La política en Chile ha avanzado muy rápidamente. Esta semana los partidos del oficialismo llegaron a un acuerdo para convenir reformas a la nueva Constitución y así "mejorar" la alternativa del Apruebo para calmar a los empresarios y demás poderes reales de la sociedad ante la incertidumbre del plebiscito. Las matemáticas indican que cualquier cambio pasa por la voluntad de la derecha quien controla “técnicamente” ambas cámaras en el Congreso.
Fraude: El acuerdo del oficialismo entregará el poder constituyente al Congreso
La política en Chile ha avanzado muy rápidamente. Esta semana los partidos del oficialismo llegaron a un acuerdo para convenir reformas a la nueva Constitución y así "mejorar" la alternativa del Apruebo para calmar a los empresarios y demás poderes reales de la sociedad ante la incertidumbre del plebiscito. Las matemáticas indican que cualquier cambio pasa por la voluntad de la derecha quien controla “técnicamente” ambas cámaras en el Congreso. Esto demuestra que el Congreso busca hacerse del poder constituyente incluso antes del plebiscito y la derecha del Partido Republicano, UDI, RN, Evopolis y Partido de la Gente (y la Democracia Cristiana que tiene a buena parte de sus líderes del lado del Rechazo), tendría las llaves de los cambios gane quien gane en el plebiscito del 4 de septiembre. Todos partidos ajenos y enemigos de los derechos de los trabajadores y el pueblo pobre.
Ximena Rincón (DC) actual presidenta del Senado públicamente por la opción Rechazo
El oficialismo esta semana terminó de acordar una reforma al texto constitucional emanado de la Convención Constitucional. Los cinco ejes de reforma son: Sistema político (donde se le da más facultades la presidente), Plurinacionalidad (para quitar aplicación y jurisprudencia a la jurisdicción indígena y la el carácter “indivisible” del territorio), Derechos Sociales (consagrando el negocio con los servicios sociales y por tanto la subvención pública a empresas o fundaciones privadas), Poder Judicial (volviendo a la nomenclatura de la Constitución del ‘80) y Seguridad (dando más facultades al gobierno futuro de utilizar a los militares en situaciones de conmoción social). Un retroceso en la línea original del pacto por la paz y la nueva Constitución del 15 de noviembre de 2019. Aquel pacto de madrugada entre todos los partidos del parlamento. Apruebo Dignidad (cuya alianza principal es el PC y FA que están en el gobierno y los ex Concertación), las y los presidentes de 10 partidos y movimientos de gobierno aseguraron la existencia de las AFP, de las clínicas privadas, de los colegios particulares, entre otros puntos que venían reclamando los empresarios a partir de su campaña del Rechazo.
Una traición a la elección de 2020 y una nueva cocina política oligárquica y a espaldas del pueblo
En el plebiscito de entrada en octubre de 2020 un 79% de los votantes a nivel nacional había aprobado la idea de no incluir en la redacción de la Constitución a los parlamentarios electos por la Constitución vigente. Así es como traicionan a su propio electorado. Para el oficialismo ni siquiera es prioridad su campaña por el “Apruebo”. Si no estas aceleradas reuniones para finalmente darle el poder sobre la Constitución futura al actual Congreso, será electo bajo las reglas de la Constitución del dictador Pinochet. El pacto de 2019 nació comprometido a los poderes vigentes y no es casual que haya terminado todo de esta manera.
En poco menos de un mes el oficialismo está entregando en bandeja el poder constituyente al Congreso. Una institución plenamente de la oligarquía política de este país: los partidos tradicionales de los últimos 30 años, los que perfeccionaron y profundizaron la herencia de la Dictadura. Las encuestas, todas manipuladas por la derecha, bombardean con supuestas “preocupaciones ciudadanas” influidas también por la desinformación de la campaña del Rechazo.
