocuidad, pareciendo más un privilegiado "lugar de descanso" para la corrupta casta de políticos profesionales al servicio de la burguesía, tan alejado que está de la vida y las preocupaciones populares, no por eso, debe despreciarse la posibilidad de su utilización pólítica desde el punto de vista obrero y socialista.
Llevar una voz de los trabajadores y la izquierda al Parlasur significaría conquistar una nueva tribuna para la denuncia y de la entrega y el saqueo, para impulsar la solidaridad las luchas obreras y populares y la solidaridad por encima de las fronteras, y para expresar la necesidad de unir a los trabajadores de toda la región e internacionalmente.
Se trata de agitar un programa que, como el que defendemos desde el PTS en el FIT, incluya: Ni ajustes “progresistas” ni neoliberales. Que la crisis la paguen los capitalistas, los terratenientes, la banca y las transnacionales. Contra la precarización laboral. Por los derechos de los inmigrantes. No pago de la deuda externa. Fuera las bases militares y acuerdos de “seguridad” con el FBI, la DEA y el Pentágono en todo el continente.
Contra la entrega del petróleo y los recursos naturales. Contra la depredación minera y sojera. Por la defensa del territorio de los pueblos originarios y una profunda reforma agraria que beneficie a los campesinos sin tierra en toda la región.
Contra la opresión de las mujeres que hace del feminicio sea un drama endémico en Argentina tanto como en los países vecinos, donde también es negado el derecho al aborto libre y gratuito y la iglesia se atribuye poder de policía moral y sexual. Contra la opresión y discriminación de las personas LGTB. Contra las redes de trata y las tramas de explotación sexual que cruzan las fronteras con la complicidad de autoridades, policías y bancos.
Por la investigación y castigo de los crímenes de las dictaduras del Cono Sur y de sus cómplices civiles, con su “Plan Condor” de represión, asesinatos y desapariciones.
Las vías de la unidad continental descansan en la fuerza de los trabajadores latinoamericanos.
Más de dos décadas de “integración”, acotada por los intereses de las transnacionales y la gran patronal industrial y agraria en el MERCOSUR, sea bajo el neoliberalismo de Menem y C.F. Cardodo en los 90; como bajo los gobiernos “progresistas” de Kirchner y el PT en esta “década ganada”, no han abierto el camino a una genuina unidad económica y política de nuestros países. No podían hacerlo, puesto que la burguesía nacional, lejos de su supuesto interés en esa unidad, medra como socia menor de la entrega a la sombra de las transnacionales y los grandes grupos económicos locales, y no es capaz ni de superar la competencia, defendiendo celosamente “su” cuota de mercado tras las fronteras de su Estado, ni de romper los lazos de sumisión al imperialismo.
Si la clase trabajadora de Brasil y Argentina avanzan en su unidad, constituirían, junto a los demás trabajadores de la región una fuerza social imparable. Es que solamente la clase trabajadora tiene la fuerza, el interés y la capacidad de acaudillar a todo el pueblo humilde y oprimido, y llevar hasta el final la lucha contra el imperialismo y sus socios y agentes locales. Este es el único camino para conquistar la necesaria unidad económica y política de nuestros países en la construcción de una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina, donde las fuerzas productivas de la región sean coordinadas de común acuerdo según los intereses y necesidades populares.
El peronismo, apoyándose en la burocracia sindical, es enemigo de esa unidad, porque amenazaría la conciliación de clases que subordina el trabajo a la burguesía. De la misma manera actúan el PT en Brasil, el Frente Amplio en Uruguay, el chavismo en Venezuela o el MAS en Bolivia.
Por eso, de cara a las elecciones de octubre, así como frente a los candidatos del ajuste levantamos el programa de independencia política de la clase trabajadora, también defendemos la soldidaridad y unidad internacionalista de los trabajadores y el antiimperialismo consecuente.
Esto no es sólo un tema electoral. Es un aspecto inseparable de la lucha cotidiana. Por eso, como un aporte desde el PTS en el FIT, nos esforzamos para que La Izquierda Diario crezca como un gran portal latinoamericano e internacional de noticias e ideas al servicio de las luchas obreras y pópulares y por el socialismo, como ya están haciendo nuestros compañeros de Chile, Brasil, México y España, entre otros países. De la misma manera, impulsamos la construcción de la agrupación feminista y socialista Pan y Rosas en distintos países del continente, y el apoyo solidario a la lucha de los trabajadores, las mujeres y la juventud en todo el mundo.
Es por todo ello que estas elecciones nos planteamos luchar también por sumar representantes del FIT al PARLASUR, queremos conquistar una nueva posición para ponerla al servicio de esa lucha. |