Contra la resistencia fuerte de los trabajadores, la multinacional norteamericana quiere imponer la flexibilización laboral, avalada por Daer, la Comisión Interna, y el flamante Ministro de Trabajo de la Provincia de Bs As, Walter Correa. |
Luego de despedir a casi 300 trabajadores y trabajadoras contratados (la mayoría eran familiares de operarios de planta), la empresa comenzó a presionar a los trabajadores de distintos sectores para que vayan a cubrir esos puestos de trabajo que quedaron vacantes. Obreros de décadas de trabajo en sus sectores, luego que les despidieran a sus familiares, ahora son obligados a cambiar de régimen de trabajo haciendo tareas que no le corresponden, poniendo en serio riesgo su salud. Hablando en criollo, quieren flexibilizarlos, avasallando sus derechos adquiridos con años de luchas, sin importar si terminarán rotos.
En el año 1994, bajo el gobierno de Menem, empezaron a realizarse reformas a favor de los empresarios en los distintos convenios de trabajadores. Rodolfo Daer, Secretario General del Sindicato de la Alimentación de Capital y Gran Buenos Aires, pactó la polifuncionalidad de tareas con la cámara alimenticia. En Mondelez Pacheco esa reforma por la resistencia obrera pudo aplicarse solo en determinados años [1]. Hoy hay una nueva ofensiva patronal para que se acepte.
La permanente caída del salario por la inflación, la situación general de pérdida de derechos laborales donde la precarización es cada vez más extendida, la situación de pobreza evidente en los barrios populares, la desilusión con un gobierno que aplica ajustes pactados con el FMI para pagar la deuda externa fraudulenta que dejo Macri, y el profundo malestar que genera tener que cubrir puestos de trabajo donde podrían estar trabajando los y las despedidas, sumado al riesgo de lastimarse haciendo tareas que no les corresponden, provocó la reacción los compañeros.
Se realizaron asambleas en los sectores de los tres turnos en la que el rechazo a este ataque fue contundente. Se mandató claramente a la Comisión Interna hoy dirigida por la Celeste y Blanca (integrada por militantes del PCR, que hoy apoya al gobierno del Frente de Todos) para que se rechace a la ofensiva de la empresa. Se propusieron planes de lucha, la unidad de la fábrica, porque defender un derecho adquirido permite a todas y todos los y las trabajadoras pelear por avanzar con más derechos.
Pero fueron desoídos. A pesar del rechazo obrero, el Sindicato dirigido por la Lista Verde, y la Comisión Interna, en el marco y con la anuencia y complicidad del ministerio de trabajo provincial, a cargo de Walter Correa, del “ala dura” del Kirchnerismo, acordaron con la multinacional Yanqui resignar derechos de los trabajadores a cambio de una remuneración que no fue votada en ninguna asamblea. Acordaron una suma de $30.000 en cuotas por tres meses ($10.000 por mes) y una suma de $23.000 para “gastar” en la misma proveeduría de la empresa, cual régimen de conchabo de siglos atrás. Cambiaron por plata una conquista. Si tomamos a un trabajador que le faltan 10 años para jubilarse, recibiría 125 pesos más por quincena a cambio de su salud y sus derechos de los próximos 10 años. Un regalo para la patronal. Un super pancho ya esta $150.
Traicionaron la voluntad clara y expresa de los trabajadores. Los obreros están firmes en su reclamo mientras su representación le da la espalda. Como dicen los propios compañeros, esto no termina acá. Quieren un sistema precarizado: en unas semanas toman nuevos contratados y los echan de vuelta en unos meses y de nuevo, flexibilización a los trabajadores. Por esto, se impone la lucha contra la flexibilización y por la efectivización de los trabajadores contratados, en su mayoría jóvenes.
|