Tercer artículo de éste ciclo donde artistas de distintos lenguajes reflexionan sobre las mismas preguntas. Un espacio impulsado por el colectivo Contraimagen para debatir los problemas que enfrenta la producción cultural ante la crisis social y económica que atraviesa el país. En esta entrega ofrecemos las reflexiones de las guionistas Greta Molas y Marcela Marcolini; el escritor Guillermo Martínez; la cineasta Alejandra Guzzo; el actor Ivan Moschner y la artista visual Ana Lucía Maldonado. Sus puntos de vista se suman a los de otros artistas ya publicados: Anibal “Corcho” Garisto, Mayra Bottero, Sandra Godoy, Andy Testa y Alejandro Rath (cine); la colectiva Luan (fotografía); Susana Torres Molina (teatro), Mario Fernandez y Maxi Mamani (circo, performer) y Verónica Jeria (museóloga), ya publicados. Diversidad de expresiones, formas de producción, perspectivas y experiencias atacando los mismos problemas.
Estos artículos estuvieron pensados para publicarse uno por semana durante un mes y así lo fuimos haciendo, pero ese corto tiempo en Argentina suelen parecer años frente a los giros inesperados de la política y la crisis que atravesamos. Entre ésta y la anterior publicación vivimos el intento de magnicidio de la vicepresidenta Cristina Fernandez que repudiamos y rechazamos de inmediato desde Contraimagen junto a decenas de colectivos, asociaciones y personalidades de la cultura de todo el país.
Los discursos de odio, construidos con metódica sistematicidad, mutaron a los hechos. Pero la grieta, sin embargo, deglutió casi al instante el momento de unidad nacional que parecía haberse instalado en las horas siguientes al atentado. El tiempo que vivimos es de polarización política, la eterna protagonista de la coyuntura nacional, y en esta situación cambiante les artistas damos nuestras propias peleas y sostenemos nuestros debates.
Sabemos que el tiempo y el arte tienen una relación particular. No solo los tiempos políticos afectan nuestra producción. ¿Cuánto tiempo lleva producir una obra de arte? ¿Cuánto tiempo se tarda también en “formarse” como artista? ¿Cuánto tiempo se necesita verdaderamente para disfrutar plenamente del arte?
Los tiempos del arte también se relacionan en la pelea contra “el apagón cultural”. El fin de las asignaciones específicas que fomentan las actividades del Cine, la Música, el Teatro, los Medios comunitarios y las Bibliotecas populares será este 31 de diciembre del 2022 y cada vez falta menos. El tiempo de prórroga de esas asignaciones por 50 años fue un debate en la cámara de Diputados, el tiempo pasa y el Senado nacional no lo pone en agenda. Todo parece muy acorde a los tiempos de ajuste en acuerdo con el FMI, en un país dependiente que se aleja de toda "soberanía cultural".
El tiempo se pone en el centro. Tiempos de polarización, tiempos de reflexiones, tiempos de luchas. Las opiniones volcadas en esta introducción son independientes de las respuestas que además son muy claras. Como hicimos con el primero y segundo artículo, continuamos abriendo el debate, reflejando diversidad de voces, perspectivas y experiencias atacando los mismos problemas.
Las preguntas que abordamos fueron tres:
1) ¿Cuáles son para vos las implicancias culturales de la injerencia del FMI sobre el país y cómo te afecta en tu profesión?
2) En el último tiempo el sector de la cultura viene peleando contra el desfinanciamiento, el apagón cultural, que aún no se logró frenar. ¿Además de esta pelea, cuáles luchas deberían darse desde la cultura?
3) Ante la agudización de la crisis social y el ajuste, ¿Cuál creés que debería ser el compromiso de les artistas con las luchas populares? ¿Cuál puede ser el rol de les artistas para colaborar en cambiar esta situación?
Greta Molas
1) El acuerdo con el FMI que nos impusieron los gobiernos nos afecta como trabajadores de la cultura como a todos los trabajadores que sufren la inflación, los tarifazos y el ajuste en general. Se siente en nuestro día a día que somos los trabajadores los que estamos pagando el precio del acuerdo. Nuestro sector ya sufría la precarización y dificultades para llegar a producir incluso antes de la pandemia. Lo que vivimos ahora es una profundización enorme de estas condiciones. Lo comprobamos en proyectos que se caen y en menos oportunidades laborales
2) La pelea contra el desfinanciamiento de la cultura es fundamental y debe ir de la mano de frenar el avance de los grandes monopolios imperialistas que impondrán condiciones a la producción para sus propias ganancias e intereses (tanto económicos como culturales) sin que se les exija tributar, es decir un permiso pleno para el saqueo de la producción cultural. No es difícil imaginar que ambas medidas impuestas favorecen a esos intereses empresariales y no al desarrollo de nuestras capacidades artísticas y culturales. La cultura no es menos importante que la salud y la educación. La pelea por su defensa y por los derechos de quienes las sostienen, que son los trabajadores, debe constituir una trama unificada.
