La principal página de bolsa de trabajo en Argentina despliega desde mediados de julio una campaña en la vía pública y en redes sociales. El 71 % de sus usuaries tiene ganas de renunciar a su empleo.
Bumeran, la principal página de bolsa de trabajo en Argentina despliega desde mediados de julio una campaña en la vía pública y en redes sociales, apuntada más que nada a jóvenes con la consigna de "Renuncio".
"Yo renuncio a un trabajo que no se adapte a mi vida", arroja en medio de colores vibrantes y sonidos sintéticos una de las protagonistas de una publicidad en redes sociales. Mientras, en la vida real, con la misma estética decenas de estaciones del Metrobús y diversas paredes de distintas calles rezan un "Renuncio" y un "a los mails en vacaciones", "a estar más viajando que en el trabajo" o -en referencia a una mascota- "a no poder trabajar cerca de él’, como subtítulo.
Evidentemente la página de búsqueda de trabajo basa su campaña en un hecho extendido: las condiciones laborales y de vida se deterioran cada día más y se hacen más insoportables. De hecho, según una encuesta que ellos mismos realizaron, por lo menos el 71 % de sus usuarios y usuarias tiene ganas de renunciar al trabajo. Los bajos salarios serían una de las principales causas. No sorprende, cuando es cada vez más amplio el fenómeno de trabajadorxs pobres.
El Gobierno se jacta porque el desempleo no alcanza -en su visión- cifras escandalosas, pero lo que avanza es la precarización. El sueldo queda cada vez más corto, por lo que cada vez más trabajadores incrementan su carga laboral. Aún así, por más horas que laburen, siguen siendo pobres. Esto pasa cuando la balanza comercial de la Argentina muestra índices positivos. Es decir, hacen que la crisis impacte en les laburantes y en los sectores populares que no llegan a fin de mes, mientras el agro, los capitalistas, los especuladores y el FMI, se siguen llenando los bolsillos.
En Argentina no se registran telegramas de renuncia a mansalva como sí pasó en Estados Unidos, donde millones renunciaron en simultáneo y dieron a lugar a la "Gran renuncia". Ganas no faltan, pero cómo darse ese lujo cuando el capitalismo hace parecer al trabajo un bien escaso o cuando se es el único ingreso de toda una familia. Tampoco a las patronales las faltan ganas de tener carne fresca para explotar habiéndose ahorrado una indemnización.
Cabe destacar que la encuesta que realizó Bumeran tomaba únicamente usuarios y usuarias con empleo. Por lo tanto cabría sondear qué tanta gente carga CVs y persigue propuestas laborales, no para suplir por el trabajo actual, sino para sumar más horas con tal de llegar a fin de mes o, más bien, cargar la SUBE y comprar comida para llegar no a casa, sino al segundo trabajo.
Por supuesto hay una cara que Bumeran decide omitir: que en Argentina 17 millones de personas son pobres, que un 35,9 % de quienes trabajan lo hacen en la informalidad -lo que significa que 9 millones de personas no gozan de sus derechos laborales más básicos-, que el poder de compra de los sueldos viene en picada -del macrismo al kirchnerismo perdimos uno de cada cinco pesos- y que trabajamos un volumen estrepitoso de horas en condiciones cada vez más precarias. Y, para todo esto, propone una salida individual, como si dependiera de la voluntad personal sufrir o no la precarización. Desde ya, jamás hablarían de apuntar a las organizaciones y centrales sindicales que simplemente prevén una medida de acción con demandas poco claras recién para agosto -aclarando que no movilizarán contra el Gobierno- después de una marcha de antorchas que llevaron adelante el 26 de julio.
Yo renuncio a resignarme a la precarización
La publicidad deja de lado a millones de desempleades y subocupades a quienes el sistema pretende, como mucho, ofrecerles un plan de miseria. En Argentina alrededor de 1,5 millones de personas no tiene trabajo. Es decir, el 7 % de nuestra población. Esta cifra asciende a un 8,3 % en las mujeres. En jóvenes casi se duplica: 11,4 % para los varones jóvenes y un 16,8 % para las jóvenes.
Bumeran no alza la voz para decir "Renuncio a no tener con qué llenarnos la panza", porque para que tal cosa se dé generalizadamente deberían tomarse medidas como el reparto de las horas de trabajo entre ocupades y desocupades, ganando todes lo mismo que una canasta familiar. Solo afectando a las principales 12 mil empresas del país se daría lugar a entre un millón y un millón 200 mil nuevos puestos: casi el equivalente a la cantidad de quienes perciben actualmente el plan "Potenciar Trabajo". De aplicarse esta medida conseguiría por un lado, alivianar a quienes tienen jornadas extenuantes y, por el otro, generar trabajo genuino al que no haya ganas de renunciar, como pasa con el trabajo precario y basura. Desde ya, como la idea es que el salario no se vea reducido, habría que afectar la ganancia capitalista. Esto como parte de un conjunto de medidas necesarias para que la crisis no la paguemos los mismos de siempre. También, como lo planteamos desde el PTS en el Frente de Izquierda, se debería aplicar un aumento de emergencia de salarios, jubilaciones y programas sociales.