El 7,4 % de julio fue el registro más alto en 20 años. La inflación anual se ubicó en el 71 %. Columna de economía de El Círculo Rojo, un programa de La Izquierda Diario en Radio Con Vos, 89.9. En texto y audio.

• Foto: Télam.

• La inflación de julio trepó hasta el 7,4%. Se trata del registro mensual más alto del año y el más alto desde abril del año 2002.

• Pero hay otro récord: la inflación interanual que llegó al 71 % y alcanzó el nivel más elevado en treinta años, desde enero de 1992. Y en lo que va del año la suba de precios fue de 46,2 %.

• Se pueden dar muchos números. Pero lo importante es que en la carrera entre precios y salarios el resultado es uno solo. Las y los asalariados y los sectores populares son los que ven que el poder de compra de sus ingresos se destruye día a día. Esta realidad se constata en varios datos.

• Por un lado, con las estadísticas del Índice de Salarios que difundió el pasado miércoles el INDEC se observa que entre octubre de 2015 y junio de este año, el poder de compra en el sector privado registrado retrocedió 20 %; en el caso del empleo público la pérdida es del 28 %; entre los informales la pérdida en un período más corto (octubre 2016-junio 2022) la pérdida es del 32 %. Todo esto sin contar el salto en la inflación de julio. Otro tanto ocurre con las jubilaciones, cuya pérdida apenas se compensa con los bonos anunciados que representan $233 por día.

• Otra forma de ver quiénes ganan y quiénes pierden es con los datos que difundió el centro CIFRA de la CTA de los Trabajadores sobre distribución del ingreso. De esa información se desprende que entre 2018 y 2021 los asalariados perdieron U$S70 mil millones que fueron a parar a manos del gran empresariado. La mayor transferencia se produjo durante el actual Gobierno.

• Pero también los balances de las empresas alimenticias reflejan quiénes ganan con la inflación. Estos días se conoció que en el segundo trimestre de 2022, la empresa Molinos Río de la Plata registró ganancias por más de $ 5 mil millones. Esto equivale, aproximadamente, a $ 56 millones diarios. Sí, $ 56 millones de pesos diarios ganó la empresa de la familia Pérez Companc, que tiene la cuarta fortuna más grande de Argentina. Otro tanto puede decirse de las ganancias de Arcor y otras industrias alimenticias. Parece una paradoja, pero su fortuna crece junto con el aumento de la miseria y el hambre.

• “Conozco el problema, no me desentiendo”, afirmó Alberto Fernández el día de jueves. Pero en realidad sí se desentiende. El gobierno actúa como si la inflación fuera un fenómeno que no tiene nada que ver con sus decisiones.

• Es una verdad a medias. El acuerdo firmado con el FMI fue cargado por el diablo con varias medidas inflacionarias. Es que la inflación permite un ajuste de las partidas presupuestarias para reducir el déficit fiscal y por esa vía liberar recursos para pagar la fraudulenta deuda externa.

• Pero, además, hay políticas concretas que son inflacionarias. Una de ellas es el aumento del dólar oficial que exige el organismo internacional, que por ahora es en cuotas mensuales sin shock, pero que aún así empuja todo el sistema de precios hacia arriba, todo el tiempo.

• Otro capítulo inflacionario del acuerdo es el aumento de tarifas energéticas que ya se aplicó en marzo y junio y que va a ser muy fuerte en los próximos meses, según lo anunció Sergio Massa la semana pasada. Pero también el Gobierno autorizó en los meses previos subas en muchos precios regulados, como de los combustibles o de la medicina prepaga, para mencionar solo algunos.

• No obstante las responsabilidades del oficialismo, también es cierto que en la inflación operan factores internacionales, como el incremento de los precios de las materias primas.

• En este río revuelto inflacionario, la corrida cambiaria del último mes es otro de los factores que impactó en la suba de precios. Ahí actuaron directamente los “mercados”, es decir los grandes especuladores.

• No quedan dudas que los dueños del país tienen la lapicera para remarcar precios a piacere y para especular contra las condiciones de vida de las mayorías.

• Los ganadores y perdedores del proceso inflacionario son claros, pero todos los actores del régimen capitalista se lavan las manos: el gobierno culpa a los empresarios, los empresarios al gobierno.

• Mientras, la “mano invisible” de la inflación opera como un Hodd Robin que ajusta a las mayorías y en un pase de magia hace más ricos a unos pocos.