La carta tiene la firma de premios nacionales, académicos, exparlamentarios y exministros de los gobiernos de la Concertación y antiguos dirigentes gremiales. Todos de la época de los ’90 y los nefastos gobiernos neoliberales de la Concertación.

Los firmantes exponen que “en caso de aprobarse la propuesta de nueva Constitución, recordemos que ya existe un acuerdo a fin de aunar voluntades para mejorar el texto y dictar las leyes necesarias para su entrada en vigencia de modo que el país recupere la confianza en el futuro. Si, por el contrario, se rechaza, la tarea pendiente deberá ser encarada con decisión, ánimo incluyente y disposición a construir un texto que refleje la unidad”.

Increíblemente la carta tiene adherentes del Apruebo y adherentes del Rechazo. El exministro de Hacienda, Andrés Velasco, adherente del Rechazo, y Agustín Squella exconvencional que aseguró que votará Apruebo, figuran en el listado de firmantes.

Durante la jornada del pasado Martes, diferentes dirigentes de RN y la UDI, se reunieron en la casa de Francisco Chahuán los primeros, y en un costoso restaurante de la región de Valparaíso los segundos, para llevar adelante su última etapa de campaña y su rol de oposición - por derecha- al gobierno de Boric. En este encuentro aseguraron que ganará la opción Rechazo y que todo deberá quedar en el Congreso electo bajo las leyes de la antigua Constitución, la Constitución de la Dictadura y su Congreso cueva de políticos oligarcas.

La carta "5 de septiembre" quiere apostar también a esa idea. Aparentemente se ubica desde el "respetemos gane quien gane" pero se sabe que la derecha quiere ganar más correlación de fuerza para proponer sus reformas a la nueva Constitución el mismo 5 de septiembre. Es decir, tratar que pierda peso las reformas del oficialismo y sumar gente a la idea de "erradicar los máximos".

En medio de los muñequeos y movimientos del régimen político, que solo buscan beneficiar a los mismos de siempre y sostener los pilares del neoliberalismo chileno, es necesario levantar una voz independiente de la clase trabajadora. Una alternativa que se proponga dar solución a los problemas estructurales que aqueja al pueblo trabajador, luchando por medidas básicas para enfrentar la inflación y la recesión como la fijación de precios, salarios y pensiones no inferiores a 650 mil pesos. Hay que poner fin a los despidos, y fin al robo de las AFP y las pensiones de hambre. Todo esto, ligándolo a soluciones de conjunto, como la nacionalización de los recursos naturales bajo gestión de las y los trabajadores y comunidades.