El exministro de Hacienda, Andrés Velasco, adherente del Rechazo, y Agustín Squella exconvencional del Apruebo, figuran en el listado de firmantes de la carta “Pensando en el amanecer del 5 de septiembre” junto a personeros de la ex concertación y académicos.

“Creemos que lo fundamental es revitalizar nuestra pertenencia a la patria común. Nos preocupa por ello el tono del debate actual”.

La carta tiene la firma de premios nacionales, académicos, exparlamentarios y exministros, además de antiguos dirigentes gremiales. “Como fuere, la enseñanza inequívoca es que en la nueva etapa debe primar el buen criterio sobre los intentos más extremos. Las y los firmantes creemos que lo que debe importar es que, a partir del amanecer del 5 de septiembre, reiteremos nuestra confianza en la unidad y en la capacidad de resolver los problemas pacíficamente por el bien de Chile”, recalcan.

A 15 días del plebiscito solo hay una certeza: gane el Apruebo o el Rechazo, el régimen arrastra una crisis sin una hegemonía clara, ninguno de los proyectos burgueses en juego termina aun de imponerse. Los escenarios que se distinguen tras el referéndum aún son inciertos y podrían variar según el volumen de votos que separe a ambas opciones.

Los resultados y el problema de la hegemonía

Por los resultados del plebiscito, “Si gana el Apruebo vamos a tener que hacer mejoras, reformas, convocar… y yo me voy a plantar desde una posición de humildad. Acá no puede haber vencedores y vencidos”, dijo Boric durante su gira en tren al sur.

Suma gestos y pasos hacia el centro político burgués. El acuerdo que hizo el frente amplio, el partido comunista y sectores de la ex concertación para “reformar” pase lo que pase en el plebiscito del 4 de septiembre, son ejemplos de la tendencia a la moderación, para asentar una hegemonía que no se tiene y para conseguirla no descarta profundizar la influencia de neoliberales concertacionistas en su gobierno.

En ambas campañas coinciden en que, cualquiera sea el ganador, el resultado del referéndum será estrecho (menos de 400 mil votos), pero advierten de un factor sorpresa -el voto obligatorio- que podría echar abajo las apuestas. Aunque tampoco hay certeza sobre a cuál de las opciones beneficiaría.

Los pronósticos dan para todo, Pepe Auth, cuyo pronóstico es 53,6% vs. 46,4% en favor del Rechazo y Atria asegura el triunfo del apruebo.

“Hay que evitar las borracheras electorales, que han sido una constante en nuestra política reciente y un patrón que se ha golpeado fuertemente con la realidad”, aconseja la investigadora del IES Josefina Araos, señalando que un triunfo del Rechazo no borrará lo ocurrido en el plebiscito de 2020 y las demandas de cambios seguirán arriba.

Mahmud Aleuy (PS) también observa con preocupación lo que pudiera ocurrir el 5-S: “Se corre el riesgo de que el triunfalismo de cualquiera de las opciones que se imponga, se convierta en un nuevo problema para el país. Por eso lo sensato es que el conjunto de actores piense en el bien común más que en los réditos personales, como parece estar primando en el último tiempo”

La cientista política Gloria de la Fuente, coautora del libro El pueblo en movimiento: del malestar al estallido, no descarta que algunos sectores salgan a manifestar su malestar: “Si gana el Rechazo, al día siguiente, el mundo político, debe dar una señal nítida respecto de las reformas que están dispuestos a empujar. De lo contrario, es esperable que los movimientos ciudadanos reaccionen mal y la calle vuelva a ser una alternativa”.

En la derecha también se debate cuanto es lo que pueden imponer, porque saben que si el rechazo creció no es porque hayan ganado base estable, el descontento con el gobierno no es sinónimo de que hayan ganado capital político.

El motor de las necesidades sociales los amarra como la amarra de un ahorcado, su triunfo puede ser un paso en falso que les puede costar la cabeza.

Nuevos escenarios de crisis orgánica y la urgencia de una salida propia de la clase trabajadora

Escenarios de crisis orgánica en el régimen pueden ser recurrentes, los resultados del 4 de septiembre abren un escenario de una hegemonía no conquistada, de lado y lado buscan evitar a toda costa profundizar una nueva crisis social o rebelión 2.0.

La concertación apuesta con todo a un nuevo centro político, que incluya al gobierno, pero reviviendo la hegemonía de los partidos de la ex concertación. Con la venia de Boric, apuestan a revivir a un muerto. Y la derecha sigue dividida porque saben que tienen una base poco sólida.

Pero lo que es indiscutible, es que se avecinan tiempos de mayor inestabilidad sacudidas de las frustradas expectativas económicas azotadas con inflación, que cae sobre las familias trabajadoras.
La pobreza según la encuesta casen, el año pasado indicó que subió de un 8.6% a un 10.8%, mientras que la pobreza extrema lo hizo de un 2.3% a un 4.3%.

Es urgente una salida propia de la clase trabajadora frente a los dos intentos de restauración que están tras el proceso constituyente. Retomando las demandas planeadas en la rebelión del 2019 que solo podrán ser resueltas con un verdadero gobierno de la clase trabajadora y socialista, que termine con el saqueo empresarial de los recursos estratégicos del país organizando y planificando la economía democráticamente por parte la clase trabajadora, para satisfacer las necesidades sociales no la ganancia de un puñado de empresarios.