En una sala del Senado este jueves por la tarde Cristina Kirchner rompió el silencio luego del atentado contra su vida. Decidió hacerlo rodeada de curas villeros, de Opción por los Pobres y hermanas laicas y religiosas, ya que según expresó al tomar la palabra "siento que estoy viva gracias a Dios y a la Virgen" y por eso su agradecimiento era "rodeada de curas por los pobres, de curas villeros".
El Papa, los discursos de odio y la democracia
La vicepresidenta comentó que le "hubiera gustado estar el otro día en la Basílica de Luján, pero iba a haber mucha seguridad y no quería entorpecer con mi presencia lo que era un momento muy especial" y recordó las palabras que le dijera el Papa Francisco cuando la llamó luego del atentado: "los actos de odio y de violencia siempre son precedidos por palabras y verbos de violencia".
Luego aclaró que no quería hablar "de eso de ese día" sino que su intención era "hablar de mi país, de nuestro pueblo, de lo que ustedes ven y viven junto al pueblo; de la inflación, de los precios." Contó cómo previo al atentado estaba "feliz" por haberse reunido con la empresa YPF y Malasia Petronas para confirmar una inversión que permita la exportación de gas natural al país. Una confirmación de vocación extractivista.
"Lo más grave es haber roto un acuerdo social desde 1983", afirmó Cristina respecto del atentado. "Yo siento que la recuperación de la democracia no fue solamente que podamos volver a votar y elegir a las autoridades. Yo entiendo que recuperar la democracia fue recuperar la vida y la racionalidad, de que podamos discutir en la política".
La condena al atentado contra Cristina puso sobre la mesa las consecuencias que traen los discursos y políticas de los sectores de derecha y especialmente de ultraderecha. Rechazar ese ataque con métodos fascistas es fundamental para la clase trabajadora, porque el día de mañana serán los mismos que se usen contra las luchas y reclamos populares.
Sin embargo, también es cierto que es necesario reflexionar respecto de que esos discursos no actúan en el vacío, sino sobre la base de la bronca de amplios sectores con el régimen político, tras años de ajustes de gobiernos macristas y peronistas, deterioro de las condiciones de vida y beneficios a los sectores más poderosos. La vicepresidenta se tiró contra los "discursos de odio" que promueven los medios de comunicación y la derecha. Pero la realidad es que estos discursos actúan sobre un caldo de cultivo de empeoramiento de las condiciones de vida de amplios sectores, sumada a la bronca con los partidos tradicionales responsables de la situación, y aprovechan para fomentar el odio contra los pobres, la asistencia social, los reclamos de los trabajadores, y movimientos feministas y LGTBI, para darle una salida reaccionaria a la crisis económica.
Después de casi 40 años de la "vuelta a la democracia" la propia realidad muestra que con ella no "se come, se cura y se educa" como se había prometido. De hecho, viene significando que los sectores populares puedan votar cada dos años, pero sin decidir nada de lo que pasa, mientras que los mercados votan todos los días y las consecuencias quedan a la vista: de 4% de pobreza en 1983 el país paso a tener 40% en la actualidad.
Un acuerdo mínimo
La grave situación económica continúa empeorando, y Cristina confirmó una vez más cuál es su propuesta cuando afirmó que "esa pasión que todos tenemos por que la gente pueda volver a comer o vuelva a tener un trabajo no lo vamos a lograr únicamente hablando entre los que pensamos de una manera." Y a continuación recordó su reunión con Melconian en junio pasado como un paso, un ejemplo: "ver si al menos en economía podemos tener un acuerdo mínimo, porque todos hablan de la inflación, la inflación viene porque no tenemos moneda. Cuando fui a hablar con él [en referencia a Melconian] fue con esa intención, y sigo con la misma intención de siempre".
Melconian es uno de los tantos en la oposición que pide aplicar planes de ajustes durísimos. Incluso más duros del que ya viene aplicando el gobierno, ahora con Sergio Massa a la cabeza, mediante la inflación disparada, los salarios a la baja, recortes presupuestarios en salud, educación y los tarifazos a servicios de luz, gas y agua. La gira del ministro por Estados Unidos para buscar el apoyo del FMI en este plan de ajuste, junto a sus reuniones con empresas petroleras para profundizar el fracking, la reunión de Marc Stanley con Hugo Yasky de la CTA, es la política que viene mostrando el Frente de Todos a la cual ahora se suma a esta "reivindicación" de diálogo con los que presionan por continuar y profundizar el ajuste sobre los sectores populares.
Si este es el "diálogo" que propone, se entiende por qué la vicepresidenta no nombró en su discurso a la izquierda, a pesar de que fue el primer espacio político que condenó el atentado: es porque este espacio político jamás entrará en los pactos de ajuste que sostienen el Frente de Todos, el FMI y la oposición de derecha, sino que propone otro camino de salida a la crisis, favorable a los trabajadores y el pueblo pobre.
Antes de finalizar, la vicepresidenta habló del atentado contra el expresidente Hipólito Yrigoyen en diciembre de 1929 para mencionar el rol de los medios de comunicación ya en esa época, con el diario Crítica de Natalio Botana, y remarcar que seis meses después ocurriría el primer golpe de estado militar, en 1930.
"Recen por mí, lo necesito mucho" pidió para finalizar su discurso. La semana que viene serán los alegatos de su defensa en el juicio por la corrupción en el caso "Vialidad", lunes y martes será a cargo de su abogado Carlos Beraldi, y se espera que en la audiencia del viernes sea la propia vicepresidenta quien tome la palabra para realizar su defensa. |