3) Entre quienes trabajamos en la cultura, también crece día a día la desocupación. Muchísimos tienen que alejarse de la pretensión de insertarse o producir. Esta también debe ser nuestra lucha. El ataque que sufrimos está organizado desde grandes estructuras de poder en pos de intereses que no nos integran. Para fortalecernos necesitamos una estrategia fuerte de defensa de nuestros derechos como trabajadores. Esto implica conocer a fondo nuestro estado de situación y lo que nos espera, discutiendo con independencia nuestros intereses y no dejar esto librado a que alguien lo piense por nosotros. Este fortalecimiento será contundente e infranqueable cuando hermanemos las luchas de todos los trabajadores que sufrimos la explotación y la degradación de nuestros derechos a una vida plena.
Guillermo Martínez
1) No diría que es “injerencia del FMI” pero hay una restricción muy concreta en Argentina ahora mismo para la edición de libros por el tema del papel y el monopolio de dos empresas en el suministro. Aquí se podría articular una batalla genuina, justa, concreta, que convoque a todos los actores de la industria. Una consecuencia directa sería el abaratamiento de los libros como bienes culturales.
2) Algunas luchas que deberían darse desde la cultura:
Obligatoriedad de pagar las presentaciones en las ferias, festivales, etc, que organiza el Estado.
Reconocimiento de las presentaciones de artistas y autores como trabajo que debe ser remunerado.
Separación de Iglesia y Estado, sobre todo en los colegios, pero también en hospitales, etc.
Ley del libro, con un Instituto que cumpla la misma función que Sadaic o Argentores para los autores.
Recuperación de la educación pública de calidad.
Esta última me parece quizá la cuestión más profunda e interesante por su gravitación a futuro: la educación pública ha sido dejada de lado por las capas medias y (en mi opinión) el trasvasamiento de buena parte de la clase media y aún clase media baja a la educación privada ha creado el caldo de cultivo para la segregación de los sectores de bajos recursos, la discriminación y el ascenso de ideas de derecha, libertarias o directamente fascistas en jóvenes de clase media. Entre los factores que contribuyeron a esta decadencia de la educación pública está la cuestión edilicia, y los salarios, por supuesto, pero -no nos engañemos- también (y esto es algo que muchas veces no quiere verse desde la izquierda) la desidia de muchos profesores y directivos que han convertido a la escuela pública en algo así como una guardería de adolescentes, con poquísimas horas reales de clase a lo largo del año, profesores que faltan sistemáticamente o trabajan a desgano sin que nadie se preocupe, y el reemplazo de la educación por el “hagamos como si” educáramos. Conocí (y sufrí) este problema de cerca como padre de dos hijas que se educaron ambas en el sistema público con diferencia de veinte años: el declive de la atmósfera educativa es impactante. Para mí también tiene que ser una bandera de la izquierda recuperar la educación pública de calidad y proponer, como primera medida elemental, por ejemplo, un sistema de suplencia inmediato para docentes que acabe con la acumulación abrumadora de “horas libres”. Esto no significa, por supuesto, desconocer, desmerecer ni agraviar a la gran cantidad de docentes que en medio de esta atmósfera de abandonos del Estado, intentan todavía educar con todos los vientos en contra. Pero "un análisis concreto de la situación concreta”, como pediría Marx, no puede desatender este factor humano, quizá incómodo para el sentido común “progresista", pero que yo creo que debe incorporarse a cualquier discusión seria sobre la educación pública en la Argentina.
3) No creo mucho en la idea de “compromiso” del artista en términos de su trabajo específico en tanto artista, quizá puede hacer oír algo más tal o cual opinión en alguna discusión pública o en las redes, pero tampoco creo demasiado ya en solicitadas, posteos en redes, o en la figura del intelectual opinador. Sí puede sumarse, por supuesto, a las luchas en la calle, por donde debería pasar, creo, la resistencia a las políticas de ajuste: Chile señala el camino.
1) Si entendemos que la cultura es, en su acepción más amplia, el conjunto de bienes “materiales y espirituales” creados por la humanidad en el proceso de su práctica histórica y social en relación a su trabajo, diría que la injerencia del FMI es nefasta, letal en la vida de los pueblos, dado que lo afecta en todas sus circunstancias cotidianas. Hay una película de finales de los 90 que lo relata de manera muy clara. En “Nuestros señores de la banca”se ve cómo un pequeño país de África se transforma nuevamente en colonia, siendo un país independiente, luego de la firma del primer acuerdo con el FMI. Nosotres trabajadores dentro de actividades culturales, lo padecemos diariamente en nuestro trabajo: no solamente en términos de salarios sino en nuestras condiciones de vida. Cada día que pasa nos vemos arrastrados a mayores niveles de alienación.
