Este martes al mediodía el Gobierno porteño convocó a la audiencia pública para el análisis del aumento del taxi. Las audiencias no son vinculantes, por lo que ya estaría definido el aumento que será de un 30% en setiembre y un 20% en noviembre y acumulado alcanzará el 56%.
Con estos aumentos, el valor de la ficha, que actualmente está en $ 14,40 en horario diurno y $ 17,40 en el nocturno, pasará a costar en noviembre $ 22,50 y $ 27, respectivamente. A su vez la bajada de bandera, pasará de los actuales $ 140 para el horario diurno y $ 174 del nocturno a $ 225 y $ 250 en noviembre, respectivamente.
Este aumento del pasaje en taxis se da como corolario del aumento de todo el transporte público de pasajeros, tanto del subte dependiente del Gobierno porteño, como del colectivo y trenes dependientes del Gobierno nacional.
Esto se da en medio de un lock out de las empresas de colectivos del área metropolitana, que utilizan de rehenes a los pasajeros para imponerle al gobierno el pago de subsidios.
Mientras las editoriales de los diarios masivos de comunicación ya preparan sus nuevas publicaciones con títulos al estilo de “Andar a pie: la nueva moda en la Argentina” o “Caminar hace bien a la salud”, mientras el viajar pasa a ser un costo altísimo para los magros salarios de los trabajadores.
La izquierda porteña rechazó el aumento del subte y la legisladora del FIT, Alejandrina Barry denunció “Ya en audiencias anteriores, junto a Myriam Bregman, demostramos que Metrovías -hoy Emova- incluía cenas de lujo de U$S 3000 como parte del gasto del servicio que sale de los subsidios y el gobierno nunca auditó. Una demostración de cómo las audiencias son un mero trámite burocrático, pero el que decide los aumentos es Larreta con su amigo Roggio. El mismo que reconoció coimear en la Causa de los Cuadernos de la obra pública”.
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