Como en 1925: el proceso constituyente está siendo llevado hacia, y apropiado por, la oligarquía política
En otra ocasión Chile vivió otro proceso constitucional donde terminaron ganando los poderosos y su oligarquía política a pesar de haber creado una Constitución que incluía derechos sociales. En 1918 el movimiento obrero se concentró en la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional coronando un largo proceso de huelgas y duras masacres en su contra por parte del Estado. En 1920 es electo Arturo Alessandri Palma con la intención de evitar la revolución prometiendo reformas y al final de su mandato un cambio constitucional. En 1925 nuevamente el movimiento obrero se reúne y organiza la Asamblea Constituyente de Asalariados e Intelectuales (ACAI) con participación de delegados escogidos por todo Chile de sindicatos de la FOCh, la AGP de profesores y la FECh de estudiantes universitarios. Escribieron un proyecto de Constitución basado en derechos sociales y un sistema democrático radical con rasgos de democracia directa. El grito de la oligarquía no se hizo sentir y los militares presionaron por la salida de Alessandri. En ese interregno el presidente vuelve de un exilio express con un proyecto de Constitución bajo la manga.
Presidente Arturo Alessandri junto a un príncipe de Europa
En abril de 1925 a dos meses de la ACAI Alessandri lanza la promesa de una Asamblea Constituyente y reúne a una comisión de notables: dirigentes de partidos políticos con representación parlamentaria escogidos a dedo por el propio gobierno. Si bien en este período no hubo una “convención constitucional” como la actual y su rol la cumplió una asamblea paralela e independiente de trabajadores en frente común con otros movimientos sociales, todos los partidos colaboraron en la tarea de sellar rápidamente un acuerdo con los poderes constituidos para conquistar una nueva Constitución. Finalmente la Constitución presidencialista liberal y capitalista de Alessandri pudo ser legitimada en la práctica a partir de una dictadura militar, la dictadura de Ibañez (un rechasista, pues la Constitución fue plebiscitada con una alta abstención por la decepción) y múltiples hechos de violencia estatal contra los trabajadores, sus partidos y sindicatos y los oprimidos de todo el país. El fraude de Alessandri fue aceptado desde el Partido Conservador, Liberal, Radical, hasta por el Partido Comunista de esos años, a partir de la participación de Manuel Hidalgo firmando la nueva Constitución. La Constitución de 1925 buscaba “incorporar” al Estado burgués a los movimientos sociales, principalmente al movimiento obrero dándole la concesión de “sindicatos legales” y “protección y promoción social” dando responsabilidades sociales al Estado pero manteniendo un sistema social basado en la explotación y la opresión. La nueva Constitución del 2022 es mucho más moderada que la Constitución de 1925 porque la oferta de incorporación es mucho más débil y será aún más cercenada por el Congreso.
Un nuevo fraude histórico: Hay que construir una voz independiente de la clase trabajadora y los oprimidos por el Chile capitalista
Es urgente levantar un polo de independencia política de la clase trabajadora frente a este nuevo fraude histórico contra el pueblo trabajador, donde enfrentemos la segunda cocina orquestada por los partidos de los 30 años. Que luche por enfrentar las tendencias reaccionarias que se suceden en Chile como la militarización del Wallmapu y las ciudades del norte del país donde el gobierno fomenta la xenofobia criminalizando la migración. Que luche contra la carestía de vida en la que nos mantiene este nuevo gobierno que se declara progresista. El gobierno de Gabriel Boric lidera esta derechización del proceso al mantener el país militarizado y siguiendo la agenda de Piñera en temas de economía y seguridad. Hay que retomar el camino de la movilización para imponer nuestras demandas desarticulado y desmoralizado por los líderes del Apruebo de variopinto. Necesitamos enfrentar a la derecha y su campaña por el rechazo que sólo favorece a los grandes empresarios así como también enfrente las trampas “institucionales” de los sectores del Apruebo que quieren montar un nuevo engaño como fue la “transición” cambiar algo para que nada cambie. Enfrentemos la nueva “alegría ya viene”, la nueva “querida chusma” que se quiere instalar. Levantemos una alternativa política que sea independiente del gobierno y la ex Concertación, para retomar la agenda de octubre y la lucha por nuestras demandas, fortaleciendo la organización y unidad en las calles.