Rincón una de las figuras del ala más conservadora y neoliberal de la DC, aboga por la cocina constituyente amparada en un artículo del propio proyecto constitucional que en caso de ganar el rechazo mantiene la constitución actual pero a su vez permite reformas por los poderes constituidos, en este caso el ejecutivo y el legislativo.
De esta manera Rincon como una de las principales comensales e impulsora de la cocina constituyente le pide a Boric que sea el chef y anfitrión de las veladas post plebiscito en las alturas del régimen político, y como Boric ya es un experto en estas materias ya vienen preparando la receta con su sector (Ex concertación-FA Y PC) para asi poder cautivar con su mano a la derecha, ultraderecha y grandes magnates tanto nacionales como internacionales. “Tenemos una apuesta concreta en la modificación al artículo 142, que presentamos, para que el proceso constituyente continúe a través de un proceso democrático y paritario (…) Le pedimos que lidere ese proceso, que sea Presidente de todos los chilenos y deje de lado la jefatura de campaña del Apruebo”, declaró la senadora.
Ninguna confianza en los partidos de los 30 años
En las declaraciones a la prensa que Rincon tambien planteo que: “Lo importante es que materializado el Rechazo, todos juntos podamos incluir las mejores propuestas en un texto nuevo, sólido, unitario y posible de hacer realidad, son financiamiento asegurado y sin exclusiones ni discriminación de ninguna especie”
Ahora el problema es que con el retorno de Lagos a la contingencia nacional, toda la casta política creyó que se teletransportaron a los 90, cuando la “política de los acuerdos” y “los mínimos comunes” eran el combustible para la profundización del neoliberalismo, sin embargo obvian que en chile hubo una rebelión popular que los puso de cabeza y los dejo al borde del abismo.
La idea que marcó la formación de políticos tecnócratas concertacionistas fue la de “dejar que los políticos y las instituciones hagan su trabajo” hoy en dia a pesar del desvío constitucional, es una idea de la que la población en general desconfía e impugna, ya que hemos visto el resultado de aquella máxima noventera: corrupción, falsas promesas, precarización y pobreza para las grandes mayorías. Por eso esa seguridad que Rincón y toda la casta política se arrojan para recomponer “democráticamente” el sistema es una ilusión.
Sin duda cuando quede demostrado a ojos de masas que sus grandes acuerdos son para mantener el poderío de los capitalistas y no por más justicia, democracia y todas esas cantinelas que dicen, más temprano que tarde volverá la calle a imponer la agenda, y para eso hay que prepararse, de ahí la urgencia histórica de la emergencia de una alternativa revolucionaria, de las y los trabajadores que enfrente tanto a la reacción conservadora del rechazo como a los intentos de restauración progresista del apruebo y que logre mostrar una alternativa para retomar las demandas de octubre, derribar al régimen de los 30 años y abrirle paso a un gobierno del pueblo trabajador. |