Karina era docente de nivel inicial, tenía neumonía y falleció este jueves por un paro cardíaco, probablemente producto de las presiones y malos tratos de la directora del jardín de infantes en el que trabajaba.
Se viralizó un audio en el que se escuchan los gritos y malos tratos, las exigencias de seguir presente en su trabajo a través del Whats App institucional, pasando por encima de su licencia por enfermedad y su derecho a recuperarse en paz. Después de ese audio Karina se infartó.
La indignación, la tristeza y la bronca recorren Córdoba. También salen a la luz muchas historias parecidas. ¡Parece que el “modo apriete” está de moda, che! Una moda de largo tiempo que no tiende a desaparecer.
"¡Es terrible! Escuché el audio de la directora y pensé: que naturalizado tenemos esas formas en que nos tratan en las escuelas. Por un lado, las presiones del Ministerio hacías los equipos directivos y por otro lado la obsecuencia de esos equipos bajando con látigos esas presiones. Y son los ejemplos a seguir para las inspecciones. No es una directora, es el Ministerio." Dice una docente conmocionada por la noticia.
E. profe de secundario nos cuenta: "Era la última hora, de noche, les di a mis alumnos el retiro anticipado y salieron 10 minutos antes para que no perdieran el colectivo y no esperara el próximo que pasaba en 40minutos. Me comí una sanción y el griterío de la directora, me dijo de todo. Cuando le mencioné la posibilidad de que se adelante el horario de salida o gestionar con la empresa de transporte un cambio de horario en el servicio me respondió que no es asunto de ella, que si a los chicos no les gusta busquen otro colegio. Pero el colegio está en un barrio aislado sobre la ruta entre dos ciudades y la mayoría no tiene posibilidad de ir a otro lado. O sea, prefiere que los chicos pasen frío e inseguridad en la parada que molestar a inspección para que las clases terminen 10 minutos antes”.
Gabi, en su primera experiencia laboral, fue encerrada con llave en el despacho de la directora y amenazada por ésta que le prometió que nunca más conseguiría trabajo. ¿El motivo? Ir al ministerio de educación para averiguar por qué hacía 6 meses que no le pagaban el sueldo.
Y así podríamos contar cientos, miles de historias.
Es el Ministerio
Es que no se trata de casos aislados, de directivos poco empáticos, autoritarios o estresados (que muchos lo son y a veces todo junto); hay algo más que subyace, una cultura del "apriete" y el maltrato, un intento de que la escuela se parezca más a una fabrica con altas tasas de productividad que a un ambiente cálido y libre para desarrollar el conocimiento, la ciencia y las artes.
Pero ¿quién tiene la culpa? Existe una larga cadena de responsabilidades. En primer lugar los gobiernos que ven a la juventud como un enemigo y a la educación pública como un gasto: "rebeldes, disruptivos, contestatarios, vagos, libertinos, drogadictos, chorros, pobres..." La juventud es catalogada, temida y criminalizada. Así que la respuesta gubernamental, en lugar de facilitar el acceso a educación de calidad y a oportunidades, es mantenerla encerrada en la escuela (aunque sin garantizar ninguna de las condiciones mínimas para aprender) hasta que pueda encerrarse solita en la fábrica.
Como consecuencia, y para disimular los enormes problemas económicos y sociales que atraviesa el país, hay ministerios que dibujan "buenos números" para que el país no aparezca en los últimos puestos de las encuestas internacionales, entre ellas las de educación. Necesitan buenas estadísticas de pibes escolarizados y aprobados y por lo tanto hay inspectores presionando a los directivos: chantajeando, negociando con recursos básicos (como pizarrones) a cambio de que los chicos pasen de año "como sea". Los equipos directivos replican la metodología con los docentes.
El problema es que ese "como sea" no se toma como luz verde para desarrollar la imaginación pedagógica y la solidaridad, creando estrategias más originales, desarrollando y confiando en la capacidad de alumnos, docentes y familias. Por el contrario se suele acudir a las amenazas, a bajar por el piso el nivel educativo para que sea "fácil aprobar" o a hacer la vista gorda a problemas graves de salud, de conducta, de convivencia o de infraestructura para que "no baje la matricula"
No queremos más escuelas Contenedor
No queremos una escuela como un lugar donde se guarden a los pibes y se los retenga de cualquier forma porque a los gobiernos y a ciertos sectores de derecha no les gusta verlos por ahí y mientras se los retiene en la escuela se les vulnera el derecho a una educación de calidad.
Donde a los docentes se les exige que enseñen poco pero aprueben mucho, que mantengan un "orden" y una "disciplina" en sentido autoritario pero se les despoja de toda autoridad pedagógica basada en el respeto y el reconocimiento, se los atora de planillas y trabajo burocrático que les quita tiempo y energía para preparar clases originales y motivadoras y además te amenazan, amedrentan y enferman.
Donde la mayoría del personal docente tiene sueldos que no superan el índice de pobreza ¡¡y el personal no docente de indigencia!!
Donde los techos se caen sobre las personas porque no se invierte ni un peso en educación y los programas educativos enseñan la pirámide nutricional pero en el PAICOR a los chicos les sirven soja transgénica y papas todos los días.
Queremos una escuela Contenedora
Peleamos porque la escuela sea un lugar donde se trabaje y se disfrute garantizando el derecho de los niños, niñas y adolescentes a la educación, el alimento, la salud, el desarrollo personal, el pensamiento crítico y la participación política liberando las energías y la capacidad creativa.
Queremos docentes reconocidos y respetados en lo laboral y en lo salarial.
Queremos comunidades educativas donde las familias, trabajadores no docentes, alumnos y profes decidan y organicen democráticamente qué y para qué se enseña, contando con los recursos suficientes para ello.
Queremos un mundo donde no muramos por la desidia, el hostigamiento ni la represión.
Por Karina Moyano, Sandra y Rubén, Alejandra Taborda, Carlos Fuentealba, Liliana Giménez y tantos otros y otras compañeras. ¡Exigimos justicia! Queremos presupuesto para educación, salud y las necesidades populares y no para la deuda. La salida a la crisis tiene que construirse en unidad de las y los docentes organizados junto al resto de los trabajadores. UEPC tiene que convocar a paro por justicia para Karina y contra todo acoso y maltrato laboral. |