Probablemente ya habréis visto la última de la portavoz de Más Madrid. Después de expresar el placer y el orgullo que le provocaba la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid, vuelve hablando de “la inseguridad” en los barrios vulnerables de Madrid y planteando la necesidad de “policía de proximidad”.
Rita Maestre comienza su hilo de tuits afirmando: “La seguridad es importante y nos importa. En los últimos años la inseguridad crece en los barrios más vulnerables de Madrid y tenemos no solo que escuchar esa realidad sino que plantear propuestas eficaces para combatirla”. Aquí tenemos un discurso propio de la derecha más rancia, como le han achacado desde las redes, incluyendo el aplauso de más de un derechista al que le suena muy bien un discurso que plantea los problemas sociales en términos de inseguridad y sus propuestas en términos de seguridad. Seguridad que quiere decir, por supuesto, más policía:
Petición que han apoyado otros miembros de Mas Madrid, como el concejal en el ayuntamiento madrileño Félix López-Rey que pedía una policía de proximidad que garantice el cumplimiento de las ordenanzas y la cercanía a los conflictos. Algo que a mí me suena más bien a amenaza…
Más Madrid, más policía. Policía de proximidad, eso sí, que tal vez suena más progresista, más amable. ¿Pero qué supone en realidad la idea de la policía de proximidad? Por una parte, estamos hablando de una policía más cercana, más integrada en el tejido social del barrio, es decir, que conoce los movimientos y redes, organizaciones y activistas del barrio. ¿Y en qué mundo se nos puede ocurrir que es algo positivo que la misma policía que practica redadas contra los migrantes para secuestrarlos en CIEs, la misma policía que asesinó a un mantero persiguiéndolo precisamente por las calles de Lavapiés hasta la muerte, la misma que nos reprime en las movilizaciones, que esa misma policía conozca de cerca nuestros barrios?
Como afirma Alex S. Vitale en su más que recomendable ensayo “El fin del control policial”, la policía comunitaria “Extiende los poderes de la policía, pero no hace nada para reducir el fardo del exceso de celo policial que recae sobre las personas racializadas y las pobres”. Pero en Más Madrid prefieren dejar fuera el papel que juega la policía en nuestra sociedad, que no es otro que el mantenimiento del orden capitalista, de la desigualdad y reprimir toda contestación, persiguiendo con especial dureza a los sectores más precarios, a los y las migrantes, la juventud… a eso que Rita Maestre llama “barrios más vulnerables”.
La propuesta y la retórica securitaria de Más Madrid nos recuerda por cierto al “Plan de Seguridad de Lavapiés” puesto en marcha en 2012 bajo la dirección del PP de Cristina Cifuentes que se basaba en “revitalizar el barrio” y aumentar la presencia policial.
Pero el problema de la propuesta de Mas Madrid no es solo que defiendan meter a la policía en nuestras vidas, sino que construyan un discurso que legitima a la policía como garante de la seguridad y respuesta a los problemas sociales, que oculta la función real del cuerpo represor al servicio de este régimen para ricos. Tanto tiempo intentando luchar contra la operación ideológica que nos quiere convencer de que la policía está aquí para protegernos y ahora vienen a cubrir este discurso totalmente conservador con una pátina de supuesto progresismo. Desde Podemos no quedan exentos de este discurso. Si bien han salido a criticar a la portavoz y más que posible candidata por Más Madrid, acaban defendiendo la intervención policial.
Al secretario Político de Podemos en Madrid le diremos que en este caso y una vez más el orden de los factores no altera el producto. De hecho, es conocida la sintonía del partido morado con la policía -e incluso con el ejército, llevando a un general de la OTAN en sus listas-. Unidas Podemos ha dado varios pasos desde el gobierno para fortalecer a las fuerzas policiales, por ejemplo con el regalo navideño de 2 millones de euros en nuevos “bastones extensibles” de acero, o el dejar la prometida derogación de la Ley Mordaza en una reforma cosmética que sigue facilitando la labor impune de la policía.
Por otra parte, con este razonamiento que defiende la respuesta policial ante la problemática social pareciera que son los “delitos” los que provocan la pobreza y el conflicto social, y no al revés. Como explica el profesor de sociología Vitale:
"El enfoque policial de las ventanas rotas es, en su raíz, un intento profundamente conservador de descargar el peso de la responsabilidad por el deterioro de las condiciones de vida sobre los pobres mismos y de defender que la solución de todos los males sociales consiste en formas cada vez más agresivas, ofensivas y restrictivas de labor policial, que implican más detenciones, más acoso y básicamente más violencia".
En lugar de hablar de buscar las soluciones a los problemas reales de pobreza, precariedad, situaciones de calle y otros que vemos en nuestros barrios, acuden a la policía como hace Más Madrid. De hecho, como anunciaba Rita Maestre en twitter, se reunieron “con el jefe de policía municipal de la Unidad de Distrito Centro Sur, para conocer cuál es la situación y los recursos con los que disponen”.
Pero la respuesta pasa por explicar y atacar la raíz de esos mismos problemas con medidas sociales. Y, por cierto, con las movilizaciones y organización que la policía reprime para exigirlas. Hablemos de cerrar los CIEs y acabar con las redadas policiales, de luchar por una subida de los salarios que aumente el poder adquisitivo y no se quede por detrás de la inflación y contra la precariedad, de ayudas sociales de emergencia, de papeles para todos, de expropiación de las viviendas de la banca y de un parque social de viviendas, de final inmediato de todos los desahucios, de dejar de perseguir los espacios de autoorganización que por cierto dan más alternativas en estos barrios que la administración…
Alimentar el discurso de la inseguridad abre la puerta a la criminalización de los sectores más precarios y a respuestas policiales más contundentes y represivas, que es justo lo que pide la extrema derecha. Lo que necesitamos, aún más en momentos inflación que aumenta la pobreza de la mayoría trabajadora y social, es menos policía y más medidas sociales contundentes que salgan, entre otros sitios, de los presupuestos policiales, militares y de los impuestos a las grandes fortunas. Lo urgente no es fomentar los discursos securitarios, sino luchar contra los presupuestos militaristas que aumentan en miles de millones el dinero para más armamento y más guerrerismo. Pero esto, claro, es un idioma que en Mas Madrid no hablan. |
