¿Por qué es importante el juego en la infancia?
Según la Convención sobre los Derechos del Niño, se reconoce como fundamental el derecho al descanso, el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas, también a participar libremente en la vida cultural y en las artes. En este sentido, es indispensable pensar la función del juego en tanto elemento primordial para el desarrollo físico y psíquico de lxs niñxs.
La posibilidad de acceder al tiempo y espacios acordes para desarrollar dicha función tienen consecuencias directas en la subjetividad individual y colectiva de las infancias.
El juego puede convertirse en más que una actividad lúdica, siendo una herramienta primordial para el desarrollo de lxs niñxs, permitiendo:
1. La adquisición de habilidades sociales y conexión con el mundo exterior.
2. La prevención de enfermedades.
3. El desarrollo de las funciones cognitivas.
4. Despliegue de la función constitutiva del psiquismo y la fantasía.
5 La elaboración de traumas e historización.
6. La generación de experiencias placenteras y de disfrute.
El juego también funciona como una aproximación al mundo real. Diversos autores de la psicología infantil como Vygotski, Bandura y Piaget, coincidieron en que esta función es necesaria ya que permite a lxs niñxs saber, comprender lo que los rodea y percibir su propia interacción en el mundo. Mediante este proceso se logran internalizar pautas de convivencia, funcionando como un espacio intermedio entre la vida individual y la vida colectiva. A través del juego en las infancias se logra representar y manifestar la vida interna, emociones, afectos y elaborar situaciones traumáticas. Esto permite desarrollar recursos que son indispensables para la vida adulta. Y otorga la posibilidad de armar diversos escenarios que implican un “ como sí…” fomentando la flexibilidad y creatividad que tendrán incidencia en la vida adulta.
Entonces cuando nos referimos a la posibilidad de jugar, necesariamente aludimos a la salud mental, ya que la misma es un proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos, y está vinculada al goce de los derechos humanos y sociales de toda persona.
¿Qué niñxs tienen la posibilidad de jugar hoy?
Según últimos informes de UNICEF existen 5 millones de niñxs que solo acceden a una comida diaria. Los índices de pobreza se acrecentaron en el último tiempo, alcanzando el 51.4%. Las medidas que se tomaron desde el gobierno de Alberto Fernandez y actual Superministro de Economía Sergio Massa, en el contexto de la crisis, agrava la situación y genera consecuencias cada vez más duras sobre los sectores más vulnerados de la sociedad.
Es importante destacar el rol del estado que bajo los diferentes gobiernos es responsable de garantizar derechos fundamentales para las infancias. Algo que hoy en día está lejos de ser cubierto, como sucede con el derecho a una vivienda digna, a la educación, a una alimentación saludable, a la salud, entre otros. Que estos últimos no estén garantizados minimiza la importancia del juego en la infancia. Sucede así que aquellos pocos espacios destinados al cumplimiento de este derecho deben cubrir necesidades básicas, es decir, garantizar por ejemplo un plato de comida.
Esto lo encontramos en los Centros de primera infancia, Programa de Juegotecas barriales en la CABA y Unidades de Desarrollo Infantil en la PBA, entre otros, que cuentan con presupuestos totalmente insuficientes.
Sin dejar de mencionar la tercerización y la precarización laboral de sus trabajadorxs, que implica condiciones de pobreza para quienes se desempeñan en el ámbito. Esto último, produce además consecuencias directas en las prácticas con impactos visibles en lxs niñxs.
En este contexto el derecho de jugar se convierte en un privilegio, solo para algunxs.
¿Sujetxs de derechos o sujetxs de consumo?
Para el desarrollo del juego son indispensables espacios favorecedores y estimulantes, pero también se necesitan “juguetes” que funcionen como disparadores para esta actividad creativa.
En esta línea las grandes empresas en el afán de enriquecerse, ubican a lxs niñxs como sujetos de consumo, donde la demanda de compra de un determinado objeto se vuelve fundamental. Mediante diferentes publicidades y canales de comunicación fomentan el consumo del mismo, al cual solo un sector muy reducido puede acceder. Suceden así dos cosas; por un lado queda relegada la función simbólica del juego, ya que se reduce al hecho de obtener el juguete en sí mismo. Y por otro lado se refuerza el carácter de un juego más individualista y consumista en detrimento del juego colectivo/social. En estas dinámicas de consumo donde lxs niñxs se ven involucradxs, y el acceso o no a ciertos productos define un sentido de pertenencia, quedando de manifiesto que jugar se convierte en un privilegio.
¿Qué adultxs serán, en el futuro, lxs niñxs que hoy no acceden a estos derechos? La actual crisis genera estragos subjetivos en las futuras generaciones. Entonces ¿De qué modo como trabajadorxs de infancias podemos intervenir en esta realidad armando lazo con las familias con las que trabajamos?
Se torna necesario pelear por una realidad donde se garantice el pleno goce a todos los derechos, queremos el pan pero también la posibilidad de jugar(nos).
|