En pandemia el sector salud se mantuvo en la primera línea de combate. Sin embargo, resultó ser el sector más afectado debido a la infinidad de carencias con las que tuvo que enfrentar la contingencia sanitaria y que continuaron agravándose hasta la actualidad. Es claro que el desmantelamiento del sistema de salud, que se ha dado durante las últimas décadas, repercutió en la atención que reciben las y los trabajadores que somos quienes padecimos directamente la crisis sanitaria y económica que dejo la pandemia.
Por ejemplo, a miles de trabajadores y trabajadoras con enfermedades crónicas se les obstaculizó poder continuar con sus tratamientos, diagnósticos, cirugías, estudios y abastecer sus medicamentos. No pudieron avanzar y recibir atención médica por lo que sus enfermedades se agravaron, pues los pocos recursos con los que cuenta el sector se destinaron a la pandemia y se dejó de lado la atención de estas enfermedades.
Para las y los trabajadores que no cuentan con servicio de salud pública el impacto fue mayor, pues se vieron obligados a recurrir al sector privado donde los costos para tratamientos, consultas, estudios y medicamentos son muy elevados. Esto provocó que se incrementaran las cifras de muertes por estas enfermedades desatendidas en pandemia.
Las enfermedades crónicas matan a 41 millones de personas al año, es decir, causan el 71% de las muertes a nivel mundial. De esos decesos, 15 millones son de pacientes entre 30 y 69 años. Más del 85% de estos fallecimientos ocurre en países con economías bajas.
En una encuesta aplicada por la OMS en 155 países entre los que se contempla a México, se identificó que los servicios de salud han sido interrumpidos en muchos países de la siguiente forma: 53% interrumpieron parcial o completamente los servicios para atención a hipertensión, 49% los servicios para atención a diabetes y sus complicaciones, 42% los servicios para atención a cáncer y 31% los servicios para atención a las emergencias cardiovasculares.
Un dato alarmante es que el 96% de los médicos de distintos países esperan una sobrecarga de pacientes con enfermedades crónicas después de la pandemia y la mayoría cree que los sistemas de salud no están preparados para manejar esta demanda debido a la asignación de presupuesto, de médicos y disponibilidad de centros especializados. Por lo que los más afectados seremos la clase trabajadora.
Las maestras y maestros de la Agrupación Nuestra Clase consideramos que el derecho a la salud es de primer orden, por lo que debe destinarse un mayor presupuesto a este sector, cuyos recursos pueden obtenerse si existe una reorientación del presupuesto que priorice los derechos sociales y no destine millones a la guardia nacional y a la militarización del país; asimismo, pueden obtenerse del cobro de impuestos a las grandes fortunas y el no pago a la deuda externa.
Todas estas demandas se pueden conquistar movilizándonos en las calles conjuntamente con las y los trabajadores de los diferentes sectores, por lo que es urgente que nos coordinemos para luchar por nuestro derecho a la salud y la vida. |