El presidente de Chile, Gabriel Boric, afirmó este martes que podría ampliar el estado de excepción en dos regiones más del sur del país, lo que extendería la militarización en la región de La Araucanía y la región del Biobío (sur), para reprimir la creciente resistencia en la zona del denominado "conflicto mapuche" cediendo aún más a la agenda de la derecha y los empresarios.
“No descarto en ningún caso el uso de las herramientas que la Constitución me otorga para poder garantizar la seguridad de todas las personas”, anticipó el mandatario en una entrevista para el canal regional Vértice TV.
Boric agregó "En el Gobierno anterior vivimos en la Región de La Araucanía varios meses bajo estado de excepción y ahora nos encontramos en esta situación" y luego continuó afirmando que "Nos vimos en la obligación de mantenerlo", buscando deslindar su decisión de mantener las medidas impuestas por el anterior presidente, el derechista Sebastián Piñera.
Las "medidas" que mantiene y podría extender el presidente Boric implican un despliegue militar en toda la región de La Araucanía y en dos provincias de la región del Biobío (sur) para "resguardar las rutas, permitir el libre tránsito de personas y el abastecimiento". En estas y otras zonas del sur de Chile existe desde hace décadas un reclamo territorial al Estado de algunas comunidades mapuche y empresas forestales que explotan tierras consideradas ancestrales por los indígenas.
En este contexto, son cada vez más frecuentes los ataques incendiarios a maquinaria y predios, tiroteos con víctimas mortales y huelgas de hambre de presos indígenas que luchan por recuperar su tierra.
El Gobierno chileno aplica el estado de excepción constitucional en la región de La Araucanía y dos provincias de la Región del Biobío, de extenderla también abarcaría la región de Los Ríos y Los Lagos.
Boric busca mostrarse reacio a la militarización, señalando que solo pone más tensión sobre el conflicto, y había criticado ferozmente a su predecesor, el conservador Sebastián Piñera, por promoverla entre octubre de 2021 y marzo de 2022.
Tras asumir la Presidencia el pasado marzo, Boric había buscado no perpetuar la medida represiva y apuntaba a una estrategia de "diálogo" a través del despliegue territorial de diferentes autoridades. Esto no fue bien recibido por varios grupos indígenas, que continuaron saboteando varias visitas del Ejecutivo. Naturalmente, “diálogo” en este caso significa “ceder” territorio ancestral al Gobierno y a empresas que buscan hacer ganancias por fuera de los intereses indígenas y de las clases populares chilenas, aumentando el volumen de extracción de recursos y destruyendo el ambiente.
El Gobierno recibió la presión desde la derecha y el centro, para que se tomaran más medidas de seguridad y acusaron extrañamente al presidente de "inacción" y de ser "cómplice de la violencia".
El Gobierno de Boric terminó cediendo a esas presiones y confirma que seguirá perpetuando la represión que a fin de cuentas busca una rendición del pueblo mapuche a sus reclamos territoriales. |