2) El sector de la cultura en todo el país ha dado y continúa dando una pelea titánica para derogar un simple artículo de una ley promulgada en diciembre de 2017 que cancela todos los fondos específicos para el cine, el teatro, los medios alternativos, comunitarios y populares, las bibliotecas populares, entre otros. Ha logrado la media sanción en diputados para que ese artículo derogativo sea sustituído por una prórroga por 50 años a los fondos específicos. Solo falta que sea aprobado en la cámara de senadores. Esto que parecía un simple trámite que debía cumplirse en el mes de agosto, ya transcurridas dos sesiones en el senado, ni siquiera fue considerado en el temario de las sesiones. Esperamos que en la próxima se cumpla la promesa asumida por todxs y cada unx de lxs senadores que así lo comunicaron en forma presencial a les representantes de los distintos sectores culturales. Claramente esta lucha es central pero no es la única. Pienso que la próxima pelea debe ser para que desde el gobierno se grave la facturación de todas las plataformas de streaming, y las llamadas OTT, que hacen uso de nuestro territorio y no pagan impuestos acordes a lo que obtienen. Tienen ganancias millonarias y no aportan para que puedan engrosarse los fondos de cada uno de los institutos y organismos que fomentan la cultura en este país.
3) Les artistas y trabajadores de la cultura siempre han estado y seguirán estando involucrades con las luchas populares, porque son parte del pueblo, por lo tanto su rol sigue siendo el mismo que siempre han tenido en toda la historia de nuestro país y en el mundo: dar testimonio de los momentos difíciles y trágicos que suceden día a día a través de sus obras , involucrarse en todas las luchas a las cuales sean convocados y sobre todo no permanecer indiferentes. Como decía Antonio Gramsci “La indiferencia no es vida… es el peso muerto de la historia”.
Marcela Marcolini
1) Creo que además de la crisis económica que padecemos, que indefectiblemente se traslada a lo social y acentúa las diferencias sociales al tiempo que empobrece a más personas, hay una crisis de la información y del discurso. No sólo porque lo que se transmite no está limpio sino teñido de muchos otros intereses, sino porque además los discursos no son honestos. Lo cual deviene en una crisis política también, la gente descree de los representantes políticos más allá del partido en el que esté.
Me parece que hay sobradas experiencias que demuestran que el FMI instalado en un país, prendado de una deuda es como un gran parásito en un cuerpo alimentándose de tus nutrientes y dejándote debilitado.
Considero que afecta a mi profesión en la misma medida en que afecta a todas en general.
2) Seguimos en la lucha para frenar el desfinanciamiento. Creemos estar cerca de que se trate en Senadores y lleguemos a un acuerdo por prorrogar la ley por 50 años más.
Además de esta pelea, hay cuentas pendientes en áreas de la cultura que están postergadas y solas, como el sector de la danza por ejemplo, que no tiene un Instituto Nacional y tiene muchas dificultades para recibir apoyos económicos.
En mi sector, que es el audiovisual, es importante trabajar sobre la manera de tributar que se necesita de las Plataformas y el pago de derechos en el territorio. Las Plataformas trabajan sobre grandes vacíos legales y se necesita consenso de las diferentes áreas y apoyo político para lograr estos aportes.
Además, en lo referente al guión, ya que se necesitan todo el tiempo nuevas y buenas ideas, resulta necesaria nuevamente, la apertura de líneas de Concursos de Desarrollo de Proyectos, ya sea en el Incaa o desde el Ministerio de Cultura. Sería algo más económico de encarar y que fortalecería al sector cine, plataformas y enriquecería la calidad de las obras audiovisuales.
3) Creo que las crisis obligan a cierto repliegue por parte de la gente y de los diferentes sectores. A cerrarse, a buscar lo seguro, lo conocido. En lo personal creo que hay que funcionar de la manera opuesta: es cuando hay que unirse, buscar soluciones creativas y en conjunto para salir adelante.
Además, en estos retrocesos se vuelven a acentuar las diferencias de género. Está comprobado que las mujeres trabajamos menos en épocas de crisis, se profundizan las diferencias.
Creo fuertemente que las salidas de las crisis, las reparaciones, son colectivas y colaborativas.
1) Al momento de escribir esta respuesta hacen un acampe en Plaza de Mayo las proveedoras de servicios para atención de las personas discapacitadas. En Instagram un muchacho de 21 años que recibe rehabilitación desde los tres años y apoya esa movilización denuncia que el Ministerio de Economía ha recortado presupuesto de la salud destinado a ese sector. El recorte es del gobierno peronista para cumplir con su acuerdo con el Fondo Monetario Internacional: es su objetivo declarado. El peronismo asumió en estos días a pleno el programa del macrismo. Así andamos en nuestra Argentina, como vacas con el cuero quemado a fuego con la marca del FMI. Antes, a los servidores nacionales de los intereses extranjeros, se los llamaba cipayos. El cipayismo hoy domina las fuerzas políticas ultra mayoritarias, la derecha y el reformismo: es hora de que la izquierda asuma el liderazgo para el que se propuso y deje atrás el estancamiento político de la última década. Es necesaria una dirección clara hacia el socialismo, es necesaria la herramienta política para conseguirlo.
