Cuando Gladys, hermana de José Luis Cabezas, se enteró en abril de 2021 (por intermedio de este cronista) que Darío Amado iba a concursar por un alto cargo docente en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), le costó salir de su estupor. El mismo médico forense que había hecho la primera autopsia y “no vio” que, en vez de uno, había dos balazos en la cabeza de José Luis, ahora estaba a un paso de consagrarse como jerarca de Deontología Médica y Medicina Legal de la casa de altos estudios. Nada menos.
La familia Cabezas le hizo llegar inmediatamente su repudio a las autoridades de la UNLP. Otro tanto hizo la Asociación de Reporteros Gráficos de Argentina (Argra). A eso se sumó la repercusión de notas periodísticas (entre ellas de este medio) sobre el prontuario de Amado. Y el rechazo de buena parte de la comunidad educativa al “profesor”, acusado además por estudiantes de misógino, acosador, antiderechos y “facho”. La crisis abierta obligó al decanato, a cargo de Juan Basualdo Farjat, a suspender el concurso y pedirle a la Prosecretaría de Derechos Humanos de la facultad que analizara el caso y emitiera un dictamen sobre el asunto.
No era muy difícil determinar las limitaciones del perito para ganar un cargo de tamaño prestigio académico. Pero hay que aclarar que Amado es desde hace muchos años profesor de la UNLP, precisamente en la cátedra de Medicina Legal. El tema es que al salir a la luz el posible concurso, su pasado deshonroso no hizo más que jugarle una mala pasada a la gestión de Basualdo Farjat, que tuvo que recular. Y al hacerlo en chancletas, tardó más de lo previsto en definirse.
Pasó más de un año. Finalmente el 15 de julio pasado Jerónimo Guerrero Iraola, el prosecretario de Derechos Humanos, le entregó al decano un informe sobre el expediente interno 0800-002049/19-00, en el que se analiza el caso y se sugieren soluciones. El texto es lapidario. Entre sus párrafos más destacados está el reconocimiento de que Amado cumplió un rol en extremo repudiable en el caso Cabezas.
“Dicha autopsia arrojó irregularidades que, en primer término y tal como surge del análisis del curso de la investigación, desviaron la atención, y redundaron en que inicialmente se avance sobre la denominada banda de los “pepitos”. Las mencionadas acciones periciales, fueron reconocidas incluso por el Dr. Amado”, dice el informe. Y agrega que una nueva autopsia “arrojó como resultado la certidumbre de que el cuerpo de José Luis Cabezas presentaba rastros de golpes, y señales indubitables de haber recibido dos disparos en la cabeza (a diferencia del único disparo que fue puntualizado por el Dr. Amado)”.
La Prosecretaría le “aconsejó” a las autoridades que dejaran sin efecto el concurso, ya que la posibilidad de que Amado lo ganara lógicamente generaría un problema mucho mayor a nivel institucional. Es que estarían premiando a un sujeto reñido con “la promoción y protección de los derechos humanos”. Sin más opciones, el Consejo Directivo de la Facultad de Medicina resolvió por unanimidad dejar sin efecto el concurso.
Las calumnias e injurias que no pudieron ser
A mediados de 2021, con el concurso suspendido, Amado hizo una jugada “audaz”, tal vez convencido de que contaría con la complicidad de sus amigos de la gestión de la Facultad. Junto a sus abogados Juan Pesquera y Christian Romano (expertos en defender criminales de la talla del exjuez César Melazo o el excomisario Luis Ponce del caso Andrés Núñez), denunciaron a la médica forense y perita Virginia Créimer, quien debía competir con el “profesor” por el cargo en la cátedra de Deontología Médica y Medicina Legal.
Créimer, vale recordar, cumplió un rol destacado en causas muy sensibles como las de Luciano Arruga, Damián Duffau, Facundo Astudillo Castro, Carlos Orellano, Franco Isorni, María de los Ángeles Paris, Franco Casco, Alejandro Martínez y tantos otros.
“Calumnias” e “injurias” decía el escrito presentado ante el Juzgado en lo Correccional 4 de La Plata, a cargo de Claudia Greco, con el que Amado buscó “escarmentar” a Créimer por haber difundido en sus redes sociales los artículos periodísticos con su prontuario y con las declaraciones de la familia de José Luis Cabezas. La médica y docente universitaria rechazó de plano las acusaciones, basándose en frondosa jurisprudencia sobre libertad de expresión ante hechos y personas que revisten un interés público. Y vaya si el caso lo era.
En las últimas horas las expectativas de Amado, nuevamente, se vieron truncadas. La jueza Claudia Greco acaba de resolver el sobreseimiento de Virginia Créimer, dándole la razón a la querellada respecto a lo insostenible de las acusaciones en su contra. “Tratándose de una cuestión que eminentemente encierra un interés público y que se encuentran en juego tanto la obligación de respetar los derechos como así también la libertad de pensamiento y de expresión”, dice la magistrada en su escrito, “corresponde rechazar la acción intentada” por el querellante.
Así, al fracaso del “profesor” por intentar alcanzar la cima de una cátedra tan relevante como la de Medicina Legal se suma su fracaso por intentar golpear institucionalmente a su competidora y, a esta altura, candidata natural a ocupar ese puesto. Aunque, vale decirlo, el mayor de sus fracasos se dio hace 25 años, cuando la familia Cabezas logró desenmascararlo y frustró su maniobra de salvataje de los asesinos de la Policía Bonaerense.
No hay que olvidar un último dato. En junio de este año, el médico policial de apellido paradójico también denunció a la perita defensora de los derechos humanos, con los mismos argumentos, ante el Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires, la propia Facultad y el Rectorado de la UNLP. Aún esas instituciones no se expidieron al respecto. Desde el entorno de Créimer entienden que cuanto antes deberían rechazar esos ataques de Amado, ya que de no hacerlo estarían perpetuando “una situación de violencia laboral inadmisible”. |