Se dice que la realidad supera la ficción, y sobre todo los discursos armados desde el Gobierno de Córdoba, que inunda las calles de policías e inaugura comisarías con el objetivo de lograr una “ciudad armada contra la inseguridad”. El Código de Faltas es el aval legal para que esas comisarías se llenen de pibes sin causas y al mismo tiempo, le da la posibilidad a los policías de “subir escalones”. Y todos contentos.
El caso de Gastón Martínez, un joven trabajador de Barrio Comercial, no salió en los grandes medios. Gastón estuvo 17 días en la cárcel, acusado de robo calificado. La denunciante fue una mujer policía que, según los familiares del joven, estaba con licencia psiquiátrica. También dicen que no es la primera vez que realiza detenciones abusivas o malos procedimientos.
La primer versión que dio La Policía fue que el asalto habría sucedido en horas de la tarde, horario en el que Gastón estaba trabajando. Luego modificó su declaración, para que el “robo” sucediera en un horario en el que Gastón no se encontraba en el trabajo. El día de ayer fue liberado, ya que no había pruebas firmes de que hubiera cometido un delito. La fábrica en la que estaba contratado ya le envió un telegrama de despido por no asistir al lugar de trabajo.
Natalia Martínez, hermana de Gastón, denuncia que al joven “lo tiraron contra el piso, lo amenazaron con una pistola en la cabeza, lo llevaron sin motivo alguno para cubrir un robo que no hizo, y que le hizo perder un trabajo que tanto le costó conseguir”. Agrega que “hay muchos casos así, es todo muy injusto. Cuando te pasa te das cuenta de cómo es la policía, cómo levantan pibes porque sí”.
Un Código irreformable
Las cárceles de la provincia se llenan de pibes de zonas periféricas, criminalizando a la juventud pobre. La Policía de Córdoba se encuentra ampliamente cuestionada y cada año se van acrecentando las marchas contra esta violencia institucional que es cotidiana. El año pasado, más de 15 mil personas se concentraron en la Marcha de la Gorra, y cada semana hay más denuncias. Este año, los operativos de saturación de los barrios multiplicaron las detenciones arbitrarias.
Hay comisarios acusados de exigir a sus agentes que realicen detenciones indiscriminadamente para engrosar las listas y “subir puntos”. El Código de Faltas protege estos manejos, ya que la figura del merodeo, a pesar del amplio cuestionamiento de la sociedad y las denuncias de organizaciones sociales, sigue en pie.
Cada comisaría tiene juego propio, pero la podredumbre llega hasta el Jefe de la Policía. Julio César Suárez está acusado de amenazar al periodista cordobés Dante Leguizamón cuando cubría el asesinato de un joven por Gatillo Fácil. No es un solo policía, es una institución completa que se maneja a gusto y piacere, sumando las concesiones del gobierno al odio a la juventud y a los pobres.
La próxima semana, la Legislatura cordobesa retomará el debate de la polémica reforma del Código de Faltas, que fue suspendida en el 2014 tras los reclamos de amplias organizaciones sociales y políticas. En tanto defensa de los intereses de los gobiernos y los sectores privilegiados de la sociedad, el Código de Faltas es irreformable y debe ser derogado. |