Desde la madrugada este martes las y los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires y otras zonas del AMBA (especialmente el norte) se vieron afectados por el fuerte olor a humo, que en amplias zonas implica también una sensible falta de visibilidad.
Alberto Cárita, director de Defensa Civil de CABA, dijo al diario La Nación que el humo “proviene de los distintos focos de incendio que se registran en Entre Ríos principalmente, pero que también existen en el norte de Santa Fe y Corrientes”. En ese sentido, afirmó que el fin de la avanzada del humo sobre el AMBA “va a depender de la evolución del viento”.
El lunes por la noche el Gobierno de Entre Ríos decidió interrumpir el tránsito en el puente que une las ciudades de Victoria con Rosario (en Santa Fe), debido precisamente a las densas columnas de humo registradas en la región.
Vale decir que tanto las gobernaciones como al Poder Ejecutivo nacional, especialmente el ministro de Ambiente Juan Cabandié, hacen declaraciones de ocasión mostrando una poco creíble "preocupación" por la situación generada a partir de las quemas. Pero lejos de demostrar que van por una solución de fondo, lo que hacen día a día es actuar en favor de los mismos terratenientes y las mismas corporaciones agroindustriales que se benefician con los incendios para sus negocios.
En un informe publicado este domingo en el semanario Ideas de Izquierda, Julia Tessio e Irene Gamboa relatan cómo en los últimos días irrumpió en santa Fe “una movilización masiva que volvió a poner en la mesa el problema de las quemas de los humedales en el Delta del Paraná”. El miércoles pasado en Rosario miles de personas se concentraron en el Monumento a la Bandera y realizaron una asamblea popular que votó un “plan de lucha” con corte del Puente Rosario-Victoria durante el fin de semana.
“El reclamo contra el humo que acecha el cordón industrial de San Lorenzo- Rosario-Villa Constitución-San Nicolás y la sanción de la Ley de Humedales cobran más vigencia que nunca”, afirman Tessio y Gamboa. A su vez, denuncian “décadas de impunidad que se intensificaron en los últimos tres años”, donde “la quema de los humedales ya arrasó con más de 800.000 hectáreas”.
Según un estudio del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario, producto de las quemas intencionales el aire triplicó su nivel de contaminación respecto a los niveles promedio. “En la localidad de Villa Constitución los gases y cenizas tuvieron semejante densidad que desde la Dirección de Tránsito debieron cortar la circulación de la autopista Rosario-Buenos Aires, porque hubo un accidente mortal. Las calles y los pisos con cenizas, problemas respiratorios, olores insoportables que, fundamentalmente, luego de las 10 de la noche se volvieron moneda corriente”, dicen las cronistas en Ideas de Izquierda
Según información oficial, hasta el momento fueron detenidas cuatro personas “por intentar prender fuego en las islas del Paraná”. Se trata de un hombre y sus dos hijos de Villa Constitución (Santa Fe) y uno de Victoria (Entre Ríos). En el caso del hombre y sus hijos fueron interceptados el domingo cerca de Arroyo Seco en una lancha con motor fuera de borda. El otro fue detenido el lunes cerca de Victoria.
Si bien de forma esporádica en la Ciudad de Buenos Aires aparece el humo y el mal olor, las quemas de humedales y pastizales a lo largo del Río Paraná son algo cotidiano que sucede ante la contemplación pasiva de todos los gobiernos. Nada se puede esperar de funcionarios cuyo objetivo máximo es garantizarles las ganancias a los terratenientes y corporaciones agroindustriales, quienes suelen estar detrás de los incendios o crean las condiciones estructurales para que se desarrollen de forma catastrófica, como se vio este verano en Corrientes y otras provincias.
Por eso, como expresan Tessio y Gamboa, “es necesario poner en pie comités de base en las facultades, escuelas y lugares de trabajo que obliguen a los sindicatos no sólo a convocar, como lo hicieron el pasado miércoles, sino a realizar asambleas y votar desde abajo un plan de lucha para parar las quemas”. Si no se actúa de esa manera, obligando a las conducciones sindicales a tomar medidas de fondo, será mucho más difícil frenar la destrucción de la flora y la fauna y el deterioro de la salud de la población.
“Para ello es necesario la organización democrática que replique la asamblea del miércoles pasado en cada lugar de trabajo y de estudio y confluya en medidas de acción cada vez más contundentes. No podemos permitir que sus ganancias valgan más que nuestras vidas. Necesitamos que se vote ya la Ley de Humedales consensuada con las organizaciones, pero sabemos que el problema es de fondo y para ello hay que avanzar en medidas estructurales y debatir sobre otros de los grandes problemas ambientales, como la megaminería y la producción de energía en base al combustible fósil”, afirman en Ideas de Izquierda.
Además, plantean que “para acabar con la especulación con las tierras hay que avanzar en expropiar los humedales para preservarlos y ponerlos al servicio de las necesidades de la mayoría de la población. El agropower no sólo está en la tierra. Es una enorme red que llega a los puertos, las aceiteras, las cerealeras. Hay que nacionalizarlas y ponerlas bajo gestión de sus trabajadores para que se pongan a disposición de los 17 millones que viven bajo la línea de la pobreza en la Argentina gobernada por el Frente de Todos y el FMI. En este sistema los empresarios del campo deciden todos los días sobre la vida de toda la población y el medio ambiente. Esto sólo se puede modificar con medidas de fondo, con una planificación de la economía racional, democrática y en armonía con el medio ambiente, algo que solo podría conquistar duraderamente un gobierno de los trabajadores, las trabajadoras y el pueblo pobre”. |