2) El sector más inerme en el campo de la cultura es el de actrices y actores que, excepto una ínfima minoría entre miles, no puede acceder a un salario. Hubo grandes luchas en nuestra historia, y plazas llenas conquistaron los fondos para el Instituto Nacional del Teatro. Esos fondos son los que quiere el gobierno dedicar ahora al pago de la deuda externa. Esos fondos, sin embargo, deberían aumentarse, o triplicarse, para cambiar el eje de los mecanismos con que les fueron quitados a les artistas: establecer como parámetro para los subsidios tres meses de ensayos y tres meses de función con salarios mínimos para todos y cada uno de los artistas participantes en cada proyecto. Es el salto histórico que debe dar el teatro en el campo de la cultura.
3) En la lucha de clases cada quien se coloca en uno de los campos, conscientemente o por omisión. Artistas, trabajadores de la cultura u obreros. Hay artistas que se hacen los distraídos, como que se hacen los neutrales, pero esa posición es una ilusión, están en el campo de los opresores o de los oprimidos. La clase opresora demostró con todas sus formas, dictatoriales o democráticas, que no traerá solución al sufrimiento en que se encuentran las mayorías trabajadoras. Les artistas, en cualquier circunstancia, seguiremos haciendo nuestra tarea, sino no seríamos tales. En nuestras obras se verán reflejados, o no, los sufrimientos, y hasta las alegrías si lo ameritan, cada quien hará su arte. Y, además, participaremos del programa político, es hora de que la izquierda asuma el liderazgo para el que se propuso hace más de once años y trabaje hacia los objetivos históricos del conjunto de la clase obrera como un solo puño.
Ana Lucía Maldonado
1) El tremendo ajuste nos afecta, porque somos parte de este país. Vivimos inmersos en el devenir social. Precisamente para cumplir con los pagos de esta deuda ilegítima, fraudulenta y odiosa, se desfinancia la salud, la educación, la cultura: Nuestro compromiso debe estar presente en nuestras obras individuales y colectivas, denunciando las injusticias que se cometen a diario. Si la historia es una lucha de clases, debemos repasar esa historia, para poder seguir creando y de esta forma, sentir que el arte y la vida no son esferas aisladas, sino que el arte se disuelve en la vida.
2) La cultura no es ajena a los ajustes que se vienen dando desde hace muchos años, acentuada con el Macrismo y ahora con el Frente de Todos. En las artes visuales, hemos perdidos varios espacios de exposición, como el Centro Cultural Recoleta, en el cual teníamos varias salas. Ahora estamos en lucha por el Paláis de Glace: hay un proyecto de ley para destinarlo al Museo del Tango, siendo que ese lugar fue dedicado históricamente a las artes visuales. A pesar de contar con un patrimonio de artistas de todo el país, desde el 2017 está prácticamente abandonado.
Firmamos un proyecto en el cual, los artistas visuales, acreditando exposiciones y trabajo en el medio, tuviéramos una jubilación mínima, ya que no poseemos obra social, derecho de autor o de imagen, como otrxs trabajadores de la cultura. Dada esta crisis económica, tampoco vendemos obra. Esto se acentúa por el avance de la cultura capitalista, que trabaja sobre la mente de lxs sujetxs, en la compra de mercancías casi siempre superfluas, que luego de un tiempo hay que cambiarlas, porque se vuelven obsoletas. Así va moldeando el capitalismo la mente a su medida para volvernos esclavos de esto. Los coleccionistas compran obras de artistas famosos, casi siempre sin darle valor simbólico, sino como inversión para el futuro.
3) Los artistas visuales, tenemos que pensar que todos los movimientos revolucionarios y de emancipación se dieron colectivamente. Un último ejemplo fue protagonizado por las mujeres: la ley del aborto, legal, seguro y gratuito. Al principio, en el 1985, éramos unas pocas. Con los años fue creciendo. En época de pandemia nos dijeron que no era prioritario. Decidimos salir igual a la calle, exigiendo que era urgente y necesario, que no se podía esperar más. Con grandes movilizaciones lo conseguimos. Tenemos que pensar que no saldremos de este apagón cultural individualmente, trabajando en el taller. Tenemos que llevar y compartir nuestras creaciones junto a las luchas de nuestro pueblo y ser parte de ellas. Solo con el arte no haremos la revolución, pero es una herramienta más en este proceso.