Cada verano, algún tema de reggae se transforma en hit: hace unos años fue el “International Love” de Fidel Nadal, luego vino el “Tú sin mí” de Dread Mar I. En las playas suena Bob Marley y el reggae en general suele ser parte de la banda de sonido de momentos de esparcimiento. Existe un sentido común de que se trata de un ritmo agradable, tranquilo, “con onda”. Para “prenderse uno” y relajarse. Después de todo el reggae tiene algo de hippie, es todo “amor y paz” sazonado con el humo dulce de la ganjah, del “fasito”.
Hace un tiempo, quien escribe publicó un video en Facebook. Un amigo, que confesó desconocer el género, comentó que le parecía un muy lindo tema que le transmitía serenidad. La paradoja es que la temática abordada por “Youth of Eglington” de Black Uhuru (tema en cuestión) está bien lejos de la serenidad. Habla de la violencia y la marginalidad que sufre la juventud de algunos barrios de Jamaica o de Inglaterra donde hay fuerte inmigración afrocaribeña.
“Los jóvenes de Eglinton,
No bajan su Remington (revólver, NdeR).
Juventud de Brixton,
Tienen su Smith 45
Y una Wesson: pistolas, pistolas!
La juventud de Avenida Utica,
Ni siquiera pueden mantener la calma.
Tantas balas, algunos lisiados, algunos se vuelven tontos.
Son responsables de una gran cantidad de niños,
Y necesitan alimentos,
Y quieren ir a la escuela.”
Como se puede oír, un puñetazo en la cara desde los primeros versos: lejos del dicho turístico “Jamaica no problema”, para la juventud de los barrios bajos los problemas no son nada leves.
La industria discográfica fue paulatinamente borrando ese tipo de registros para estandarizar al reggae como un género simpático y “buena onda”, con la figura de un Bob Marley edulcorado como estandarte. Pero Marley, el de “One Love”, “Could you be loved” o “Is this Love?” y otras grandes canciones de amor, o el de la prédica pacifista producto de sus creencias religiosas (el rastafarismo) de temas como “Exodus” o “Jammin”, no es sólo eso. El desarrollo de sus ideas y creencias y de su carrera, tal vez lo depositaron en ese lugar. Sin embargo, en las primeras etapas de su carrera, ya como figura indiscutida del reggae (para no hablar de su rico pasado en el Ska y el Rocksteady) junto a los Wailers, donde era secundado por Peter Tosh y Bunny Wailer, las preocupaciones giraban en torno a problemas sociales, la lucha contra el racismo, la reivindicación de la raza negra, la rebelión de los desposeídos.
Ejemplo de esto es “Burnin´ and Lootin´” (“Quemando y saqueando”, tema que musicaliza la gran película francesa “El odio” que trata sobre revueltas de la población inmigrante.
“Quemando y saqueando esta noche;
(Digo, vamos a quemar y a saquear esta noche)
Quemando toda la contaminación esta noche;
(Una cosa más)
Quemando toda la contaminación esta noche;
(Oh, sí, sí)
Quemando toda la ilusión esta noche.”
En las producciones de los Wailers (luego Bob Marley and The Wailers) de fines de los ´60 y los primeros ´70, este tipo de temátcas están muy presentes. De hecho, el primer disco que es regrabado para adaptarlo a los oídos ingleses, a manos del productor Chris Blackwell, es “Catch a fire” (algo así como “Atajá el fuego”). La frase es parte del tema “Tratante de esclavos” (“Slave Driver”), que comienza así:
“Tratante de esclavos,
Tu mesa está servida.
Atajá el fuego,
Vas a ser quemado”
Y más adelante continúa:
“Cada vez que escucho el chasquido de un látigo,
Mi sangre corre fría.
Recuerdo que en el barco de esclavos,
Cómo nos embrutecían el alma.
Hoy se dice que somos libres,
Pero estamos encadenados a la pobreza.
¡Dios mío, creo que es el analfabetismo;
sólo una máquina que hace el dinero.
Capataz de esclavos, la mesa está puesta…”
La cuestión de las rebeliones de esclavos y la comparación con la situación de pobreza y marginalidad de la población afroamericana son el eje de varios temas de aquella etapa temprana.
Luego Bob Marley avanzaría en su carrera solista, Peter Tosh lanzaría la suya por otro lado y sus arengas a favor de la legalización de la marihuana (como derecho y expresión cultural, no para “prenderse uno para colgar”) lo colocarían en un lugar algo más radicalizado que su antiguo socio, al punto de ser considerado un artista de cierta peligrosidad para la CIA, entidad nefasta de la que se sospecha alguna injerencia en el asesinato de Peter Tosh en 1987. No está muy clara (al menos no para quien escribe) la autoría de la famosa “Get up, stand up” (“Levantate, parate”) pero el estilo de las líricas dan a pensar que la letra es de Peter Tosh.
“Predicador no me digas
Que el cielo esta bajo la tierra
Sé que tu no sabes
Lo que la vida de verdad vale
No todo lo que brilla es oro
La mitad de la historia nunca fue contada
¡Y ahora ves la luz, eh!
¡Defiende tus derechos, vamos!
Levantate, párate, defiende tus derechos!”
En esa frase, la canción cuestiona a la religión en la figura del predicador y llama a la lucha por los derechos contra la espera pasiva de una mejor vida en el cielo o el más allá (no está escrito pero es la idea que expresa).
En próximas notas abordaremos otros ejemplos, incluyendo al movimiento del reggae británico en el que las cuestiones sociales tienen un peso preponderante y muy ligado a la lucha de clases en algunos casos.
Desde La Izquierda Diario intentamos combatir las distorsiones del sentido común y rescatar las raíces combativas de algunas expresiones artísticas. En el caso del reggae, como podemos observar, no todo es “amor y paz”.